10 novelas fundamentales en la obra de Henry James

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La obra de Henry James destaca por su extensión y variedad, siempre en busca de un estilo propio que dotara a la novela la categoría de obra de arte. Ello supuso un paulatino refinamiento en las formas, una sutileza en el tratamiento de los personajes y las situaciones que derivó en narraciones de una gran complejidad técnica y argumental, hasta el punto de ser considerado uno de esos autores difíciles al que los lectores se acercan con un cierto reparo no exento de desconfianza.

No obstante, la trayectoria novelística de Henry James trascurrió por diferentes etapas y abordó muy diversos temas sin detrimento de su innegable maestría, que si bien fue asentándose con los años, en ningún momento abandonó una calidad literaria cada día más reconocida por la crítica y los lectores, aun a 100 años de su muerte.

Por ello, de su producción hemos extraído para nuestros lectores 10 novelas que creemos las más significativas para entender el desarrollo de su obra y que podrían estar perfectamente entre sus 10 mejores novelas.

01.01roderick1. Roderick Hudson (1875)

El personaje que da título a la novela es un artista dotado de unas brillantes aptitudes para la escultura. En su Nueva Inglaterra natal es descubierto por un amigo y mecenas, Rowland Millet, que lo lleva a Roma para que se introduzca de lleno en el mundo del arte. Después de un comienzo fulgurante, su carrera se va desmoronando conforme se estrecha su relación con la encantadora Christina Light, personaje tan lleno de matices que años después protagonizará otra gran novela del artista, La Princesa Casamassima.

Tras esculpir un busto de Christina, momento de su mayor éxito artístico, en un cierto baile, Roderick trata de ser disuadido de sus intenciones con la joven por un misterioso Cavaliere, amigo y acompañante de ésta y de su madre; y en el propio baile, Mallet menciona como de pasada que el escultor está comprometido con Mary Garland, que lo espera allá en Nueva Inglaterra. Los acontecimientos se complican con la llegada de su madre y la propia Mary Garland a Roma y las relaciones no del todo claras de Christina con el Príncipe Casamassima.

Si bien el tratamiento de las situaciones está aún lejos de la complejidad a la que llegará James en sus novelas más logradas, ésta es, según sus propias palabras “mi primer intento de hacer una obra de ficción larga con un asunto “complicado” y recuerdo el sentimiento de exaltación con el que mi idea, tal como era, me permitió finalmente hacerme a la mar”.

En esta obra ya aparece el artista como un hombre exclusivamente comprometido con su obra, tal como se vería siempre Henry James, admirador a su vez de la belleza de Italia, y como contrapartida, se opone el juicio crítico del mecenas Millet para quien las pasiones del artista no deben llevarlo más allá de una vida tranquila, juicio que, paradójicamente, también tomó como suyo el escritor, convirtiéndose a la postre en un auténtico observador de la vida.

01.02.Washington copia2. Washington Square (1880)

Magistral retrato psicológico de una solterona abrumada entre una problemática relación con un padre dominante y la oportunidad sentimental que le ofrece un joven agraciado, incierto en sus pretensiones puesto que parece más pendiente de la fortuna paterna que de la opaca mujer a la que dice amar.

Catherine Sloper es la opaca hija de un padre inteligente quien nunca la ha perdonado por no haber alcanzado el brillo y la belleza de su madre muerta. Es un médico exitoso que vive junto a su hermana, la viuda Penniman y su única hija. Ésta, a pesar de poseer una fortuna modesta dejada en herencia por su madre y expectativas mayores por el padre, no ha atraído pretendientes. Por fin, a través de su tía, conoce a Morris Townsend, de quien su padre desconfía y más tarde descubre que es un holgazán. Cuando el Dr. Sloper rehúsa aceptar el matrimonio, Catherine permanece fiel a Morris, pero se ve obligada a aceptar pasar 6 meses en Europa en una maniobra del padre por alejarla de su sospechoso pretendiente, cosa que está lejos de lograr.

