Describir la obra Rey del Albor, Madrugada es sumergirse en una de las mejores novelas históricas de Centroamérica, sin mencionar que está catalogada como la mejor novela hondureña de todos los tiempos.
De hecho, Rey del Albor, Madrugada podría considerarse como la novela de Honduras por antonomasia, pues la ambición de Julio Escoto con esta obra fue la de construir todo un mural histórico de su país.
En este sentido, posiblemente, Rey del Albor, Madrugada sea la novela más ambiciosa y globalizadora de la narrativa hondureña de todos los tiempos. Su trama, elaborada con los múltiples recursos de la novela de aventuras, se deshoja en una diversidad de trenzas y relatos que exhiben la historia y la realidad inmediata de Honduras (y por extensión de Centroamérica) desde la conquista española hasta 1992. Corsarios, misquitos, la Contra, la guerrilla nacional, golpes de Estado, esclavos africanos, desfilan por sus páginas retratando personajes que hilaron el complejo unitivo de la identidad del hondureño, tema central de esta novela.
Con Rey del Albor, Madrugada, Julio Escoto rehúsa de una funcionalización de la Historia con fines políticos nacionalistas. Julio Escoto se cuestiona la Historia oficial al deconstruir las versiones institucionalizadas, tergiversadas, excluyentes y llenas de vacíos, con historias contadas desde la perspectiva de los vencidos, marginados, silenciados y oprimidos que convierten así a la Historia en un pretexto literario.
La propia estructura de Rey del Albor, Madrugada (que intercala la trama del historiador norteamericano protagonista con relatos del pasado de Honduras desde 1495) rehúye una “historización” de la literatura. Más bien, su “literaturización” de la historia insiste en la relación intrínseca entre pasado y presente y en el compromiso de la literatura de explicar esta relación con vista hacia el futuro. Con esto, Julio Escoto contribuye a la construcción de un imaginario histórico nacional alternativo de los hondureños.
Rey del Albor, Madrugada, su argumento
A finales de la década de los 80, el profesor norteamericano de raza negra Quentin Jones es contratado por el presidente de Honduras para redactar una nueva Historia de Honduras que haga a los jóvenes olvidar los valores dejados por los españoles tras la conquista en pro de los valores sajones.
“El plan, intervino Miqui, se propone obtener la conquista integral de Honduras y posteriormente de Centroamérica mediante una serie concatenada de acciones y actividades. Primero está la intervención en l educación, la que deberá paulatinamente ir asimilando y repitiendo los esquemas formales de instrucción de los Estados Unidos. Dentro de esta materia se recalca lo esencial que es desarraigar del sentimiento nacional lo positivo que España pudo haber dejado sobre nuestro país durante la colonia pasada, o sea, la lengua, la religión, las costumbres, los modos, la importación de bienes culturales que de alguna manera nos civilizaron y nos convirtieron en una comunidad mejor de lo que éramos: papel, vestidos, fe organizada, inventos, navegación, leyes, sistemas, sentido de comunidad local, tecnología agropecuaria y minera, capacidad de comercio y exportación, relación con otras esferas del universo mercantil del momento, integración, en suma, a la vida trascendental del miundo moderno… Luego está la dominación cultural…”
Pero mientras realiza su investigación en la embajada, Jones descubre accidentalmente un dossier secreto cifrado con el nombre de «Madrugada», traducción del nombre del último gobernante de Copán, Yax Pac. Mientras intenta descifrarlo, la guerrilla hondureña conformada por un sacerdote llamado Miqui y un licenciado de apellido Casco se pone en contacto con él y le ofrecen su ayuda. Al descifrarlo, descubren en él información clasificada de la CIA en la que se revela que están infiltrados en la guerrilla, pero antes de que lograran comunicar el mensaje, son emboscados por los Contras en Nicaragua, pero luego son rescatados por agentes de inteligencia israelí, y Jones es enviado de regreso a Estados Unidos por parte del FBI.
“Un punto esencial discutido en la sección VII.6., es la necesidad de desespañolizar el pensamiento de la raza mestiza centroamericana. Es impostergable acelerar los proyectos colaterales de anglización de la región y para ello es imprescindible anular el concepto de Madre Patria hispánica. Debemos hiperbolizar la leyenda negra anti-hispana, mudarle a estos pueblos la religión, aficionarlos a nuestra lengua, protagonizar hasta la saciedad a los modos, costumbres, hábitos y maneras del American way of life inspirando su imitación en todos los niveles, desde el gusto por el chicle hasta la imperiosidad del jean, el jet o la computadora. Cualquier orgullo de una ascendencia hispana debe ser borrado, revertido, avergonzado y aniquilado.”
Un híbrido entre la novela histórica y la de espías.
