La insoportable levedad del ser, de Milan Kundera: Amor, celos y libertad

La insoportable levedad del ser, de Milan Kundera. Reseña de Cicutadry

La insoportable levedad del ser fue la novela con la que su autor, el checo Milan Kundera, alcanzó fama mundial. Publicada en 1984, si bien el escritor tenía ya en ese momento un estimable reconocimiento crítico, también es cierto que no había llegado masivamente al gran público. ¿Por qué La insoportable levedad del ser alcanzó tal éxito? Quien se acerque a ella advertirá que no es una novela al uso. Y sin embargo, contiene algo muy poderoso, un atractivo que resulta irresistible para el lector.

La irresistible atracción de Milan Kundera

Y es que La insoportable levedad del ser no deja de ser una novela de amor, una gran novela de amor. Y además también es una novela sobre los celos y sobre la libertad; algunos de los ingredientes irresistibles para el lector de cualquier época.

Pero es que Milan Kundera –de una forma parecida a otras novelas anteriores- da una vuelta de tuerca al tema del amor y lo analiza y disecciona con una precisión práctica abrumadora. De esta manera, la novela se mueve entre la ficción y el ensayo. La aparición del propio autor es continua, explicando, recordando, matizando muchas de las escenas.

Podríamos decir que de alguna forma Milan Kundera mastica su historia de amor y la hace asimilable al lector de una forma asombrosa, sin que éste se dé cuenta. Es obvio que Milan Kundera no engaña con este recurso a sus lectores; simplemente ejerce de analista, con muchos matices filosóficos, magnificando el sentido de las situaciones planteadas. Pero, naturalmente, el resultado no hubiera sido satisfactorio si no hubiera detrás una gran historia de amor.

Una historia de amor y celos

¿Qué tiene de singular la historia de La insoportable levedad del ser? Su sencillez. Tomas y Teresa se conocen y comienzan a convivir sin darse cuenta, sin explicaciones. El lector, cuando empiezan a contarle su historia de amor, se encuentra de repente con los dos personajes conviviendo y, de alguna manera, sufriendo esa convivencia.

Tomas es un gran personaje, cuyo sentido de la independencia lo dignifica. Entre Tomas y Teresa se establece una dicotomía que suele producir grandes resultados: el amor y el sexo. Y decimos dicotomía porque para Tomas el amor y el sexo están separados; por ello, a pesar de estar enamorado de Teresa, sigue manteniendo constantes relaciones sexuales con otras mujeres. Son embargo, Teresa no acepta, en principio, esa separación sentimental: para ella el sexo siempre acompaña al amor, y viceversa.

Obsérvese qué sencillez imprime Milan Kundera a su historia de amor: una simple confusión de emociones. La originalidad está en el motivo que Tomas tiene para mantener esa sexualidad fuera de la pareja: le hace sentirse libre. Recuerdo pocos personajes en la literatura más libres e independientes que Tomas. Y precisamente en esa independencia es donde incide Milan Kundera para enriquecer de forma exponencial esta novela. Y es que La insoportable levedad del ser es más que una historia de amor: es una gran historia de amor enriquecida.

La levedad y la gravedad

¿Cuál es la gran aportación de Milan Kundera en esta novela? El incluir ensayos dentro del texto de ficción, o entre escenas inventadas. Y para ello comienza, desde el primer párrafo de la obra, con un conocido mito: el eterno retorno. Y todo ello para explicar el título de la novela, y por ende, la historia de amor que se desarrollará en ella.

¿Cuál es la insoportable levedad del ser, según Milan Kundera? El hecho de que nada se repita, que todo pase, que todo sea, en definitiva, irrelevante. En un posible eterno retorno, las cosas se repetirían constantemente, y por tanto adquirirían con el tiempo una gran importancia, puesto que podrían ser remediables.

¿Y qué tiene que ver todo esto con la historia de amor entre Tomas y Teresa? De nuevo retornamos a la sencillez del argumento: si se estudia bien, la historia de amor está llena de sucesos impredecibles. El azar lo gobierna todo, pero este azar, en un hipotético eterno retorno, podría evitarse, puesto que ya se conocerían las consecuencias. Por tanto, lo que hace insoportable la vida, la existencia, el ser, es esa levedad, esa poca importancia de las cosas.

