Las 500 mejores novelas del siglo XX. Década 1921-1930

Para los lectores interesados en la buena literatura y que requieran de una guía de lectura fiable y contrastada, les ofrecemos esta lista de las que, a nuestro juicio, consideramos las 500 mejores novelas del siglo XX. Abarca cada uno de los cien años del siglo y pertenecen a 66 países de los cinco continentes. Muchas de estas novelas escapan de las convencionales recomendaciones al uso, recuperando autores ahora olvidados o pocos conocidos, siguiendo un escrupuloso criterio de selección que explicamos en este artículo.

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1921

Las aventuras del buen soldado Svejk. Jaroslav Hasek. Checoslovaquia

Lo que viene a demostrar esta novela es que no hay mejor antídoto contra la guerra que la risa: narrar con toda la crudeza de la realidad las absurdas órdenes y contraórdenes que se producen en cualquier cuartel es la mejor manera de acercarse al humor surrealista que se halla soterradamente bajo todo lo militar. Sólo hace falta una cosa: crear un personaje que diga que el rey está desnudo, que mire la guerra con los ojos ingenuos de un niño. El gran acierto de Jaroslav Hasek fue crear ese personaje inolvidable, un auténtico imbécil, un idiota redomado, que pasará por los cuarteles creando un clima de ingenuidad y surrealismo que sacará a la luz todo el contrasentido de la carrera militar y de la guerra. (Leer más: ¿Por qué es uno de los mejores libros del siglo XX?)

Memorias de una enana. Walter de la Mare. Gran Bretaña    

Una joya literaria en la que se narra, con una elegante prosa poética, un año en la vida de una dama victoriana, bella y educada, de muy baja estatura, que consigue diseccionar con un humor negro y surrealista a la sociedad de su época, que la rechaza y la margina. Contada en forma de memorias, el texto define perfectamente a esta enana maniática, insoportable, estrafalaria, egocéntrica, que rompe los nervios del lector más paciente. Un ejemplo perfecto de cómo una historia perfectamente inocua puede modificarse de acuerdo con el personaje que la cuente.

La tía Tula. Miguel de Unamuno. España

Dentro de las nivolas de Unamuno, quizá la más peculiar sea La Tía Tula por el tratamiento enrevesado, áspero y contundente de un tema controvertido y novedoso para la época, la figura de la mujer como madre, con la singularidad de que la protagonista, Tula, será madre por decisión propia, sin necesidad de tener hijos y ni mucho menos trato con hombres. De alguna forma Tula, la sempiterna tía, la madre inmaculada sin contacto con hombre alguno, es uno de esos personajes unamunianos que podrían haber calado en la imaginería novelística universal si no fuera porque la protagonista adolece de una característica tan española, el ascetismo, incomprensible para el resto del mundo. (Leer más: ¿Por qué es uno de los mejores libros del siglo XX?)

1922

Ulises. James Joyce. Irlanda

Su autor aseguró que había escrito esta obra para tener ocupados a los críticos durante trescientos años, cosa que por el momento está consiguiendo. En cuanto al lector medio, Joyce no dictaminó nada, pero lo cierto es que no escribió su gran novela con la idea de entretener al público, al menos en el sentido actual del término. Otra cosa es que sea una novela de imprescindible lectura para todos aquellos que quieran conocer una de las cumbres de la narrativa del siglo XX. Un monumento literario que contiene tantas novelas como el lector pueda descubrir. (Leer más: ¿Por qué es uno de los mejores libros del siglo XX?)

El castillo. Franz Kafka. Checoslovaquia

En El castillo, el protagonista, K., es un agrimensor que llega de noche a un pueblo para ejercer su oficio. El pequeño pueblo se encuentra dominado por un castillo, que si se mira bien, ni siquiera es un castillo, sino un conjunto de casas donde vive la autoridad y desde donde se establecen las normas que marcan la convivencia y la vida de los administrados. Decía Borges que dos ideas, dos obsesiones, rigen la obra de Franz Kafka: la subordinación es la primera de las dos; el infinito, la segunda. En El castillo, como en casi todas sus narraciones, hay jerarquías y estas jerarquías son infinitas. El acceso al poder es, por tanto, imposible, y no sólo tanto el acceso al poder mismo sino a sus caprichosos mandatos. Leer más: ¿Por qué es uno de los mejores libros del siglo XX?)

Babbitt. Sinclair Lewis. EE.UU.

La descripción que en esta novela hace Sinclair Lewis de la sociedad es demoledor. La caracterización del individuo medio puritano, deseoso de riquezas y de figurar en la sociedad, es brutal. Pocas veces nos ha sido dado leer una radiografía tan cruda de la mezquindad de la clase media dirigente, de la sociedad filistea en la que el rango y el dinero adquieren la pátina de respetabilidad que antes estaba atribuida a la cultura. Y todo ello, construyendo un personaje lleno de matices y de encanto, que nos lleva satisfecho de la mano por su entramado social de hipocresías, doble moral, opiniones vulgares y conveniencias. Leer más: ¿Por qué es uno de los mejores libros del siglo XX?)