Rey del Albor, Madrugada nos lleva a vivir los finales de la década de los 80 en el siglo XX, bajo los ojos de un profesor estadounidense llamado Quentin Jones. Este catedrático de Historia Hispanoamericana pronto es encomendado, bajo las órdenes del propio presidente de Honduras, en una tarea de suma importancia para el estado: reescribir los textos de historia en beneficio de Estados Unidos.
Jones pronto entrará en el centro de una turbulenta aventura; llamadas misteriosas, persecuciones, cajas de seguridad y documentos clasificados. Todo esto descrito al más puro estilo de espionaje hollywoodense. Cuando llega a sus manos un documento cifrado, el estilo cibernético traspasa las letras y nos llena de computadoras, virus y hackers, que para la época (no olvidemos que se publicó en 1993) era algo realmente novedoso.
Durante la novela, el profesor encontrará diferentes personalidades, como la despampanante guerrillera negra llamada Sheela, con quien vivirá momentos llenos de adrenalina, o el inteligente Padre Miguel. Toda la paleta de personajes que irán sumándose a la historia lo llevará a descubrir un proyecto imperialista que intenta convertir a Honduras en un siervo más de los grandes capitalistas, además de querer anexar a sus colonias el resto de Centroamérica.
Sheela musitó, como si hablara con ella misma: «El problema con los sajones es que lo intelectualizan todo, lo racionalizan todo. Van a la escuela y los taran, anestesiados de por vida… A nosotros los españoles nos heredaron un amor visceral por la existencia, una gran intensidad de emoción por las cosas del mundo y del tiempo… Todas las acciones malas que hicieron en América se las perdonamos por ese don, el don de sentir cada minuto como si en él estallara la flor de la vida, como si viviéramos con un fuego de relámpagos por la sangre o como si la naturaleza respirara por nuestra nariz… Tiembla el suelo y sentimos una convulsión espiritual, se abre una flor y nos abrasa el deseo, llueve y nuestros pulmones se llenan, se colman, se impregnan del olor del mundo, de las rosas, de la prisa nerviosa del venado, del canto de las chorchas, del perfume suave de los gualiquemes, los pinares, los flamboyanes, del color del árbol San Juan, del eucalipto y el ciprés, de toda esa cosa, Quentin, que hace la diferencia entre gozar el universo y analizarlo. Ustedes lo disectan, lo tasan, lo pesan, lo empacan, lo facturan y lo venden… Los hispanos, los latinos como nos llaman ahora, nacimos sabiendo que no se puede manosear un aguacero, que nadie es capaz de torcer el destino de una raíz, que para ninguno es dado escribir una sola nota encima de un rayo de sol…».
El autor hace un magistral trabajo dentro de Rey del Albor, Madrugada, donde nos expone la ideología de los guerrilleros, su lucha y su fe, el choque contra las poderosas organizaciones como la C.I.A, la NASA, el F.B.I y las Fuerzas Aéreas. Julio Escoto narra sobre todo un país amenazado por una conquista cultural y el choque de ideas de la época.
Una estructura innovadora en la narrativa centroamericana.
Esta novela ha sido unánimemente alabada por su temática; Julio Escoto plasma en sus páginas la Honduras de los años 80, con problemas fuertes como la violencia, la discriminación, la explotación y el autoritarismo por parte de otros países poderosos, sin mencionar su contraparte como la anarquía, la resistencia, la lucha de clases, la lucha del clero y las ideologías que abundaban en la época.
Adicional a todo esto, la composición de Rey del Albor, Madrugada es extremadamente audaz, pues combina dos mundos completamente distintos: el nacional y el cibernético. Por un lado, Julio Escoto nos presenta un país lleno de su cultura, época, tradiciones, historia y geografía, mientras que lo enlaza con un mundo de intriga, suspenso y espías.
No conforme con esto, el autor trabaja sus capítulos de forma muy peculiar; primero nos presenta dieciocho capítulos que transcurren en 1989, donde podemos ver al protagonista en una aventura de espionaje, mientras que nueve capítulos se conforman por novelas cortas compuestas de forma cronológica a la inversa, de 1974 a 1495.
A la primera narración no le falta ninguno de los elementos que definen a los formatos de intriga y suspenso: espionaje y contra espionaje, documentos cifrados en computadora, túneles secretos, contras y guerrilleros, protagonistas de primer orden de la “década perdida”. En la segunda narración, nos encontramos con capítulos “históricos” de una inédita historia nacional. Todo esto sumado hace de esta obra una maravilla de la literatura.
Julio Escoto es un escritor, ensayista, cuentista y crítico literario extensamente galardonado. Rey del Albor, Madrugada es una invitación magnifica para sumergirse en un país lleno de colores y tradiciones, sumado a un mundo de misterio y espionaje, sin duda una novela que merece la pena leer.
Rey del Albor. Madrugada. Julio Escoto. Centro Editorial.
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