Cinema Paradiso

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Cinema Paradiso

 

Para ciertos cinéfilos entre los que me incluyo, existe un tipo de películas por las que nos sentimos especialmente proclives, y son aquellas que tratan el mundo del cine dentro de la propia película. Existen ejemplos maravillosos entre los que únicamente mencionaré tres: Cautivos del mal, Cantando bajo la lluvia y la más reciente The Artist, aunque hay muchos más igualmente magníficos.

Cinema Paradiso no es exactamente una película sobre el mundo del cine aunque sus protagonistas tengan una relación directa con él. El personaje de Alfredo, magníficamente interpretado por Philippe Noiret, es el del proyeccionista del cine de Giancaldo, un pueblecito siciliano, y Toto, un niño que consigue ganarse su complicidad y su amistad y cuyo rol está interpretado por tres actores diferentes correspondientes a la infancia (Salvatore Cascio), juventud (Marco Leonardi), y madurez (Jacques Perrin) del personaje. Cuando Toto se marcha del pueblo siendo todavía un joven que sueña con convertirse en director de cine, Alfredo le obliga a prometer que jamás volverá y, que si lo hace, perderá su amistad. De hecho, Toto cumple con su promesa y, cuando regresa, ya convertido en un adulto que ha cumplido su sueño, es porque recibe la noticia de que Alfredo ha muerto.

Cuando acude a su funeral, y antes de regresar a Roma, donde trabaja como director de cine, Toto recibe una sorpresa. Su viejo amigo Alfredo le tenía guardado un regalo, algo que ha conservado durante años y que sólo estaba destinado para su fiel Toto: una película. En dicha película, que se hace proyectar en el mismo cine Paradiso, antes de que éste sea demolido para construir un aparcamiento, Toto descubre que Alfredo a unido los recortes de las proyecciones que antaño se vio obligado a hacer a instancias de la censura local (encarnada por un sacerdote) y que consisten en escenas de amor en las que sus protagonistas se besan. Es una de las escenas más emotivas que recuerdo haber visto nunca, tanto por el tratamiento, acompañada además por la portentosa música del gran Ennio Morricone, como por cuanto contiene de homenaje al cine y a muchas de las que fueron sus rutilantes estrellas. Tanto en esta secuencia como en el resto del film se recogen multitud de referencias a películas e intérpretes extraordinarios: Gary Cooper, Anna Magnani, Cary Grant, Ingrid Bergman, Charles Chaplin, Olivia de Havilland, Errol Flynn, Buster Keaton, Clark Gable, Greta Garbo, Rodolfo Valentino, Hedy Lamarr, Henry Fonda, John Wayne, Vittorio Gassman, Audrey Hepburn, James Stewart, Brigitte Bardot, John Gavin, Marcelo Mastroianni o Marilyn Monroe, por citar sólo algunos de los que aparecen en las escenas de cine de esta maravillosa película.

Además del intrínseco homenaje que se hace al mundo del cine, esta película aborda temas universales como el amor, la amistad, la lealtad, la vejez, la muerte o la melancolía de los recuerdos y el paso del tiempo. Es una película que enamora y que no ha perdido belleza ni emotividad con el paso de los años, más de veinticinco años desde su estreno. Les dejo a continuación la secuencia de los besos de la que he hablado hace un instante. Creo que es una buena escena y muy apropiada para este inicio de primavera , que tradicionalmente se ha considerado como la estación de los enamorados, incluyendo, por supuesto, a los enamorados del cine.

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Acerca de Jaime Molina

Licenciado en Informática por la Universidad de Granada. Autor de las novelas cortas El pianista acompañante (2009, premio Rei en Jaume) y El fantasma de John Wayne (2011, premio Castillo- Puche) y las novelas Lejos del cielo (2011, premio Blasco Ibáñez), Una casa respetable (2013, premio Juan Valera), La Fundación 2.1 (2014), Días para morir en el paraíso (2016) y Camino sin señalizar (2022).

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Un comentario

  1. Qué película más bonita. Es de las que conservo como oro en paño, porque la veo y la vuelvo a ver y me sigue emocionando y recordando porqué me gusta el cine.

    La escena que comentas de los fragmentos censurados de besos es maravillosa.

    Un saludo

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