La ola que viene, de Mustafa Suleyman: contener lo incontenible

Portada de La ola que viene, de Mustafa Suleyman

En La ola que viene, Mustafa Suleyman, cofundador de DeepMind y figura clave en el desarrollo contemporáneo de la inteligencia artificial, no se conforma con escribir un libro sobre el futuro: escribe, en realidad, sobre un presente al que aún no nos hemos atrevido a mirar de frente. El subtítulo, “Tecnología, poder y el gran dilema del siglo XXI”, da una pista clara sobre el alcance de su propuesta: esto no va solo de máquinas más listas, sino del rediseño completo del orden mundial.

Lejos de la especulación futurista o del optimismo ingenuo que suele acompañar los discursos tecnológicos, Suleyman adopta un tono sobrio, casi alarmista, que sitúa su libro en un lugar incómodo pero necesario: el de una advertencia. Para él, la llamada “ola” no es una metáfora decorativa, sino un fenómeno físico y social: una fuerza inmensa y en marcha (la confluencia de la inteligencia artificial, la biología sintética, la computación cuántica y otras tecnologías exponenciales) que amenaza con arrasar buena parte de nuestras estructuras sociales, económicas y políticas si no se gestiona con inteligencia colectiva.

Lo más destacable del libro no es tanto su diagnóstico (otros autores como Yuval Noah Harari, Nick Bostrom o Shoshana Zuboff han planteado también el vértigo del momento actual), sino la precisión con la que Suleyman disecciona las causas profundas del problema. La velocidad del desarrollo tecnológico, la asimetría de sus impactos, la falta de mecanismos de contención y la carrera geopolítica entre grandes potencias (especialmente EE. UU. y China) configuran un escenario donde las decisiones de unos pocos actores pueden afectar por completo el destino de la humanidad.

Una de sus ideas centrales es el “problema de la contención”: la dificultad de frenar o modular tecnologías que tienen aplicaciones militares, médicas, económicas y sociales, cuyo avance es impulsado por intereses cruzados y a menudo contradictorios. La analogía que traza con la historia del armamento nuclear no es gratuita: así como la fisión atómica transformó el equilibrio del siglo XX, la IA y la bioingeniería prometen alterar las reglas del siglo XXI, pero con un alcance aún más amplio y una velocidad mucho mayor.

Suleyman no cae en el catastrofismo, aunque bordea esa frontera en más de una ocasión. Tampoco es un tecnófobo. De hecho, su trayectoria dentro de la industria lo avala como alguien que conoce por dentro tanto los entusiasmos como las zonas grises del sector. Por eso su libro oscila entre la fascinación y la preocupación, entre el manifiesto político y la meditación ética. Sabe que la inteligencia artificial puede curar enfermedades, aumentar la productividad o combatir el cambio climático. Pero también sabe que puede reforzar el autoritarismo, aumentar la desigualdad o escaparse del control humano.

La virtud del libro está en su claridad: está escrito para ser comprendido por cualquier lector medianamente informado, y evita caer en jerga técnica o en el hermetismo académico. La exposición es directa, estructurada, con ejemplos bien escogidos y una conciencia narrativa que no es habitual en el ensayo tecnológico. Suleyman escribe con la urgencia de quien quiere convencer, más que demostrar.

Sin embargo, La ola que viene también tiene límites. A pesar de su tono ético y político, el libro no termina de ofrecer soluciones prácticas más allá del clásico llamado a una regulación global, a una cooperación internacional que, en el mundo real, se vuelve cada vez más esquiva. La idea de un “nuevo contrato social tecnológico” resulta atractiva, pero vaga. Falta concreción sobre cómo y con qué herramientas legales, políticas o culturales lograr ese control que tanto urge.

También podría criticarse su visión excesivamente centrada en el eje anglosajón y chino, con escasa mención a otras regiones del mundo que también serán atravesadas por esta transformación, pero desde posiciones muy diferentes en cuanto a poder, acceso y vulnerabilidad. En ese sentido, el riesgo de que el libro se lea más como advertencia entre élites tecnológicas que como guía para un debate verdaderamente plural es real.

Pese a estas objeciones, La ola que viene cumple con creces su objetivo: no permitirnos mirar hacia otro lado. Suleyman escribe con la convicción de que estamos a las puertas de una nueva era y que el momento para actuar es ahora. Su voz no es la del profeta, sino la del ingeniero que ha visto cómo se construyen las nuevas herramientas del poder y decide alzar la voz antes de que sea demasiado tarde.

Una lectura urgente, inquietante y lúcida que debería formar parte de cualquier conversación seria sobre el futuro. Porque lo que viene, según Suleyman, ya no es ciencia ficción: es la nueva política. Y está ocurriendo más rápido de lo que imaginamos.

La ola que viene. Mustafa Suleyman. Debate.

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Acerca de Jaime Molina

Licenciado en Informática por la Universidad de Granada. Autor de las novelas cortas El pianista acompañante (2009, premio Rei en Jaume) y El fantasma de John Wayne (2011, premio Castillo- Puche) y las novelas Lejos del cielo (2011, premio Blasco Ibáñez), Una casa respetable (2013, premio Juan Valera), La Fundación 2.1 (2014), Días para morir en el paraíso (2016), Camino sin señalizar (2022) y El sicario del Sacromonte (2024).

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