Cristina, hija de Lavrans. Sigrid Undset. Noruega

Hija de un afamado catedrático de arqueología, Sigrid Undset mostró una extraordinaria predilección por las recreaciones históricas en sus novelas. Su obra maestra, Cristina, hija de Lavrans, publicada en tres volúmenes entre 1920 y 1922, que le supuso el premio Nobel de Literatura en 1928, mostró otra de sus grandes virtudes: el perfecto conocimiento del mundo de la mujer. Poco después de la publicación de Cristina, Sigrid Undset se convertirá al catolicismo atraída sobre todo, como dice Gabetti, por su tono general de humanidad. Esta obra es el mejor ejemplo de lo que lo que realmente es una novela histórica -en este caso feudal- in contemplaciones ni condescendencia con el lector.

Amok. Stefan Zweig. Austria

Al entrar en una novela de Stefan Zweig tenemos la impresión de penetrar en una cámara oscura. Al principio no se ven más que las sombras, y se oyen voces confusas, sin saber a ciencia cierta de dónde proceden. En Amok, el narrador está haciendo una travesía en barco de Calcuta hacia Europa. En la madrugada, en la completa oscuridad escucha una tosecilla seca, nota una presencia que no puede desvelar, ni siquiera el bulto engullido por las sombras. El silencio se vuelve insoportable; sólo a la luz de un fósforo vislumbrará la cara de un hombre que fuma una pipa. Desde ese momento, el hombre no cesará de hablar hasta el amanecer. Una historia de amor loco, insoportable, de emociones a flor de piel. (Leer más: ¿Por qué es uno de los mejores libros del siglo XX?)

1923

Una dama extraviada. Willa Cather. EE.UU.

Si como sostenía Gracián, lo bueno si breve, dos veces bueno, valga como caso ejemplar esta excepcional novela corta, excepcional porque resulta difícil encontrar una obra que muestre una relación tan impecable entre lo que se quiere contar y lo que se cuenta. No hay una palabra superflua, una situación que esté de más y, por otro lado, parece contener los elementos justos para causar en el lector la sensación que la autora sin duda tuvo la intención de causar. Willa Cather nos presenta en esta novela a unos espíritus muy sensibles, a punto de ser derrotados por lo que la escritora consideraba la estupidez y el mercantilismo de la vida moderna, a través de la destrucción de la vida en el medio Oeste y la muerte de la tradición de los pioneros desde la perspectiva de una mujer fuerte y optimista. (Leer más: ¿Por qué es uno de los mejores libros del siglo XX?)

El diablo en el cuerpo. Raymond Radiguet. Francia

Esta novela que el escritor francés escribió con 17 años, tres antes de morir. muestra su idea del amor, pero ¿qué idea puede tener del amor un joven de 17 años? Sólo la de un sentimiento que se desgasta con facilidad, con la inmadurez propia de los años. En la novela, el protagonista tiene 15 años cuando conoce a Marthe, la hija de unos amigos de sus padres, una chica cuya bondad quedará demostrada a lo largo de la obra y que se va a casar con un soldado que está en el frente. Corren los años de la Primera Guerra Mundial. Hay que imaginar lo que la guerra supuso para muchos chicos: cuatro años de grandes vacaciones. Para este adolescente, además, aventajado alumno y niño mimado por sus padres, va a suponer el descubrimiento del amor. (Leer más: ¿Por qué es uno de los mejores libros del siglo XX?)

La conciencia de Zeno. Italo Svevo Italia

Zeno Cosini trata de descubrirse a sí mismo a través de la escritura para quizás comprender al final que no hay nada que descubrir, o si lo hay, que no tiene importancia. Italo Svevo escribió una de las cumbres narrativas del siglo XX desde la perspectiva irónica de un hombre que no sabe hacia dónde se dirige pero sin embargo quiere saber el motivo de su ignorancia. Humor basado en lo grotesco y en la paradoja, en la ironía y la mezquindad de una vida ridícula, que hace pasar al lector momentos deliciosamente divertidos mientras contempla las peripecias tragicómicas de un personaje inolvidable. (Leer más: ¿Por qué es uno de los mejores libros del siglo XX?)

Los mutilados. Hermann Ungar. Austria

Los mutilados a los que se refiere el título son personajes a los que les falta cualquier escrúpulo ético: esa es su mutilación. La obra gira en torno a Franz Polzer, un gris empleado de banca, carente absolutamente de cualquier ambición, tan disciplinado como Emmanuel Kant, y para el que la vida consiste en que las cosas le suceden, en lugar de hacer algo por disfrutar de la vida. La historia de Franz Polzer es la del arco que lleva de la autoculpabilidad a la humillación. No cabe duda que este vulgar oficinista es un neurasténico. Los protagonistas de Kafka luchan por comprender lo que les ocurre; sin embargo, los de Hermann Ungar se dejan llevar por su neurosis, por lo general paralizante, y se convierten en perfectas víctimas propiciatorias de espíritus desalmados. (Leer más: ¿Por qué es uno de los mejores libros del siglo XX?)