Graham Greene dijo de ella que quizá era la única novela en la que un hombre había conseguido invadir el campo femenino produciendo una obra comparable a las de Jane Austen. La historia avanza deliberadamente de un modo pausado con un agudo análisis de las costumbres sociales de la época y su clase social que el autor resuelve volcando una fuerte capacidad dramática en la orgullosa firmeza de la joven protagonista ante las presiones de que es objeto tanto por el lado paternal como por parte de la atractiva capacidad de convicción de su pretendiente.

Novela perfecta para iniciarse en la lectura de Henry James, es un relato distinguido y elegante, con un tratamiento realista y agudo de las relaciones humanas y una perspicaz manera de evitar situaciones amaneradas o convencionales, tan en uso en la época en que fue escrita.

 

01.03.retrato3. El retrato de una dama (1881)

Isabel Archer, una joven norteamericana inteligente y presuntuosa, viaja a Europa para “afrontar su destino”. En Estados Unidos ha rechazado a un noble inglés, con propiedades, posición y un afecto sincera por ella, dispuesta a no ceder su libertad por una visión de la felicidad que no comparte. A su llegada a Europa, vuelve a rechazar a otro pretendiente, un enérgico joven compatriota que la ha seguido hasta Europa en contra de sus deseos. Un tercer candidato, su primo Ralph, que no declara su amor a Isabel a causa de su mala salud, rehúsa su casamiento con Isabel, propuesto por su padre, pero consigue que ella reciba una fortuna a la muerte de éste. Finalmente, y movida por sentimientos en principio confusos, acepta en matrimonio a un norteamericano con escaso talento para triunfar en el arte, demasiado poco dinero como para llevar felizmente una vida ociosa y una pequeña hija, Pansy, educada en un convento.

Tras una serie de acontecimientos en los que la propia Isabel se ve reflejada a través de las maniobras de unos y de otros para casar a la sufrida Pansy, le es revelada una verdad que pone en tela de juicio su pretendida independencia: su casamiento con Osmond fue planeado para enriquecer a su hija. A pesar de ello, la sensata Isabel mantiene su relación de forma seria y permanente: “Hay que aceptar los propios actos. Me casé con él a la vista de todo el mundo; era perfectamente libre; fue imposible hacer algo de forma más deliberada”, una afirmación muy característica de James al dejar incierto si este principio, aparentemente sólido, se aplica a todas las circunstancias, y en particular a Isabel.

Considerada como la primera gran obra de madurez de James, desde una perspectiva omniscente James ofrece un retrato total de Isabel Archer a través de un hábil manejo de las situaciones, una estructura sólidamente trabada y de líneas simples, unos personajes bien trazados y una armonía en la composición que añade a un soterrado misterio, un análisis muy fino de las motivaciones y los sentimientos. Como el propio James escribió: “Nunca se dice la totalidad de cualquier cosa; hay que tomar sólo lo que forma un grupo. Lo que he hecho para cada grupo posee tal unidad: está completo en sí mismo”.

 

01.04.bostonianas4. Las bostonianas (1886)

Olive Chancellor, “tan solterona como Shelley fue poeta lírico o como el mes de agosto es sofocante” ha asumido la nueva causa de los derechos de la mujer en Estados Unidos. Deslumbrada por el inspirado verbo de la joven Verena Tarrant, la convierte en portavoz de su doctrina. La joven, agradecida, vive y viaja con Olive y lucha duramente por permanecer leal a ella, a pesar del carácter posesivo de su mentora y de ser pretendida por un veterano confederado de Mississippi, Basil Ramsom.

La bostoniana Olive Chancellor es presentada como una mujer en buena posición económica y con buenas intenciones. Según Ramsom, produce “una sensación incómoda: la sensación de que uno nunca podía estar a salvo con una persona que encaraba las cosas con tanta seriedad”. Es una dama distinguida pero “una mujer sin risa” con un marcado afecto dominante.

