El arca del agua, de E. L. Doctorow: el periodista en busca de la verdad

Desde que leí los relatos completos de Doctorow no había vuelto a indagar en la obra de este autor. El arca de agua es la primera novela suya que cae en mis manos y, aunque soy consciente que no es la mejor de su carrera literaria, la he leído con bastante interés. Ambientada en el Nueva York de 1871, seis años después del fin de la Guerra de Secesión Americana, podríamos decir que se trata de una novela de época en el sentido de que retrata, al igual que la película de Scorsese Gangs de Nueva York, los submundos de una ciudad en constante crecimiento y que es un hervidero de habitantes provenientes de los puntos más remotos. Nueva York es, en la época que transcurre la acción, una ciudad que se está construyendo a sí misma. La portada del libro editado por Muchnick ilustra la isla de Manhattan en un grabado correspondiente a esa época, más o menos, y el propio autor incluye un mapa de Manhattan al principio de la novela, para que nos hagamos una idea de aquellos puntos de la isla donde transcurren los diferentes episodios de la novela, incluyendo ,cómo no, la localización del arca del agua.

Al margen del aspecto histórico-sociológico de la novela, Doctorow recurre, con innegable habilidad, a la construcción de una trama de corte policial o de intriga. Y aunque no se trate de una historia detectivesca convencional, sí que podría decirse que tiene una estructura similar a las novelas de intriga decimonónicas cuya tradición comenzó aproximadamente por aquellos años con autores como Wilkie Collins y Edgar Allan Poe.

El personaje central de esta historia es McIlvaine, un periodista del diario Telegram que sobrevive como puede con su oficio. Doctorow ironiza con este personaje acerca de la objetividad periodística y del relato veraz en la prensa.  En un momento dado McIlvaine afirma que “la objetividad es una manera de enunciar una opinión sin dejársela saber al lector”. Como profesional, McIlvaine sabe que una cosa es lo que dicta la supuesta ética profesional y otra muy diferente lo que tiene que hacer un periodista para salir adelante en su trabajo. Uno de sus colaboradores más apreciados en el trabajo es Martin Pemberton, un periodista independiente que colabora semanalmente escribiendo la clase de artículos que McIlvaine le reclama sin hacer preguntas ni plantearse si son o no correctos. Pemberton proviene de una familia acaudalada, sin embargo, las diferencias con su difunto padre lo separaron de él hasta tal punto que quedó desheredado. Sin apenas un céntimo, Pemberton guarda sin disimulo rencor a su padre a quien, aun muerto, le reprocha su situación. Un día lluvioso, Pemberton llega tarde al trabajo y se presenta con el rostro lívido ante McIlvaine. Cuando este le pide explicaciones por su tardanza, Martin Pemberton le explica que esa mañana se ha cruzado con un carruaje lleno de ancianos y que uno de los que iba en ese carruaje era su padre, supuestamente muerto y enterrado.

Nervioso, Martin Pemberton anuncia que quiere investigar a fondo ese asunto, encontrar a su padre y descubrir quién está enterrado en la tumba donde supuestamente yace. Pero al poco de iniciar su investigación, Pemberton desaparece sin dejar rastro y esta vez es su jefe McIlvaine quien se encarga de buscarlo a él. Primeramente va a la pensión en donde se aloja y allí lo recibe una casera con muy malas pulgas que le reclama a él el alquiler que ha dejado a deber su empleado. Así es como comienza la auténtica andadura de McIlvaine por la isla de Manhattan en busca de sucesivas pistas que lo conducirán a aquello que siempre ha intentado rehuir: la verdad. McIlvaine conocerá a la familia de Martin, a su prometida, y también al inspector Donne, que le ayudará enormemente en su investigación a descubrir un complejo y sombrío submundo que lo conduce hasta una oscura organización supuestamente benéfica, el Ring Tweed, cuyo única y verdadera motivación es la codicia.

Pese a su estructura, Doctorow compone una narración mucho más compleja que una investigación policial. Hay un trasfondo ético, de crítica social y de la necesidad de la verdad o, cuando menos, de una cierta verdad. No es, pues, la típica lectura policial para pasar el rato, pues en sus páginas se habla de temas trascendentales como la ambigua naturaleza del ser humano, la verdad y la muerte. La trama viene a ejemplificar la reacción de las personas ante la injusticia y ante al mal. Doctorow nos presenta las opciones a través de sus personajes: ¿qué es lo que debe hacerse? ¿participar y luchar para cambiar lo que está mal, o hacerse a un lado y tratar de vivir el momento? En definitiva, El arca de agua es una novela bien escrita, con una dosis aceptable de misterio que busca un poco de reflexión, todo ello con el trasfondo histórico de un paisaje neoyorquino del siglo XIX.

El arca de agua. E. L. Doctorow. Editorial Muchnick .

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Acerca de Jaime Molina

Licenciado en Informática por la Universidad de Granada. Autor de las novelas cortas El pianista acompañante (2009, premio Rei en Jaume) y El fantasma de John Wayne (2011, premio Castillo- Puche) y las novelas Lejos del cielo (2011, premio Blasco Ibáñez), Una casa respetable (2013, premio Juan Valera), La Fundación 2.1 (2014), Días para morir en el paraíso (2016) y Camino sin señalizar (2022).

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