1924

Mis amigos. Emmanuel Bove. Francia

Emmanuel Bove realizó un estudio de los dos aspectos capitales de la tragedia a la que puede llevarnos el exceso de sentimentalismo. Sus personajes se exponen a las sorpresas más dolorosas, víctimas de sus propios excesos. La exuberancia sentimental es un lastre que nos dificulta el camino del éxito. Los escrúpulos de la conciencia ceden muchas veces ante los argumentos de la razón, pero los errores de la sensibilidad son irreparables: amar desesperadamente sin ver lo que se ama es inclinarse sobre la hondura del egoísmo. En definitiva, una de las grandes novelas sobre el hombre ridículo. (Leer más: ¿Por qué es uno de los mejores libros del siglo XX?)

Pasaje a la India. E. M. Forster. Gran Bretaña

Esta novela es a la vez un documento histórico, una exposición filosófica y religiosa, y desde luego, una gran obra de arte, complicada y misteriosa, que puede pasar inadvertida para el gran público debido a su aparente sencillez. Se trata en realidad del viaje de iniciación de dos turistas inglesas a un país que trasciende los horizontes de la mentalidad occidental. Desde el principio muestran un vivo interés por conocer la auténtica India y sus habitantes, pero pronto se encuentran con la barrera infranqueable del racismo y la superioridad de la clase inglesa, recluida en sus clubs y en un clasismo que no oculta sus maneras despectivas y crueles hacia los habitantes nativos. Una singular novela que mereció una prodigiosa adaptación al cine por parte de David Lean. (Leer más: ¿Por qué es uno de los mejores libros del siglo XX?)

La montaña mágica. Thomas Mann. Alemania

La montaña mágica no es una novela fácil, ni por sus dimensiones, ni por su contenido. Además, Thomas Mann fue un escritor minucioso que le gustaba cincelar cada frase hasta alcanzar con ella la perfección, logrando a cada momento eso que se llama calidad de página. Para el lector que le guste una narración bien escrita, equilibrada y profunda, sin duda ésta es su novela. No diremos lo mismo a quien busque emociones fuertes o una trama complicada y entretenida, pues en La montaña mágica, aun sucediéndose las situaciones narrativas sin descanso, en realidad, ocurren muy pocas cosas, como es natural en una historia que transcurre en un lugar cerrado. En cualquier caso, una novela que nos aventuramos a calificar como colosal. (Leer más: ¿Por qué es uno de los mejores libros del siglo XX?)

Los rojos Redmayne. Eden Phillpotts. Gran Bretaña

Borges escribió una vez: «Me ha tocado en suerte el examen, no siempre laborioso, de centenares de novelas policiales. Quizá ninguna me ha intrigado tanto como Los rojos Redmayne«. También añadió que esta obra sume al lector en la más grata de las perplejidades, y no le faltaba razón. Cortázar, otro gran seguidor de novelas policiales, fue también admirador de esta excelente obra. Para el público español se trata de un libro desconocido; no así para los lectores ingleses, mucho más interesados en el placer de este género de novelas. A Phillpotts no le interesan los detectives y los criminales: le interesan las relaciones entre personas corrientes, la maldad invisible que se adueña de las oscuras almas, el asesinato como una de las bellas artes. Y de eso trata esta subyugante novela: del asesinato como una forma de expresión. (Leer más: ¿Por qué es uno de los mejores libros del siglo XX?)

1925

Manhattan Transfer. John Dos Passos. EE.UU.

John Dos Passos pensó que el progreso de una ciudad se podía mostrar a través de sus personajes, haciéndoles jugar un rol de actores influidos por el entorno en que se mueven y analizando sus respuestas y actitudes. Manhattan Transfer fue la gran apuesta del escritor norteamericano, una impresionante novela en la que se produce una simbiosis perfecta entre la ciudad y sus habitantes, trazando una poderosa red de historias que vienen a convertirse en un ritual de lo cotidiano. Al final, el único y gran protagonista de la novela es la ciudad de Nueva York, en un espacio de tiempo muy determinado, las dos primeras décadas del siglo XX. (Leer más: ¿Por qué es uno de los mejores libros del siglo XX?)

Una tragedia americana. Theodor Dreisser. EE.UU.

Una impresionante obra en la que no solo seguimos el devenir de unos personajes arrastrados por situaciones extremas, sino todo un fresco sobre el contexto social de la nación americana abocada, en los años veinte en que se desarrolla la novela, a ser un país emergente precisamente por su propia concepción de la prosperidad económica. Es el lado oscuro del sueño americano, aún enraizado en los rígidos principios morales del siglo XIX pero despertando a los nuevos tiempos que habrían de llegar. Es la historia de un hombre que se ve sobrepasado por las circunstancias, por su propio deseo desmesurado en un ambiente de miseria moral en la que todo parece valer para alcanzar el éxito y la posición social. (Leer más: ¿Por qué es uno de los mejores libros del siglo XX?)

El gran Gastby. Francis Scott Fitzgerald. EE.UU.