La primavera de Praga de fondo

Con gran sagacidad, Milan Kundera encuenadra La insoportable levedad del ser en el periodo en que las tropas rusas invadieron Checoslovaquia, tras la conocida primavera de Praga. Este encuadre histórico no es caprichoso: resulta el marco perfecto para perfilar hasta la grandeza el personaje de Tomas.

Tomas ejerce de cirujano en Praga. Para mejorar su situación laboral, se trasladará a Suiza, donde parece alcanzar el éxito profesional, pero una decisión posiblemente equivocada –y relacionada con su historia de amor con Teresa- lo lleva de nuevo a su país. En Checoslovaquia le espera una sorpresa: el régimen soviético.

La evidente discrepancia entre el sentido de la libertad de Tomas y la opresión soviética lleva a Milan Kundera a entrar en un nuevo terreno teórico: lo que el escritor checo llama La Gran Marcha. Esta expresión podríamos traducirla, en el lenguaje actual, como el buenismo de quienes defienden las libertades, empeñados en  entrar en una gran engranaje histórico, que podríamos catalogar de progresista, más lleno de buenas intenciones que de otra cosa.

La negación de la mierda

Y detrás de este Milan Kundera algo crítico con personajes como él mismo, disidente ideológico, exiliado en París, liga esa ácida actitud con lo el kitsch, que es una palabra que estuvo muy de moda en los años ochenta del pasado siglo. ¿Y qué es el kitsch? Milan Kundera nos responde con contundencia:  

Es una palabra alemana que nació en medio del sentimental siglo diecinueve y se extendió después a todos los idiomas. Pero la frecuencia del uso dejó borroso su original sentido metafísico, es decir: el kitsch es la negación absoluta de la mierda; en sentido literal y figurado: el kitsch elimina de su punto de vista todo lo que en la existencia humana es esencialmente inaceptable.

E ilustra el kitsch de una forma implacable:

Nadie lo sabe mejor que los políticos. Cuando hay una cámara fotográfica cerca, corren en seguida hacia el niño más próximo para levantarlo y besarle la mejilla. El kitsch es el ideal estético de todos los políticos, de todos los partidos políticos y de todos los movimientos.

En una sociedad en la que existen conjuntamente diversas corrientes políticas y en la que sus influencias se limitan o se eliminan mutuamente, podemos escapar más o menos de la inquisición del kitsch; el individuo puede conservar sus peculiaridades y el artista crear obras inesperadas. Pero allí donde un solo movimiento político tiene todo el poder, nos encontramos de pronto en el imperio del kitsch totalitario.

¿Cuál es el sentido último de la apelación al kitsch por parte de Milan Kundera? Engrandecer aún más a sus personajes.

La levedad, la libertad y el kitsch

Con todo esto queremos decir que Milan Kundera establece en La insoportable levedad del ser un juego de temas muy poderosos, fuertemente intrincados, cuya finalidad es la de mejorar la historia de amor y, sobre todo, el perfil de sus personajes.

Por alguna extraña razón –aunque son todas las razones aquí expuestas y muchas más- Tomas y Teresa, y otros personajes secundarios que aparecen en la novela –otra historia inolvidable es la protagonizada por Franz y Sabina-, se nos hacen muy cercanos, muy reconocibles. Y las situaciones que sufren y viven tienen un contenido muy conocido, como si fueran propias de los lectores. De ahí el formidable éxito que obtuvo la novela en su momento.

La magia de Milan Kundera fue haber mezclado argumentos literarios, filosóficos y políticos de muy diversa índole sin que se notaran las costuras. Y siempre sin salir de la ficción, apelando en todo momento a una historia inventada que impregna de humanidad esta obra maestra de la literatura universal.

La insoportable levedad del ser. Milan Kundera. Tusquets.

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Acerca de José Luis Alvarado

Dijo el sabio griego que nada es comunicable por el arte de la escritura; tras apurar la copa de seca cicuta, su discípulo dilecto lo traicionó y acaso lo perfeccionó transmitiendo por escrito sus irónicos conocimientos.Como antes hiciera Montaigne, pienso que la obra de un autor se prolonga y modifica cada vez que se escribe sobre ella. La memoria, que fue oral y minoritaria, ahora se multiplica con cada palabra que integra y justifica el continuo universo, también llamado la Red.

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