Poetas de República Dominicana: Pedro Mir

Pedro Mir (1913–2000). República Dominicana

Considerado el poeta nacional de la República Dominicana, Pedro Mir es una de las voces más potentes y comprometidas de la poesía antillana del siglo XX. Abogado, historiador, ensayista y, ante todo, poeta, Mir entendió la escritura como un acto de responsabilidad ante el pueblo y la historia. Su poesía, sin renunciar al lirismo, denuncia la injusticia social, rescata la dignidad del oprimido y se abre a una búsqueda de identidad en un contexto marcado por el colonialismo, la pobreza y la dictadura.

Pedro Mir

“Contracanto a Walt Whitman”, escrito en 1952 y publicado dentro del poemario Seis momentos de esperanza, es quizá su texto más emblemático. El título no engaña: no se trata de una réplica sino de una afirmación desde otro lugar. Pedro Mir se dirige al poeta norteamericano con una mezcla de admiración, herencia y distancia. En el fondo, este poema es también una declaración: el Caribe tiene su propia voz.


CONTRACANTO A WALT WHITMAN

Yo, 
un hijo del Caribe, 
precisamente antillano. 
Producto primitivo de una ingenua 
criatura borinqueña 
y un obrero cubano, 
nacido justamente, y pobremente, 
en suelo quisqueyano. 
Recorrido de voces, 
lleno de pupilas 
que a través de las islas se dilatan, 
vengo a hablarle a Walt Whitman, 
un cosmos, 
un hijo de Manhattan. 
Preguntarán 
¿quién eres tú? 
Comprendo. 
Que nadie me pregunte 
quién es Walt Whitman. 
Iría a sollozar sobre su barba blanca. 
Sin embargo, 
voy a decir de nuevo quién es Walt Whitman, 
un cosmos, 
un hijo de Manhattan.


Una voz antillana en diálogo con el mundo

El poema se abre con una autodefinición contundente:

Yo, 
un hijo del Caribe, 
precisamente antillano.

Aquí no hay rodeo: el sujeto poético se enuncia desde su geografía y desde su origen humilde. “Producto primitivo”, sí, pero no como desvalorización, sino como afirmación de autenticidad. En la genealogía de Pedro Mir confluyen lo boricua, lo cubano y lo dominicano. Su identidad es mestiza, plural, y por eso es también una voz colectiva.

vengo a hablarle a Walt Whitman, 
un cosmos, 
un hijo de Manhattan.

El poema establece así un diálogo transatlántico. Whitman, el gran bardo de la democracia y la expansión norteamericana, es invocado con respeto. Pero no desde la sumisión, sino desde una orilla distinta. El “contracanto” no desautoriza: amplía. A la voz del norte se suma la del sur. A la celebración del yo, la del nosotros.

Que nadie me pregunte 
quién es Walt Whitman. 
Iría a sollozar sobre su barba blanca.

El tono aquí se vuelve íntimo, incluso tierno. Pedro Mir no pretende usurpar a Whitman, ni juzgarlo, sino rendirle homenaje y a la vez marcar una diferencia: él también canta al hombre, pero al hombre dolido, al que carga el peso de la historia, de la plantación, del despojo.

voy a decir de nuevo quién es Walt Whitman, 
un cosmos, 
un hijo de Manhattan.

El cierre repite la fórmula inicial, pero ahora con más resonancia. El “cosmos” que fue Whitman es también una herencia posible. Pedro Mir se reconoce como descendiente espiritual, pero habla desde otro cuerpo, otro tiempo, otra herida. Su “contracanto” no niega, complementa.

Este poema es breve pero poderoso. En sus versos late la voluntad de insertarse en una tradición sin perder la singularidad propia. Es un poema de afirmación y de apertura, de raíz y de vuelo. Un gesto valiente: tender la mano poética a un hermano lejano, sin dejar de pisar firmemente la tierra natal.

Rate this post

Acerca de Jaime Molina

Licenciado en Informática por la Universidad de Granada. Autor de las novelas cortas El pianista acompañante (2009, premio Rei en Jaume) y El fantasma de John Wayne (2011, premio Castillo- Puche) y las novelas Lejos del cielo (2011, premio Blasco Ibáñez), Una casa respetable (2013, premio Juan Valera), La Fundación 2.1 (2014), Días para morir en el paraíso (2016), Camino sin señalizar (2022) y El sicario del Sacromonte (2024).

Check Also

El mismo sitio, las mismas cosas

El mismo sitio, las mismas cosas , de Tim Gautreaux: la dignidad entre el óxido y el barro

En la literatura norteamericana del sur profundo, pocos autores han conseguido, como Tim Gautreaux, explorar …

Deja una respuesta