Gomorra. Roberto Saviano

Gomorra. Roberto SavianoTanto para aquellos que tengan una idea preconcebida de la mafia, como para los que conozcan poco sobre este tema, Gomorra les resultará un libro esclarecedor y sorprendente. Leyéndolo, uno cree reconocer los estereotipos que del mafioso italiano nos han llegado a través de múltiples películas, a veces magníficas, pero también vemos que, detrás de esa organización que genéricamente conocemos como mafia, hay mucho más de lo que podríamos llegar a pensar. El crimen organizado es todo un imperio empresarial y delictivo que ha sabido adaptarse a los tiempos de la globalización con inusitada destreza. Roberto Saviano nos cuenta, con detalles escalofriantes, la estructura de las Camorras napolitana y casertana. El libro comienza narrándonos una escena que ya nos sobrecoge: en el puerto de Nápoles están cargando un contenedor. Las puertas se abren y comienzan a caer cadáveres de chinos, con sus nombres escritos en tarjetas atadas a un cordón alrededor de sus cuellos. En menos de quince minutos, decenas de personas que parecen surgidas de la nada vuelven a cargar los cuerpos en el contenedor y la actividad portuaria continúa como si nada. Nos preguntamos por qué cargan esos cadáveres en barcos y Saviano nos lo explica en seguida. Se trata emigrantes que trabajan en las factorías de la Camorra y que, al morir, dejan sus documentos para otros emigrantes chinos, convirtiéndose de esta manera en sujetos que nunca mueren. A cambio, la mafia transporta sus cuerpos de vuelta a China, donde reposarán sus restos.

A medio camino entre el periodismo de investigación y la novela, Saviano nos desgrana de una forma valiente, sin tapujos, todos los entresijos de una organización que, lejos de ser un simple clan mafioso dedicado al tráfico de drogas, es toda una estructura empresarial muy sólida, con ramificaciones en todo el mundo, para la que cualquier país es un mercado potencial o una pasarela hacia nuevos territorios, y para la que cualquier mercancía es susceptible de negocio. La droga es sin duda una de sus principales fuentes de ingresos, pero no la única. Bajo un aspecto de legalidad la Camorra (o el “Sistema”, como ellos mismos se conocen) trafica o negocia con prácticamente todo: industria textil, calzado, cadenas hoteleras, cadenas de alimentación, restaurantes, electrónica o, por supuesto, la construcción. Nada, ni siquiera la basura o los desechos de las industrias quedan al margen de sus negocios. Todo ese vasto complejo empresarial se sirve de la violencia para mantener el mayor volumen de negocio posible. Saviano nos cuenta como los distintos clanes se reparten, con cierta connivencia, los pedazos de las diferentes tartas con las que se enriquecen, al mismo tiempo que empobrecen a media Italia. Porque tras la realidad de las mafias se oculta esa otra que nos ayuda a comprender esa separación social y política que hostiga a media Italia contra la otra media. El atraso en que se encuentra sumido el sur de Italia con respecto al rico y próspero norte se debe, entre otras cosas, a que nadie, ni el propio Estado, se atreva a invertir en el sur sin que se sienta la sombra y la amenaza de una organización que produce casi una víctima por día, en total, más asesinatos que los perpetrados por las organizaciones terroristas ETA, IRA y las Brigadas Rojas juntas.

Roberto Saviano nos muestra todas las caras de una impresionante organización empresarial regentada por asesinos sin escrúpulos que tienen no sólo un control económico sino social, llegando a captar para el “Sistema” a jóvenes adolescentes que, en ocasiones sin llegar a la mayoría de edad ya comienzan a delinquir e incluso a asesinar, en parte porque creen que es el único medio de sobrevivir y en parte porque se sienten fascinados por el poder que les hace sentir el tener un arma en sus manos o saberse amigos o protegidos de personajes cuyas relaciones de poder son superiores y que incluso imitan patéticamente las imágenes estereotipadas de los gángsters cinematográficos, vistiendo y moviéndose para ello como los personajes de Tarantino en “Pulp fiction” o “Kill Bill”, imitando al personaje de “El cuervo”, interpretado por Brandon Lee, o aspirando a ser como Al Pacino en “Scarface.”

Gomorra alude en su título a la ciudad que cae, que se calcina y desvanece, y hace un repaso exhaustivo de las relaciones entre las distintas mafias, sus guerras de poder, los ajustes de cuentas, y las relaciones con los poderes fácticos del Estado. Pero también nos cuenta la otra cara de la moneda, es decir, la de aquellas personas que luchan a diario con la esperanza de desmontar o, al menos, de debilitar a una organización que parece irreductible. Saviano nos habla de ello y se apoya en informes reales de las investigaciones policiales y judiciales. No tiene ningún empacho en mencionar nombres, familias, filiaciones, relaciones, contactos, sean estos legales o no, incluso a sabiendas de que eso ha puesto en peligro su propia vida y que deberá pasar el resto de sus días escondido, lejos de las personas a las que quiere, siempre bajo protección policial. Lógicamente, Saviano se lamenta por ello, y nos confiesa que la parte más dura de su aislamiento se muestra precisamente cuando se encuentra con sus seres queridos: “lo peor de todo es que te tratan como a un enfermo”, asegura. Un enfermo en el sentido de un apestado, o un condenado a muerte. Pero por otra parte el autor no se lamenta de sus actos, y tampoco se resigna:

“Saber entender es una necesidad. La única posibilidad por considerarse un hombre digno de respirar”.

Gomorra. Roberto Saviano. Editorial Debate, 2007

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Acerca de Jaime Molina

Licenciado en Informática por la Universidad de Granada. Autor de las novelas cortas El pianista acompañante (2009, premio Rei en Jaume) y El fantasma de John Wayne (2011, premio Castillo- Puche) y las novelas Lejos del cielo (2011, premio Blasco Ibáñez), Una casa respetable (2013, premio Juan Valera), La Fundación 2.1 (2014), Días para morir en el paraíso (2016) y Camino sin señalizar (2022).

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