Todo lo que hay. James Salter. La mirada retrospectiva de toda una vida

todo lo que hayComo tantas otras, esta novela llegó a mí por casualidad y he de admitir que ha sido uno de los descubrimientos literarios más gratos con los que me he encontrado en los últimos años. No había oído hablar nunca de James Salter y cuando vi este libro por primera vez, me llamó la atención encontrar en la fotografía de su autor la imagen de un anciano con la mirada cansada, abatida, como de vuelta de todo. Tal vez esa mirada guarde cierta relación con el título de esta novela: Todo lo que hay. Nada más abrir el libro, uno se encuentra con una cita bastante significativa que revela en parte cuál será la temática del libro, que no es otra que el paso del tiempo visto por una persona que ya camina por el final de su vida:

Llega un día en que adviertes que todo es un sueño, que sólo las cosas conservadas por escrito tienen alguna posibilidad de ser reales.

También me llamó la atención saber que desde que Salter había comenzado a escribir, había publicado tan solo siete libros y que, entre Todo lo que hay y las novelas anterior (Años luz y Juego y distracción), habían transcurrido más de treinta años. A continuación me enteré de que, entre sus libros, Salter había escrito algunos libros de relatos, que es un género que me interesa mucho. Cuando encontré un artículo de Muñoz Molina (Noches leyendo a James Salter) hablando de su libro de relatos Last night, no me lo pensé dos veces. Dice Muñoz Molina en su artículo que leyó a Salter sin saber quién era, y se alegra de que haya sido así:

La falta absoluta de información previa tiene sus ventajas. Demasiadas veces llega uno a los libros, como a las películas, sabiendo demasiado de antemano.

El protagonista de Todo lo que hay es Philip Bowman, presunto alter ego de Salter. La historia nos relata en tercera persona la vida de este hombre desde que  regresa joven y triunfante del frente del Pacífico, al finalizar la Segunda Guerra Mundial, hasta su vejez. No hay golpes efectistas a lo largo de la narración. Lo que sabemos de Bowman viene a ser, más o menos la vida de un ciudadano medio de los Estados Unidos. Al regresar de la guerra, Bowman cursa estudios universitarios y, al finalizarlos, consigue empleo en una editorial, donde trabaja el resto de sus días. Pero el principal hilo conductor de la narración es el de las mujeres que Bowman conocerá en el transcurso de su vida. Así es como conocemos a Vivian, quien será su primer amor y acabará convirtiéndose en su esposa. El primer amor siempre es el más intenso y Bowman siente que para hacer su vida más completa y dichosa, debe sentar la cabeza y, tras conseguir un trabajo estable y conocer a Vivian, piensa que el matrimonio podrá consumar su felicidad plena. Pero pese a la pasión inicial, la pareja se rompe por el tedio. Entre medias, Bowman tiene una aventura con Enid, a quien conoce en una fiesta, en Londres, a donde ha viajado por asuntos de trabajo para su editorial. La relación con Enid representa el contrapunto a su matrimonio. Si Vivian representaba la estabilidad, Enid representa la infidelidad, la emoción, el sexo. Pero la relación con Enid también parece abocada al fracaso, entre otras cosas porque ella está casada y se resiste a mantener una relación más o menos estable con Bowman. A lo largo de la novela, cada relación se establece dentro de un juego de relaciones sociales, pues, debido a su profesión Bowman asiste a muchos cócteles y comidas de empresa. El último amor importante en la vida de Bowman será Christine, una mujer más joven que él y en la que empezará a revivir un fuego y una pasión que ya creía olvidados. “Aquello era amor, el horno al que se arrojan todas las cosas”, dice el protagonista en un momento de la novela. Pero, ¿qué hay de esa pasión cuando uno supera la madurez para alcanzar la vejez? ¿Es posible mantener esa pasión? El autor lo expresa así: “La vejez no llega poco a poco, irrumpe como una avalancha. Una mañana no hay nada nuevo, a la semana siguiente toda ha cambiado”. Otro tema recurrente, además del amor, a lo largo de la novela es la condición humana, su propensión al engaño, la traición y la continua insatisfacción.

Cuando uno lee a James Salter, tiene la impresión de que escribe desapasionadamente, aunque sus temas sean precisamente el amor y la pasión, pero nos lo muestra desde una perspectiva distante, como quien observa un cuadro en un museo, o como un espejo que nos muestra el fiel reflejo de lo que tiene al otro lado. Todo lo que hay es una obra que conmueve al lector porque sus páginas son como un espejo de lo cotidiano. Resulta fácil reconocer ciertos caracteres, ciertas situaciones, en los personajes que recorren esta novela. Sin necesidad de recurrir a fuegos de artificio, Salter sabe cómo poner el dedo en la llaga, cuando se detiene a contemplar las vidas de sus personajes, sus decepciones, sus alegrías fugaces, sus amores pasajeros, sus derrotas y sus fantasías. Eso es, en definitiva, todo lo que hay.

James Salter. Todo lo que hay. Círculo de Lectores

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Acerca de Jaime Molina

Licenciado en Informática por la Universidad de Granada. Autor de las novelas cortas El pianista acompañante (2009, premio Rei en Jaume) y El fantasma de John Wayne (2011, premio Castillo- Puche) y las novelas Lejos del cielo (2011, premio Blasco Ibáñez), Una casa respetable (2013, premio Juan Valera), La Fundación 2.1 (2014), Días para morir en el paraíso (2016) y Camino sin señalizar (2022).

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