Tanto Verena como Ramson son tratados de una forma irónica por James, ya que si bien la joven muestra ciertas ridículas (para su tiempo) pretensiones del movimiento feminista, Ramson descubre el lado más ridículo de la oposición. A su vez, la misma Verena parece incapaz de ser independiente, siéndonos presentada como una elocuente muñeca que pasa de mostrar junto a Ramdom una cierta chispa de vigor intelectual a dejar su destino en manos del a veces tiránico temperamento de Olive.

Como en tantos relatos, James deja al lector la facultad de distinguir entre la insensatez y la sabiduría, la inocencia y el prejuicio, y encontrar, si es posible, el sentido común.

Para este terreno intermedio crea un personaje secundario fascinante, la anciana Birdseye, no involucrada directamente en la acción, cuya pasada conducta, casi ascética, a veces incongruente y otras elevada, sirve de ejemplo catalizador en el relato.

La precisión, la sutileza y el juego de matices en las relaciones entre psicologías femeninas y su diferenciación frente a las actitudes masculinas, enmarcadas en uno de las primeras novelas que aborda un tema tan novedoso como candente en su época como es el movimiento sufragista, permite a Henry James manejar ese juego narrativo en el que alcanzaría cotas magistrales: la verdadera acción es subterránea, puesto que la acción aparente sólo es un escenario en segundo término, donde se desarrolla el verdadero conflicto, nunca explícito.

01.05.tesoros5. El expolio de Poynton (1896)

Ejemplo de la genial capacidad de James para convertir una pequeña anécdota casi sin importancia, contada por una amiga al propio escritor en pocas palabras, en una obra compleja y extraordinaria.

Superficialmente, se trata de una disputa familiar en torno a unas propiedades. Poynton es la casa familiar de la señora Gereth, una viuda que junto a su marido logró dotar al lugar de una refinada calidad artística intensa y personal. Su único hijo, Owen, que tiene en poco aprecio los distinguidos enseres familiares, piensa casarse con Mona, una joven que contempla a Poynton tan solo como su futuro hogar familiar, por lo que se sobreentiende que la viuda saldrá de la casa con “lo que necesite”. Y lo que necesita es de tal calibre que deja vacío el antiguo feudo familiar.

La señora Gereth disfruta de la compañía de Fleda Vetch, una joven de gusto exquisito pero de poca fortuna. Será ella la intermediaria entre madre e hijo, puesto que no se hablan entre ellos. De esta suerte, nace una fuerte atracción entre los dos jóvenes, pero Owen está comprometido con Mona, lo que provoca uno de esos conflictos tan del gusto de Henry James, y cuyas consecuencias son a menudo imprevisibles y en cualquier caso complejas. No se trata de un vulgar triángulo amoroso, sino de una relación en la que prevalecen los principios de una mujer, Fleda, en su escrupulosa negativa a aprovecharse de su enamorado Owen y en su capacidad de conservar el respeto de la poco sensible señora Gereth. Lo que Fleda –y Owen- perdió aparece en una de las escenas más convincentes de amor que escribiera James.

La calidad dramática de la novela, asentada en unas situaciones donde los personajes despliegan todo un surtido de sentimientos, desde la terquedad de la viuda a la honestidad de la joven Fleda enfrentada a la confusión entre amorosa y social del desdichado Owen, muestra al frustrado autor teatral que fue Henry James, cuya primera concepción de esta historia fue una obra dramática en tres actos que se evidencia afortunadamente en una novela donde las secuencias -o actos– se adaptan al argumento con innegable talento.

01.06.maisie6. Lo que Maisie sabía (1897)

En mi opinión, es la primera novela del siglo XX aun habiendo sido escrita en 1897, puesto que utiliza por vez primera un recurso narrativo posteriormente explotado hasta la saciedad: el punto de vista, no sólo como forma de narrar una historia, sino como eje básico e imprescindible del argumento.