Al igual que ocurrió con su propia persona, Francis S. Fitzgerald imaginó a un hombre, Jay Gatsby, que tenía un solo deseo: conquistar a la mujer de sus sueños; escribió El gran Gatsby por pura necesidad y construyó en ella un personaje fascinante que sólo podía ser su retrato ideal, el hombre que nunca llegó a ser. El gran hallazgo de la novela es, sin duda, el punto de vista que eligió el autor para contarla: utiliza a un personaje mediocre, que relata en primera persona la historia, sin apenas saber nada de ella. Y como en toda primera persona, hay mucho más de interpretación que de realidad. Ello le da un brillo al mundo de los ricos que jamás se ha alcanzado con otra novela. (Leer más: ¿Por qué es uno de los mejores libros del siglo XX?)

Los políglotas. William Gerhardie. Rusia

Evelyn Waugh alabó el estilo de escritura de William Gerhardie, tal vez porque le recordaba al suyo propio, y es que esa es la primera impresión que recibimos cuando abrimos las páginas de Los políglotas: estamos ante una novela de humor al estilo de Waugh, un humor irónico, corrosivo y surrealista, administrado a través de excéntricos personajes que se desenvuelven en medio de situaciones grotescas. Pero en ese humor también hay un fondo de tristeza. La crítica en su tiempo no supo ver que William Gerhardie no estaba haciendo una novela de humor, sino que la realidad que él vio y vivió fue así de absurda, y que a partir de un determinado momento, esa realidad pasó a ser triste y siniestra. (Leer más: ¿Por qué es uno de los mejores libros del siglo XX?)

Los monederos falsos. André Gide. Francia

Una obra maestra, muy compleja, que gira alrededor del mundo de la adolescencia, atractiva en todas sus páginas, que aportan un interés creciente conforme se avanza en su lectura, escrita de manera que una situación lleva a otra, que las relaciones se entrecruzan, se envenenan y complican a lo largo de la trama, con una profundidad de los personajes realmente envidiable, personajes llenos de vida y carnalidad, sobre los que no nos resulta difícil identificarnos los adolescentes que todos hemos sido. (Leer más: ¿Por qué es uno de los mejores libros del siglo XX?)

Don Segundo Sombra. Ricardo Güiraldes. Argentina

La estructura de la obra es de tipo episódico y en ella Ricardo Güiraldes nos muestra la evolución de Fabio Cáceres, el protagonista. A lo largo de la trama se convierte de niño en hombre; de guacho a gaucho. En este sentido Don Segundo Sombra viene a ser la edificante historia de un viaje iniciático, una novela de transformación en la que Fabio descubrirá la relevancia de ciertos valores como la lealtad, la tolerancia, el honor o la valentía. Uno de los mejores ejemplos de la literatura gauchesca, una novela que apuesta por presentar de manera idealizada la forma de vida del gaucho y que muestra como positiva la vida rural, la cual da forma a individuos de provecho y los forja con una personalidad caracterizada por la sensatez. (Leer más: ¿Por qué es uno de los mejores libros del siglo XX?)

El delator. Liam O’Flaherty. Irlanda

Liam O’Flaherty se ocupó de que el lector se encontrara en una encrucijada de desafectos con una narración dura, cruel, intensa, que no suelta al lector desde la primera página, porque lo introduce de repente en un mundo rufianesco de personajes despreciables en un país en guerra, Irlanda, donde todos son lo que parecen, donde no hay engaño porque el mal no admite máscaras en este relato estremecedor. Una novela que se puede leer como un buen relato policíaco, aunque no haya policías, y también como una mera venganza que se va trasladando por las páginas del libro hasta su impactante final. (Leer más: ¿Por qué es uno de los mejores libros del siglo XX?)

La señora Dalloway. Virginia Woolf. Gran Bretaña

Virginia Woolf trató de narrar en La señora Dalloway la historia invisible de una mujer que sabe hacer en su cotidianidad el milagro de la invención diaria de la vida. Clarisa Dalloway es una mujer de la alta sociedad londinense, de cincuenta y dos años, casada y con una hija, que quiere dar una fiesta. La seguiremos desde el momento de la mañana en que sale a comprar flores, un espléndido día de junio de 1923, hasta la recepción vespertina. Un prodigio de estilo narrativo, como si la escritora hubiera colocado una cámara dentro de los pensamientos de sus personajes, que se mueve a la vez que éstos. (Leer más: ¿Por qué es uno de los mejores libros del siglo XX?)

1926

Bajo el sol de Satanás. Georges Bernanos. Francia

Se trata de una novela de ambiente religioso, pero no por ello debe suponer un rechazo por parte del lector no creyente, sino bien al contrario, es sugestiva la manera que el autor tiene de abordar la crisis existencial mediante el vehículo de la ficción, de forma que nos encontramos ante una obra maestra precisamente por su difícil filiación católica, que a cualquier otro escritor se le hubiera ido de las manos, convirtiendo la novela en mero panfleto. Una novela sobre el concepto del pecado que termina abordando con precisión la, en ocasiones, difícil distinción entre el Bien y el Mal. (Leer más: ¿Por qué es uno de los mejores libros del siglo XX?)

