La vida exagerada de Martín Romaña, de Alfredo Bryce Echenique: la revolución posmoderna

Portada de La vida exagerada de Martín Romaña

Resulta indiscutible que la narrativa hispanoamericana ha alumbrado multitud de voces que brillan tanto por su originalidad como por la peculiaridad del mensaje que pretenden transmitir. Utilizando códigos completamente diferentes a los de la literatura occidental son muchos los autores hispanoamericanos que han ofrecido al mundo novelas destinadas a quedarse, lecturas imprescindibles. Creo que no es exagerado (valga la redundancia) decir que La vida exagerada de Martín Romaña, de Alfredo Bryce Echenique, es uno de esos libros. Publicada en año 1981, con posterioridad a  la llamada generación del boom latinoamericano, esta obra podría catalogarse dentro del posmodernismo. Esta novela es la primera parte de un díptico que se titula Cuadernos de navegación en un sillón Voltaire, y que lo completa la obra titulada El hombre que hablaba de Octavia de Cádiz. Sin menospreciar en absoluto la calidad literaria de la segunda parte, creo que La vida exagerada de Martín Romaña es netamente superior.

Tal vez por un deseo de romper con la generación del boom, Bryce Echenique utiliza un tono humorístico que aporta enorme frescura a esta novela. No hay un solo capítulo de La vida exagerada de Martín Romaña en el que Bryce Echenique no nos arranque una sonrisa, cuando no una carcajada, llegando a reírse de todo, incluso de las cosas más serias, y empleando para ello un humor fino y sutil.

En la novela hay algunos saltos atrás en el tiempo en los que se hace un repaso de la vida del personaje, desde su infancia y adolescencia, criado en una familia de clase media-alta, hasta que consigue la beca para marcharse a París. El autor lleva el humor en esta obra hasta la más pura hipérbole (como indica el propio título), utilizando la exageración como una manera de ofrecer la realidad sin necesidad de profundizar en ella, pero sin duda con un resultado más efectivo que si hubiese empleado una descripción al uso.

La novela, pese a no tener un largo recorrido, ya se ha convertido en un clásico moderno, y principalmente, lo ha conseguido por dos razones. La primera, por tener un estilo narrativo muy personal y original, plagado de toques de humor y de elementos que cortan por completo el hilo narrativo, creando sorpresa y admiración en el lector a partes iguales; la segunda, por el mensaje que trata, así como por la sátira y la crítica que tiene de trasfondo.

La historia narra la vida de Martín Romaña, un joven limeño (en algunos aspectos, parece un trasunto del propio Bryce Echenique) que viaja a París para estudiar en la Sorbona y convertirse en un escritor, queriendo imitar así el ejemplo de Hemingway, y esperando encontrar en esa maravillosa ciudad las fuentes de inspiración que tuvieron escritores como el propio Hemingway, Henry Miller o Scott Fitzgerald, entre muchos otros. La acción está ambientada en los años de la década de los años 60, en un clima revolucionario que culmina con la mítica revolución estudiantil de mayo del 68.

Lo que se encuentra Martín Romaña al llegar a París no es ese ambiente idílico y ampliamente encumbrado por las historias y narraciones de los periodistas, las obras de los escritores y las palabras de reminiscencia de algún político. Lo que se encuentra el protagonista en París es lo mismo que podía haber visto en cualquier otra parte, solo que dibujado con un camuflaje de elegancia, de profundidad y de seriedad.  Las dificultades que tiene Martín Romaña con el choque de culturas para adaptarse  al modo de vida parisino aumentan con la llegada de su novia Inés, que viaja desde Lima para estar  con él. Inés desencadena una de las primeras experiencias esperpénticas para el joven Martín Romaña, pues asiste atónito a la transformación de su novia, que pasa de ser un católica casta practicante a una revolucionaria seducida por el marxismo-leninismo y defensora a ultranza del amor libre. De hecho, es ella la que le presenta a su novio Martín a los integrantes de un grupo marxista que, entre otras lindezas, al saber que él es un escritor, le impelen a escribir una novela social y comprometida, y como posible tema le proponen (o mejor dicho le imponen) que trate la temática de los sindicatos pesqueros en el Perú. Cada semana, Martín Romaña deberá dar cuenta de la evolución de esta novela a los miembros del grupo marxista, lo que genera interminables e hilarantes discusiones filosófico-políticas sobre la necesidad de la revolución que el aspirante a escritor no entiende y que solo logran confundirle. Sin embargo, pese a que el grupo no genera ninguna simpatía en Martín y odia la novela que están obligándole a escribir, resiste estoicamente aquellas sesiones por el amor que siente por Inés. Mientras Inés se sumerge de cabeza en el mundo de la revolución marxista, Martín conoce a una variopinta galería de personajes que enriquecen la novela y la llenan de momentos divertidos, tiernos, e hilarantes en los que, cada cual a su modo transmiten a Martín sus respectivos desencantos e inquietudes, en muy diferentes tipos de ambientes.

Martín Romaña acaba comprendiendo que la revolución que los amigos de Inés proclaman se trata de una falsa revolución que no es sino una cortina de humo para tapar la hipocresía que domina en todas partes y que el autor satiriza y descuartiza sin apenas mirar atrás. Eso sí, utilizando el humor como su forma particular de pedir perdón, para salvar a los personajes y ofrecerles la posibilidad de arrepentimiento en un futuro. Las diferencias entre Martín e Inés van acentuándose hasta tal punto que, en un momento de la noveal, se produce la ruptura, y dicha ruptura llega en la emblemática fecha de mayo del 68. La separación produce en Martín toda serie de trastornos físicos y psicológicos por los que llega a enfermar de depresión neurótica, de hemorroides y tiene una complicación intestinal que lo conduce al proctólogo, una especialidad médica que Martín desconoce y que le explican de una forma diáfana: el proctólogo es el médico del culo, le explica un amigo. Cuando por fin sana, tras un calvario de tratamiento, Martín descubre que Inés ha abandonado París y ha regresado a Lima, decepcionada de la izquierda revolucionaria. Martín todavía alberga una cierta esperanza por recuperarla pero entonces descubre que Inés se ha casado con un rico inversor brasileño, y que incluso ha tenido con él los hijos que sus «tareas revolucionarias» le impidieron tener con Martín.

La obra nos habla acerca de la persecución de ideales más propios de la imaginación o de la divinidad que de los seres humanos, atados como están a la apariencia, la finitud y la falsedad. Y el protagonista, albergando todavía cierta dulzura o esperanza infantil, comprueba, horrorizado, su paso a la edad adulta, la comprensión de que tal perfección no puede darse. No importa que hable de lo político. Tampoco en la vida tal perfección podría alcanzarse. En conclusión, esta obra es una de las más particulares que ha aflorado de la narrativa hispanoamericana. Una extraña simbiosis entre el humor y la profundidad intelectual que, amparada bajo la capa protectora de un estilo personalista y original, consigue ofrecernos una de esas raras obras que tan difíciles resultan de encontrar.

La vida exagerada de Martín Romaña. Alfredo Bryce Echenique. Plaza y Janés.

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Acerca de Jaime Molina

Licenciado en Informática por la Universidad de Granada. Autor de las novelas cortas El pianista acompañante (2009, premio Rei en Jaume) y El fantasma de John Wayne (2011, premio Castillo- Puche) y las novelas Lejos del cielo (2011, premio Blasco Ibáñez), Una casa respetable (2013, premio Juan Valera), La Fundación 2.1 (2014), Días para morir en el paraíso (2016) y Camino sin señalizar (2022).

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