Maisie es hija de Beale e Ida Farange, cuyo divorcio se produce al comenzar el relato. Puesto que Maisie vive una parte del tiempo con cada progenitor, está acostumbrada a ver cómo cada uno insulta al otro, muchas veces por mediación de su propia hija. Con el tiempo, Beale se casa con la institutriz de Maisie, la señorita Overmore, mientras que Ida se casa con sir Claude. Después de una serie de relaciones, tanto la nueva señora Beale como sir Claude se separan de los padres de Maisie, mientras que ésta permanece con una estúpida pero afectiva institutriz, la señora Wix, que trata de reparar a su manera el futuro de cada cual, con sus simpatías y antipatías correspondientes.

Y de todo esto, ¿qué sabía Maisie? Paradójicamente, el éxito fundamental de esta novela reside en el hecho de que James no responda con claridad a esta pregunta. Maisie es una niña que de los 6 a los 13 años tiene ante sus ojos la visión de una serie de situaciones adultas de indudable interés para el lector pero que, para su estupor, sólo puede conocer a través de los conceptos infantiles e ingenuos de Maisie, aunque no faltos en ocasiones de instinto y astucia. Los lectores sabemos lo que sabe Maisie, y sólo eso, lo que plantea una gran exigencia en la lectura, que forma parte del relato puesto que debe interpretar las situaciones que Maisie a su vez interpreta con sus palabras.

Novela revolucionaria en cuanto a estructura narrativa, es el primer ejemplo de lo que podríamos denominar el narrador no fiable que introduce al lector como un personaje más de la historia para su completa comprensión, nos ofrece no sólo al escritor inteligente y sutil de sus anteriores obras, sino también a un Henry James admirable como creador.

01.07.fontana7. La fontana sagrada (1901)

Esta novela debe entenderse como complemento y desafío que el autor se planteó tras la relevancia que supuso en su carrera la serie de cuentos fantásticos que escribió entre 1890 y 1900, cuyo ejemplo más conocido es Otra vuelta de tuerca. Si en este relato, la deliberada ambigüedad era la causa primordial del suspense, ¿podría mantener dicho ambiente inquietante durante la extensión de una novela?

Para ello se sirvió de algunos elementos ya conocidos en sus relatos fantásticos: una mansión aislada del mundo exterior, una belleza extraña y caduca, sucesos perturbadores o incomprensibles, todo ello presentado con una normalidad rayana en lo vulgar. Y ese es el marco donde se halla inmerso el narrador -o narradora-, ser perplejo que empieza a no encontrar explicación a ciertos hechos de los que es testigo: un joven conocido que recientemente ha contraído matrimonio con una mujer mayor parece haber envejecido rápidamente, mientras que su esposa se ve más joven que nunca. Para tratar de entender este secreto, el narrador –que por cierto cree ser muy perspicaz- se dedica a espiar conversaciones y aparecer en los lugares más insospechados, recibiendo sorpresa tras sorpresa: una mujer que recuerda bastante fea aparece con una belleza asombrosa; un amigo al que siempre esquivó por imbécil se muestra de una inteligencia admirable… La historia llega a un momento culminante en el que es el propio lector el que empieza a espiar y a desconfiar del protagonista, dadas sus extrañas conclusiones, a veces cambiantes, otras simplemente crípticas, como él mismo, ese momento en que reparamos en la sorprendente incertidumbre de si ese narrador es un hombre o una mujer.

Partiendo de su concepción del relato fantástico, en el que al escritor le interesa no lo maravilloso (caso del cuento de hadas) sino el efecto de los hechos sobre los personajes, esta novela asombra tanto por su contenido como por el año en que la fue escrita (1901), adelantándose en décadas a muchos de los cuentos fantásticos que se escribieron en el siglo XX en los que el punto de vista es realmente lo que provoca el interés y la incertidumbre en el lector.