Mi enemigo mortal. Willa Cather.  EE.UU.

La novela se divide en dos partes claramente diferenciadas: en la primera, un matrimonio afincado en Nueva York tiene una vida llena de emociones intelectuales y sentimentales; en la segunda parte, ese matrimonio vive en el Oeste la ruina de sus vidas. Pero en medio hay un ingrediente desconcertante: la historia es narrada por una tercera persona, una chica conocida de ella, que solo podrá contar aquello que ve o escucha, y que no imagina nada más. Un ejemplo de contención y economía verbal, de intensidad y de ritmo, muy en la estela de las novelas breves de Henry James. (Leer más: ¿Por qué es uno de los mejores libros del siglo XX?)

Tirano Banderas. Ramón del Valle-Inclán. España

Sobre el trasfondo de las dictaduras presidencialistas hispanoamericanas y las grandes revoluciones del siglo XIX, se teje una narración en la que el auténtico protagonista es el pueblo, y el tema central la degradación del hombre por el hombre. Un imaginario país, Santa Fe de Tierra Firme, vive sometido a la dictadura del general Santos Banderas, hombre «cruel y vesánico» al que se enfrenta una oposición empujada por alucinados románticos visionarios con aires de redentores místicos. A través del recurso del esperpento, Valle denunció cualquier sistema político que rebaje la condición humana a las fronteras de la animalidad. (Leer más: ¿Por qué es uno de los mejores libros del siglo XX?)

Fiesta. Ernst Hemingway. EE.UU.

Fiesta, de Ernst Hemingway. Reseña Cicutadry

Esta hermosa y punzante historia narra la excursión a Pamplona de un grupo de americanos e ingleses exiliados en París en los años veinte, donde se reencuentran la seductora Brett Ashley y el desventurado Jake Barnes, que durante la Primera Guerra Mundial vivieron un amor genuino e irrealizable. El ambiente del París rive gauche y las descripciones de las corridas de toros en España, brutalmente realistas, son la metáfora de una era de bancarrota moral, amores imposibles e ilusiones perdidas. (Leer más: ¿Por qué es uno de los mejores libros del siglo XX?)

1927

El lobo estepario. Hermann Hesse. Alemania

El lobo estepario es un libro escrito para aquellas generaciones que se encuentran extraviadas entre dos épocas, entre dos estilos de vida, de modo que tiene que perder toda naturalidad, toda norma, toda seguridad e inocencia. Las anotaciones de su protagonista, Harry Haller, pertenecen a aquellos que se han enzarzado entre dos momentos distintos de la vida o del mundo, aquellos cuyo sino es vivir todos los enigmas de la vida humana sublimados como infierno y tormento en su propia persona. Haller, como tantos jóvenes del siglo, vive en pos de los placeres y de una nueva vida desde la oscuridad de su ser, desde la libertad más absoluta, y eso es lo que hace que esta novela inolvidable. (Leer más: ¿Por qué es uno de los mejores libros del siglo XX?)

Thérèse Desqueyroux. François Mauriac. Francia

Sobre la base de un crimen frustrado por parte de la protagonista de la novela, Mauriac escribió una obra sofocante dentro de un ambiente burgués, aparentemente normal, que la dota de un interés excepcional. Thérèse ha intentado envenenar a su marido, pero al no conseguirlo, y con el fin de evitar ser denunciada por éste, se doblega sus exigencias y termina viviendo un confinamiento asfixiante junto a la persona que más odia. Un estudio de la naturaleza humana cuando la propia personalidad nos pone en una situación límite.

Envidia. Yuri Olesha. Ucrania

Un orgulloso director de una fábrica de alimentos que quiere dotar de salchichas a las masas proletarias, Andréi Bábichev, es un ciudadano ejemplar que ha asumido con entusiasmo la creación del Nuevo Hombre socialista. El azar lo lleva una noche a conocer a Nikolái, un borracho y haragán que acaba de ser expulsado de una taberna. Andréi lo invita a vivir en el sofá de su casa, pero su gesto fraternal supondrá meter al enemigo en casa: el odio y la envidia de quien nada tiene frente al hombre admirable que ha olvidado el sentido de la palabra libertad. Una sátira punzante que hace tambalearse nuestra idea de la palabra generosidad.

Chevengur. Andréi Platónov. Rusia

Alexandr Dvánov, el protagonista de Chevengur, escucha un día que el socialismo se ha instaurado en las tierras rusas, y con la ilusión de un hombre ingenuo, sin conocer nada de la doctrina revolucionaria, emprende un viaje proclamando las nuevas ideas o tratando de encontrarlas. La gran virtud de esta extraordinaria novela es que su autor no nos cuenta el advenimiento de la revolución desde la dura y obligada perspectiva socialista a la que estaban condenados los escritores de su tierra, sino que lo hace con un delicioso aire de leyenda, como si nos estuviera contando un extraño cuento de hadas. (Leer más: ¿Por qué es uno de los mejores libros del siglo XX?)

