Bilenio. J. G. Ballard: en busca del espacio interior

bilenio-j-g-ballardAunque a J. G. Ballard suele asociárselo con la ciencia-ficción, este autor británico abarcó muchos más géneros, no siempre ligados a esa temática. Cuentista, novelista, ensayista y articulista, a muchos seguro que les sonará más familiar si lo identificamos como el autor de las novelas El imperio del sol o Crash que como el popular autor de relatos de ciencia-ficción que también fue. Ballard no es un escritor fácil de catalogar, tal vez porque quizá él mismo huyó siempre de las etiquetas y las clasificaciones. Como ejemplo, basta con citar algunas de sus ideas acerca de la narrativa de ciencia-ficción, que son una auténtica declaración de guerra: según Ballard, el futuro era una materia aburrida en la que no merecía la pena pensar; tampoco le atraía concebir historias basadas en planetas lejanos y misteriosos, puesto que, para él, ya había suficiente misterio en la Tierra; para Ballard, hablar del espacio exterior era algo absurdo, pues, en su opinión, resultaba mucho más provechoso explorar lo que denominaba el “espacio interior”, una idea que desarrolló en su ensayo ¿Por dónde se va al espacio interior? en donde exponía sus peculiares concepciones de lo que debía aspirar a ser la narrativa de ciencia ficción. En ese sentido, el conjunto de relatos incluido en Bilenio, siguen esa línea maestra trazada por su autor. En este libro no nos encontramos civilizaciones extraterrestres, ni se persigue una búsqueda implacable de vida en el exterior de la Tierra. Todas las historias están protagonizadas por personas reales, humanas, con patrones de conducta reconocibles, pero extrapolados a un contexto futuro que, eso sí, tal vez al autor se le quedó un poco corto por lo que el título de esta obra sugiere (Bilenio=año 2000). El estilo narrativo es más bien sobrio, incluso, en ocasiones, distante, produciendo a veces la sensación de que, más que narrar una historia, Ballard está diseccionando a sus personajes en un laboratorio, con la perspectiva fría de un científico y, a veces, como si se tratase de un estudio sociológico. Los relatos que componen este libro son:

 Bilenio: es precisamente el título del relato que abre este libro, en el que se aborda la problemática de la superpoblación. El autor imagina una Tierra habitada por 20 mil millones de seres humanos, en donde uno de los principales problemas es encontrar un espacio habitable donde poder dormir. Los cubículos que los protagonistas ocupan son sucesivamente divididos para ser aprovechados por más y más personas, incrementándose el precio de la superficie hasta unos límites prohibitivos.

Cronópolis: narra la historia de un lugar en donde está prohibido medir el tiempo, por lo que no existen relojes, y su uso clandestino se considera como algo delictivo. El protagonista del relato es un niño londinense que se encuentra un reloj y decide aprender a usarlo a escondidas. Sin embargo, su maestro de escuela lo descubre, y lo lleva entonces a conocer el centro de Londres, donde se desvela el secreto de por qué el tiempo está prohibido: un mundo regido por el control del tiempo acaba convirtiéndose en un mundo que favorece la explotación y de la desigualdad de clases, y en donde el reloj puede utilizarse como un instrumento de poder.

Ciudad de concentración: aquí Ballard vuelve al tema de la superpoblación, siendo el protagonista real del relato la ciudad, una ciudad desmesurada plagada de rascacielos y de sectores que parecen infinitos en los que el precio de la vivienda es nuevamente un problema. El protagonista inventa una máquina voladora, y para poder probarla busca un espacio, pero el problema radica en que la ciudad donde habita no parece tener límites y cada metro cuadrado de superficie está construido con enormes rascacielos que lo ocupan todo, lo que le imposibilita usar su invento. La búsqueda infatigable de ese espacio libre, sin ocupar, es la obsesión que rige al personaje de esta historia.

Los locos: si en Cronópolis Ballard nos describe un mundo en el que los relojes están proscritos, en este relato vuelve al tema de las prohibiciones. En esta ocasión, lo que resulta ilegal es practicar cualquier profesión relacionada con la salud mental. Los psicólogos, psiquiatras y psicoanalistas están, pues, vetados y, de hecho, el protagonista de esta historia es un psiquiatra que, en base a esta prohibición, ha pasado una temporada en la cárcel por incumplir esa norma y, tras lo cual, temeroso de volver a ser castigado, se abstiene de tratar a una mujer joven que acude en su ayuda y que, tras rechazarla, acaba suicidándose. Algún tiempo después, su conciencia le empuja a intentar sanar la neurosis de un abogado adicto a las drogas, y aunque aparentemente lo consigue, los resultados finales de su tratamiento son inesperados.

Móvil: se trata de un cuento de temática más fantástica que me hizo recordar ligeramente el universo descrito en algunos relatos de Lovecraft. Un hombre compra una estatua muy peculiar, de una naturaleza que resulta ser perturbadora, pues al poco tiempo de colocarla en su jardín, el dueño de la obra descubre con perplejidad que aquella estatua se mueve y crece sin cesar. Desde mi punto de vista, este es el mejor relato de todo el libro.

Ahora: Cero: alucinante relato en el que el protagonista, narrador en primera persona, descubre que posee la macabra habilidad de matar a personas con sólo desearlo. Me llamó la atención este relato porque me recordó a una historia de anime japonés que en una ocasión me contó mi hija y cuyo título era Death Note. El final del relato tiene algo de cortazariano y el análisis que Ballard hace de este personaje que descubre con perplejidad su terrible don es sencillamente extraordinario.

El asesino bondadoso: es, para mi gusto, el relato más flojo del conjunto. Nos narra la historia de un profesor de física que viaja en el tiempo con el objeto de cambiar el curso de la historia, para lo que trae consigo un rifle, y alquila una habitación de un hotel desde la que podrá ver la coronación del nuevo rey de Inglaterra.

El jardín del tiempo: este relato me hizo recordar ligeramente a un relato de Nathaniel Hawthorne, La hija de Rapaccini, aunque no tienen demasiado en común, a excepción del elemento del jardín que está presente en ambos relatos. Se trata de un relato de fantasía en donde una pareja trata de contener el ataque de una multitud enardecida que está rodeando el lugar en el que viven con objeto de tomarlo y destruirlo. La pareja de amantes hacen uso de las propiedades mágicas de las flores de su jardín para tratar de defenderse, agotando paulatinamente sus recursos defensivos y, en cierta medida, asumiendo que el fin de sus vidas está cercano. Mientras esperan con esta suerte de resignación su destino, contemplan la belleza del jardín que habitan, lleno de flores exóticas y extrañas que poco a poco se van consumiendo, al tiempo que la chusma invasora se acerca implacable.

En definitiva, un libro de relatos bastante interesantes que oscilan entre la narrativa fantástica y de ciencia-ficción. A mi juicio, merece la pena adentrarse en esa peculiar visión del mundo que Ballard nos propone, así que les animo a que lean este libro y se asomen al espacio interior en el que quizás sean capaces de hallar alguna sorpresa.

Bilenio. J. G. Ballard. Minotauro

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Acerca de Jaime Molina

Licenciado en Informática por la Universidad de Granada. Autor de las novelas cortas El pianista acompañante (2009, premio Rei en Jaume) y El fantasma de John Wayne (2011, premio Castillo- Puche) y las novelas Lejos del cielo (2011, premio Blasco Ibáñez), Una casa respetable (2013, premio Juan Valera), La Fundación 2.1 (2014), Días para morir en el paraíso (2016) y Camino sin señalizar (2022).

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