01.08.alas8. Las alas de la paloma (1902)

Milly Theale, una joven norteamericana inmensamente rica, emprende junto a una amiga un viaje por Europa que termina por recabar en Londres y pasa a formar parte del círculo social de la señora Lowder (Tía Maud). Dos miembros de este círculo son Kate, sobrina de la señora Lowder, y el joven del que está enamorada, Merton Densher.

La primera parte de la novela se ocupa de los problemas de estos jóvenes: la madre de Kate ha muerto y su irresponsable padre la deja en una situación muy precaria, lo que hace que sea acogida por Tía Maud, que valora a su vez su belleza e inteligencia. La idea de Tía Maud es casarla con un hombre de fortuna y posición social, Lord Mark, pero Kate prefiere al joven periodista Desher, hombre sin dinero ni perspectivas.

En esta pequeña tormenta entra la rica Milly, haciéndose inconsciente objeto de las pretensiones de todo este círculo. Un dato aportado por el escritor dará un giro a la trama: Milly está gravemente enferma y en realidad está pasando sus últimos días de vida en la paz y la nobleza que encuentra en Europa. Pero ella es rica, y su suculenta herencia está pronta a ser efectiva. A partir de ese momento, los intereses de todos los personajes permiten desarrollar una trama a veces maquiavélica, otras conmiserativa, otras solidaria, alrededor de Milly, cuya mejor descripción la hace la propia Kate: “Eres una paloma”. Milly acepta la comparación como una explicación: “Ese era su problema. Era una paloma”.

En esta novela, Henry James quiso volcar toda su sensibilidad y su capacidad de observación y de análisis ante el drama que él conoció muy de cerca y que se remota a su relación juvenil con “Minny” Temple, una chica cuya larga enfermedad y muerte ensombrecieron durante mucho tiempo la vida de James. El conflicto entre la confianza inocente y las estratagemas sociales sirven como telón de fondo a un drama llevado hasta sus últimas consecuencias con un pulso narrativo y una profundidad psicológica de los personajes realmente conmovedora.

01.09.embajadores9. Los embajadores (1903)

La que fue considerada por el propio James como la mejor de sus novelas parte de una historia cuya exposición puede resultar poco satisfactoria: Lambert Strether, viudo y hombre de letras de segundo orden, viaja a Europa a petición de su patrocinadora y prometida, la señora Newsome para que recupere a su hijo, Chad, que vive en la actualidad en París sin mucho interés por volver a su país.

Lo que Strether encuentra en Europa no es al joven atolondrado que conocía sino a una persona noble en el trato que inmediatamente le presenta a Madame de Vionnet, una encantadora dama separada, que no divorciada, y de la que Strether recibe una impresión más que favorable. Dado que la señora tiene una hija jovencita, Strether piensa que Chad está enamorado de ella. Pero la boda de ésta y una serie de acontecimientos llevan a pensar al norteamericano que Chad tiene un gran interés por Madame de Vionnet, acaso sin darse cuenta de que es él el que muestra ese vivo interés, que le hace prorrogar el viaje.

Este hecho provoca que desde Estados Unidos se envíen nuevos embajadores en busca del hijo perdido: la hermana casada de Chad, su esposo y la hermana de éste, elegida por la familia como futura esposa de Chad.

Así nos encontramos ante el tema favorito de James, el encuentro entre Europa y América, entre la sensibilidad y el pragmatismo, que en este caso el escritor resuelve de esa manera que será ya propia de sus últimas novelas: la ambigüedad. Un lector aficionado se desesperará pronto ante las incertidumbres, ingenuidades e ideas contradictorias de Strether, que parece no ver lo que tiene delante de los ojos. Sin embargo, James entiende que la realidad es mucho más compleja que una novela: el conocimiento reciente, el viejo amigo visto en un nuevo entorno, plantean silenciosamente preguntas fascinantes: cómo es, qué quiso decir, cómo ha cambiado, y cuando él es reemplazado por ella, o cuando se combinan, las conclusiones se pierden en un eterno interrogante. Henry James ya no trata con personajes sino con personas, con toda su opacidad y sus cualidades tan sólo entrevistas, como en la vida real.