El puente de San Luis rey. Thornton Wilder. EE.UU.

La caída en julio de 1714 del «puente más bonito de todo el Perú» y la consecuente muerte de 5 viajeros, incide a un fraile franciscano a iniciar una investigación acerca de las causas del accidente que, por caminos inesperados, le pondrá a las puertas de la muerte en la hoguera. La novela consistirá en seguir a esos 5 personajes hasta el momento en que pasaban por encima del puente, y sus curiosas coincidencias. La emocionante peripecia y la colorista reproducción del Perú de los virreyes, bajo el Imperio español, no ocultan sin embargo una aguda exposición de lo que es, esencialmente, una cuestión metafísica: la naturaleza de la voluntad divina. (Leer más: ¿Por qué es uno de los mejores libros del siglo XX?)

Al faro. Virginia Woolf. Gran Bretaña

Basada en la propia infancia de la autora, la novela cuenta la historia de la familia Ramsay en la isla escocesa de Skye en el período de entreguerras. El rumor del mar, la presencia insomne del faro, la guerra, la muerte, el erotismo o el transcurso del tiempo se entreveran en la larga conversación de la novela formando un oleaje de símbolos, palabras e imágenes. Una novela sin apenas trama, en la que aparentemente no ocurre nada, pero que sin embargo crece en interés gracias al sabio recurso de la autora de conocer a cada uno de los personajes a través, siempre, de otro.

1928

Historia del ojo. Georges Bataille. Francia

Publicada de forma clandestina bajo el seudónimo de Lord Auch (cuya traducción sería, «Lord A La Mierda»), Historia del ojo fue recibida con entusiasmo por el movimiento surrealista, del que Bataille nunca formó parte. No es extraño que el surrealismo viera en esta obra muchas de las propuestas que ellos defendían, y de alguna manera un lector despistado podría leer la novela en dicha clave surrealista, pero por suerte es mucho más que eso. Más bien podría calificarse como una novela infantil pornográfica, sin que por ello haya que temer referencia pedófila alguna en el texto. Una fiesta de la imaginación en la que el sexo no es más que una excusa perfecta para haer disfrutar al lector. (Leer más: ¿Por qué es uno de los mejores libros del siglo XX?)

Nadja. André Breton. Francia

Nadja es la novela surrealista por excelencia. Siendo injustamente escuetos, podríamos decir que es una bellísima historia de amor si no fuera porque aquí el amor es entendido de una forma muy distinta a lo que estamos acostumbrados. En ese sentido, Breton es tajante frente al lector: toda la primera parte de la novela es una justificación de por qué ha escrito la segunda parte, que es la historia de amor o de su encuentro con Nadja. Esta segunda parte supone el delirio y la imaginación más pura acerca del amor que se haya escrito. (Leer más: ¿Por qué es uno de los mejores libros del siglo XX?)

El final del desfile. Ford Madox Ford. Gran Bretaña

Una monumental novela que se desarrolla antes, durante y después de la Primera Guerra Mundial. Lo que viene a exponer Ford Madox Ford es la caída estrepitosa de un mundo, el victoriano, que se ve arrastrado por la vorágine de la Gran Guerra y queda destrozado para siempre. Aunque la novela se editó en un solo tomo, en realidad se trata de cuatro novelas cuya lectura no es independiente, sino que entremezcla la fabulosa historia de unos personajes que quedan de forma indeleble en la mente del lector. (Leer más: ¿Por qué es uno de los mejores libros del siglo XX?)

Contrapunto. Aldous Huxley. Gran Bretaña          

Aldous Huxley fue un escritor inusitadamente inteligente. Como lo calificó en su tiempo Günter Blöcker “ese cínico divertido que tostaba a la sociedad inglesa de la posguerra en el fuego de su ironía”, no dejó en esta novela títere con cabeza respecto a la sociedad inglesa alta y culta, en una divertida –por satírica- obra que expone la enorme brecha entre razón e irracionalidad, entre sensualidad y espíritu. Con unos diálogos mordaces, desenmascara toda la corrupción del ser humano en un baile de personajes y secundarios solo comparable al de Ulises de Joyce. (Leer más: ¿Por qué es uno de los mejores libros del siglo XX?)

Los niños. Edith Wharton. EE.UU.

La trama parece centrarse en un solo hecho: un ingeniero solitario vuelve a Europa después de recorrer el mundo con sus trabajos, y en el barco se encuentra a una familia formada por siete niños y dos institutrices. La soledad que trasmiten esos niños es digna de las mejores páginas de la literatura. Sin un asomo de sentimentalismo ni facilidades al lector, vemos deambular a esta pequeña familia por la vida, sin sus padres, buscando un cobijo para una soledad que no se puede explicar con palabras, sino asistiendo a su triste errar por el mundo. Es la gran novela sobre la compasión humana. (Leer más: ¿Por qué es uno de los mejores libros del siglo XX?)