01.10.copa10. La copa dorada (1904)

Maggie Verver y su padre viudo son dos norteamericanos muy ricos radicados en Inglaterra. Por esa fascinación tan querida por James hacia la grandeza y la arraigada belleza de la cultura europea, Maggie se casa con un aristócrata italiano, el príncipe Amerigo. Los tres conviven felices hasta que hija y padre llegan al convencimiento de que al viudo le convendría una mayor independencia, volviéndose a casar, cosa que hará con Charlotte Stant, una mujer inteligente y sensible que parece la esposa más adecuada. Lo que desconocen es que entre Charlotte y el Príncipe existió una relación sentimental anterior, lo que supone como consecuencia la cercanía de los dos antiguos amantes.

Maggie se siente paulativamente celosa de Charlotte, aunque reconoce que sus sospechas carecen de fundamento y las atribuye a una actitud indigna. Pero a través de una rara coincidencia, la compra de copa dorada que unió en cierta ocasión a Charlotte y al Príncipe, la joven advierte la verdad que hasta ese momento se le había ocultado.

La situación ofrece gran interés y numerosas posibilidades. Evidentemente, Henry James descarta la más fácil y melodramática, y hace recaer en la consternada Maggie todo el peso de ese extraño ménage à quatre: es consciente de que una disputa herirá a su padre tanto como a ella misma, por lo que se empeña en mantener una contención y un decoro casi sobrehumanos.

La disposición de los acontecimientos permite a Henry James una nueva vuelta de tuerca en sus complicadas estructuras narrativas, de modo que utiliza como nunca lo había hecho antes la técnica del punto de vista: la primera parte, es decir, el encuentro entre los americanos y Europa, entre el dinero y la necesidad, la veremos siempre desde el lado del Príncipe, lo que no nos permite ver con naturalidad los tejemanejes del padre y la hija, sus verdaderas intenciones. El Príncipe se convierte en un testigo mudo y casi ciego de las situaciones que manejan exclusivamente los americanos salvo una fundamental: su relación con Charlotte.

La segunda parte, sin embargo, recae en el punto de vista de Maggie, curiosamente un personaje que no sabe toda la historia, o más bien no sabemos lo que sabe Maggie, pero sabemos que sabe algo. Con este incierto conocimiento tratará de recuperar a su marido y de complacer a su padre, que ciertamente no sabe nada, en una especie de protección filo-paternal más fuerte que su propia relación conyugal.

Para esclarecer algo más los hechos, James introduce un curioso personaje secundario, amiga común de los cuatro, la señora Assingham, que sabe casi todo por mor de su relación más o menos estrecha con los cuatro protagonistas, pero a la que James le concede el don de la ambigüedad, tan querido por el escritor.

Nunca Henry James llegó tan lejos en su magistral manejo de la técnica del punto de vista, que si bien hace la novela un tanto farragosa o complicada, extrae a su vez todo el jugo posible a los cuatro personajes interactuando entre ellos en una sucesión de sobreentendidos, equívocos, confidencias y sentimientos contradictorios que evidencia la profundidad psicológica y argumental a las que llegó el escritor norteamericano en sus últimas novelas.

Reseñas sobre Henry James en Cicutadry:

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Acerca de José Luis Alvarado

Dijo el sabio griego que nada es comunicable por el arte de la escritura; tras apurar la copa de seca cicuta, su discípulo dilecto lo traicionó y acaso lo perfeccionó transmitiendo por escrito sus irónicos conocimientos.Como antes hiciera Montaigne, pienso que la obra de un autor se prolonga y modifica cada vez que se escribe sobre ella. La memoria, que fue oral y minoritaria, ahora se multiplica con cada palabra que integra y justifica el continuo universo, también llamado la Red.

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