El caso Maurizius. Jakob Wassermann. Alemania

Basada en un célebre error judicial, esta obra maestra, crítica e idealista, posee la grandeza de una tragedia griega. Inspirándose en las implicaciones morales y filosóficas de la crisis europea de la primera mitad del siglo XX, su autor realizó una de las más apasionadas denuncias de la injusticia y la crueldad de la sociedad burguesa de su tiempo. Un ejemplo de cómo un escritor puede caracterizar a sus personajes por cada uno de sus actos, dejando al lector su propio juicio sobre ellos.

1929

Los siete locos. Roberto Arlt. Argentina

El escritor argentino consiguió combinar dos enfoques novedosos para los cánones de aquella época: por un lado, trasladó al argumento los problemas sociales por los que pasaba la Argentina de los años 20, para lo que incluyó ciertas reflexiones y enfoques filosóficos que en cierto modo se anticiparon a la corriente de pensamiento existencialista, pero a ese factor habría que añadir el estilo tan característico de Roberto Arlt, que empleaba giros del lenguaje porteño y que le valieron críticas de ser un escritor que despreciaba el uso correcto del lenguaje, lo que confiere a la obra una fuerte crítica social. El absurdo existencial, la muerte, el amor, el sentido de la vida y otros tantos son los temas que el autor escoge como puntos de partida para construir una crítica brutal a todo lo establecido. (Leer más: ¿Por qué es uno de los mejores libros del siglo XX?)

Berlin Alexanderplatz. Alfred Döblin. Alemania

Berlin Alexanderplatz es sin duda un homenaje a la capital alemana, pero también lo es a la ciudad como tal, a la ciudad moderna, con sus proletarios y sus burgueses, sus lugares encantadores y sus bajos fondos, a los bares, los prostíbulos, los negocios y las fábricas, a una ideología política variopinta que circula entre las personas: el socialismo, el capitalismo, el comunismo, el fin de una era, el comienzo de otra desconocida que se iniciará con una nueva guerra mundial. Apoyada en las nuevas técnicas narrativas que aportó el Ulises de Joyce y Manhattan Transfer, de Dos Passos, da un paso más allá, mezclando en sus páginas la sociedad industrializada, maquinal y moderna, la ciencia y la tecnología, el periodismo o la publicidad. Una novela única. (Leer más: ¿Por qué es uno de los mejores libros del siglo XX?)

El ruido y la furia. William Faulkner. EE.UU.

Narrada desde el punto de vista de un idiota, El ruido y la furia es una novela donde los elementos fundamentales permanecen ocultos para el lector que, si es inteligente, podrá ir descubriendo como a través de una rendija. Y tras esa rendija lo que aparecerá será una historia llena de poesía, odio y obsesión, una historia deslumbrante labrada con la meticulosidad de los viejos y bellísimos jeroglíficos egipcios. Nunca se había escrito una novela así, y nunca volverá a escribirse, un festín para quien admira la gran literatura. (Leer más: ¿Por qué es uno de los mejores libros del siglo XX?)

Doña Bárbara. Rómulo Gallegos. Venezuela

Una novela de portentosa fuerza creativa que destaca por encima de la narrativa que se desarrollaba en su época y que, trascendiendo sus fronteras, tanto físicas como temporales, puede leerse con deleite por los lectores contemporáneos. La historia transcurre a finales del siglo XIX y toda ella se desarrolla en el llano venezolano. Con estos antecedentes, la novela podría parecer condenada a convertirse en una visión localista de un hecho propio de aquellas tierras, sin interés para el público foráneo, pero Gallegos obvió esta objeción construyendo unos personajes vigorosos, una trama llena de momentos inesperados, un estilo cargado de extraordinarios recursos literarios y unas dotes descriptivas de una belleza prodigiosa. (Leer más: ¿Por qué es uno de los mejores libros del siglo XX?)

Huracán en Jamaica. Richard A. W. Hughes. Gran Bretaña

Aunque disfrazada de novela de piratas, Hugues ensaya en Huracán en Jamaica una sutil y profunda incursión en la infancia, que nos lleva a recordar al mejor Stevenson. El argumento es simple. Una familia británica afincada en una plantación en Jamaica, ve destrozada sus posesiones por un huracán. Los padres, para proteger y garantizar una buena educación a sus cinco hijos, deciden enviarlos a Inglaterra, en un movimiento inverso al colonizador. En el viaje de regreso su barco es atrapado por un grupo de curiosos piratas, en unas aguas donde coexisten, como una confusión de fechas, embarcaciones a vela con barcos de vapor. Una novela apasionante tanto para niños como para adultos. (Leer más: ¿Por qué es uno de los mejores libros del siglo XX?)

Climas. André Maurois. Francia

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André Maurois quiso escribir una novela sobre el amor como cristalización, a la manera de Stendhal, de modo que alcanzara un grado muy intenso para después mostrarnos su lado más oscuro, el lado del declive y la imposibilidad de realizar ese amor deseado. No obstante, Climas no es una novela de amor, sino una novela sobre el amor, y más concretamente, sobre el amor en el matrimonio, sobre la descomposición del matrimonio cuando de él se espera más de lo que puede dar. De alguna manera nos viene a demostrar que mientras se intenta reconstruir una vida a costa de la felicidad que otorga el amor, esa felicidad se convierte poco a poco en irreal, se va evaporando como el humo, porque el amor es cosa de dos. (Leer más: ¿Por qué es uno de los mejores libros del siglo XX?)

El ángel que nos mira. Thomas Wolfe. EE.UU.

Aparentemente autobiográfica, se trata de un relato de iniciación que rehúye cualquier tópico en su composición: no se trata del retrato de un personaje desde que nace hasta que alcanza la madurez intelectual, sino de una indagación en el alma humana,  de una serie de preguntas sin respuesta, de un tortuoso descenso a la complejidad de las relaciones, a la formación del alma. William Faulkner, que no era precisamente muy proclive a los halagos ni a la modestia, señaló en una ocasión que él era el segundo mejor escritor norteamericano vivo; el primer puesto se lo otorgó a Thomas Wolfe. (Leer más: ¿Por qué es uno de los mejores libros del siglo XX?)

Veinticuatro horas en la vida de una mujer. Stefan Zweig. Austria

La heroína de esta novela, que durante un sólo día de su vida pierde el dominio de sí misma y se entrega a un ser indigno, al volver al hogar, vuelve llena de íntima vergüenza; desvía la cara para que su hijo no la bese y siente el deseo físico de purificarse. Hay una lucidez extraña en las criaturas de Stefan Zweig: ellas mismas se ven caer arrastradas por una pasión, y ellas mismas son capaces de analizar sus actos una vez realizados para llevarlos como un estigma a lo largo de sus vidas. Íntimo amigo de Sigmund Freud, Zweig presentó seres que sucumben repentinamente a una llamada del abismo, da vida novelesca a la idea de que bajo la orgullosa figura del ser humano responsable pervive el ser primitivo como una tierra fértil en la que sigue prosperando una flora pujante y dañina. (Leer más: ¿Por qué es uno de los mejores libros del siglo XX?)

1930

Paralelo 42. John Dos Passos. EE.UU.

En el amplio fresco narrativo que constituye la Trilogía USA -de la que Paralelo 42 fue la primera novela- Dos Passos intentó dar fe de lo que fueron los Estados Unidos en las primeras décadas del siglo XX, y lo hizo valiéndose de tres tipos de textos: el Ojo de la Cámara, en el que muestra en tromba un perspectiva original de los pensamientos y sentimientos de los personajes; los Noticiarios, en los que recoge noticias verídicas de esos años, , y la parte novelesca propiamente dicha, en la que va siguiendo las correrías de personajes de muy diversa condición social, que en algunos casos se cruzan, se encuentran y se separan. De esta forma dio una visión completa, y absolutamente novedosa desde el punto de vista narrativo, de un país tan heterogéneo como los Estados Unidos.

Mientras agonizo. William Faulkner. EE.UU.

Una de mis obras favoritas del autor, esta novela cuenta una historia de una simplicidad asombrosa:  una familia lleva a la madre muerta para ser enterrada en una ciudad que está a unos cuantos kilómetros de su casa. No hay más, y resulta evidente que el tema no da mucho de sí, pero el vigor narrativo de Faulkner, su poder imaginativo y, sobre todo, su formidable estilo, transforman cualquier prejuicio que tengamos acerca de la trama, la hacen invisible porque en medio están las palabras, la fuerza de las palabras que convierten una historia anodina en un tour de force que se va superando a sí mismo conforme avanzan las páginas, como si a aquello que estuviéramos leyendo le crecieran gruesas raíces que se van agarrando y oprimiendo la mente del lector hasta dejarlo sin aliento. (Leer más: ¿Por qué es uno de los mejores libros del siglo XX?)

La defensa. Vladimir Nabokov. Rusia

A primera vista, La defensa es una novela sobre el ajedrez, o sobre un ajedrecista (su título original en ruso era La Defensa Luzhin), pero, aun siéndolo, se trata de una novela sobre el propio Nabokov, sobre sus obsesiones y sus manías, que mantendría a lo largo de su carrera literaria. De esta forma, la obra es una buena manera de adentrarse en el universo de Nabokov, sin que los intrincados juegos de palabras y las digresiones continuas de su estilo posterior impidan ver la calidad de su prosa y el asombro de su inventiva. (Leer más: ¿Por qué es uno de los mejores libros del siglo XX?)

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Acerca de José Luis Alvarado

Dijo el sabio griego que nada es comunicable por el arte de la escritura; tras apurar la copa de seca cicuta, su discípulo dilecto lo traicionó y acaso lo perfeccionó transmitiendo por escrito sus irónicos conocimientos.Como antes hiciera Montaigne, pienso que la obra de un autor se prolonga y modifica cada vez que se escribe sobre ella. La memoria, que fue oral y minoritaria, ahora se multiplica con cada palabra que integra y justifica el continuo universo, también llamado la Red.

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