Patricia Highsmith revolucionó la novela negra tanto por sus planteamientos (en muchos casos controvertidos por su misantropía) como por el profundo trabajo psicológico de sus personajes. En este artículo trataré de analizar algunas de sus principales obras y algunas de las adaptaciones al cine que se han realizado de sus novelas.
Esta tejana nació con el nombre de Mary Patricia Plangman en 1921. Su crianza tuvo lugar en lo que hoy se conoce como una familia desestructurada, pues cuando ella nació sus padres ya estaban divorciados y Patricia no conoció a su padre hasta que cumplió los doce años. La relación con su madre tampoco fue precisamente buena, teniendo en cuenta que esta intentó provocar su aborto bebiendo aguarrás. La persona que realmente la cuidó como a una hija fue su abuela materna. Cuando tenía tres años, su madre se casó con Stanley Highsmith, del que ella tomaría su apellido. Esta infancia un tanto tormentosa marcó su vida, su carácter y, también sus obras.
A muy temprana edad quedó fascinada con el ensayo La mente Humana del psiquiatra Karl Menninger, de donde sacaría muchas de las ideas que componen a sus personajes. En 1942 se gradua en la universidad y comienza a trabajar en un editorial haciendo sinopsis de comics. En esta época descubre la homosexualidad, que será el tema centra de su obra El precio de la sal, que ha tenido una reciente y exitosa adaptación al cine bajo el título de Carol.
Comenzó escribiendo pequeños relatos que enviaba a las revistas especializadas, aunque no fue hasta 1950 que publicaría su primera novela Extraños en un tren, que le valdría un éxito inmediato gracias a la adaptación de Alfred Hitchcock.
Fue una escritora prolífica aunque muy controvertida para el mercado americano, debido a su misogínia y misantropía que se reflejaban en sus cuentos. Llegó a publicar más de 30 libros entre novelas y compendios de cuentos. Una de estas colecciones de relatos se titulaba precisamente Pequeños cuentos misóginos.
La saga de Ripley
En 1955 tras una breve estancia en Europa que Highsmith pagó con los derechos de Extraños en un tren, creó al personaje de Tom Ripley, y en él reflejo alguno de las facetas más amorales de su propia personalidad.
Fue la saga de libros sobre este extraño y cínico personaje los que le valdrían su mayor reconocimiento, recibiendo premios como el Gran Premio de Literatura Policíaca.
El personaje de Tom Ripley ha sido adaptado numerosas veces al cine. Es un personaje de una extremada ambigüedad moral, un estafador extremedamente inteligente que suplanta a sus víctimas, tiene pocos escrúpulos y no le tiembla el pulso a la hora de asesinar. Aunque Extraños en un tren ya apunta ciertas maneras en cuanto al carácter de los personajes típicos de Highsmith, con el de Ripley la autora crea una corriente de novela policíaca completamente diferente, en la que el criminal queda impune, saliendo airoso de todos sus problemas.
Las novelas que forman la saga de Ripley son: El Talento de Mr. Ripley, La máscara de Ripley, El juego de Ripley, Tras los pasos de Ripley y Ripley en peligro, con la que se cierra la saga.
El talento de Mr. Ripley
Es la novela que inicia la saga de Tom Ripley, un estafador que se mueve por un esquema moral propio y retorcido.
Tom Ripley es un personaje que puede ser frío o encantador según le convenga a sus intereses y cuyo talento especial es su camaleonismo que le permite hacer cualquier cosa para sobrevivir. Ripley es enviado a Europa para convencer a Dickie Greenleaf, el hijo de un magnate de Nueva York, para que regrese a Estados Unidos y se haga cargo de sus negocios.
Al llegar, Ripley encuentra una oportunidad de oro para colocarse en un lugar privilegiado y cambiar su suerte. Consigue engañar a Dickie y a su prometida haciéndose pasar por un compañero de universidad de este y fingiendo su misma pasión por el arte.
Cuando Dickie se cansa de Ripley, este ve como su futuro y su posición peligra, sus sentimientos y él mismo se desmoronan y es entonces cuando descubre su verdadero talento.
Fue adaptada por primera vez al cine en 1960 por René Clément con el nombre de A Pleno Sol, con Alain Delon en papel de Tom Ripley.
Más tarde, en 1999 hubo otra adaptación dirigida por Anthony Minghella, en ella el papel de Ripley fue interpretado por Matt Damon, que estuvo acompañado por Jude Law como Dickie Greenleaf, en el reparto además aparecieron Gwyneth Paltrow, Cate Blanchet y el desparecido Phillip Seymour Hoffman. Aunque Matt Damon es un actor excelente, creo que Ripley no es un personaje que encaje del todo bien con él, porque no tiene el cinismo necesario para llegar a la esencia de este personaje.
Ha habido otras adaptaciones del personaje para la televisión y el cine, una de las mejores tal vez sea la que llevó a cabo Win Wenders de El juego de Ripley, con Dennis Hopper. Según la propia autora, Hopper supo captar mejor que nadie el carácter de su querido Tom Ripley.
Una adaptación posterior de esa misma novela fue protagonizada por John Malkovich, un excelente actor que, a mi juicio, sabe recoger la esencia de ese cinismo del personaje.
Extraños en un tren
Patricia Highsmith supo crear una novela policíaca de corte más clásico. La autora nos habla de la historia de un crimen perfecto, uno sin aparente móvil. Bruno y Guy son dos tipos que viajan en un mismo tren, ambos son personajes de dudosa moral, uno quiere librarse de su mujer y el otro de su padre.
Aunque Guy rechaza semejante majadería, no lo hace Bruno, quien tras cumplir con su parte del plan, exige al otro que cumpla la suya.
Extraños en un tren sería la novela que lanzaría a Highsmith a la fama gracias a la famosa adaptación de Hitchcock en cuyo guión llegó a trabajar Raymond Chandler, algo que no fue casualidad, ya que el maestro del suspense arrastraba varios fracasos seguidos y quiso cubrirse las espaldas.
Sin embargo, Extraños en un tren conserva poco del guión original de Chandler y muy poco de la novela, por suerte para su director, resultó ser un éxito de taquilla ya que se acercaba mucho más al film noir original.
Robert Walker y Farley Granger (que no era del gusto del director) llevan el peso de las escenas, aunque Walker brilla por encima de su compañero de reparto. Guy y Bruno son dos caras de una misma moneda y, aunque en la película desaparece el fondo homosexual de su relación, siempre queda un rastro visible en la obsesión de Bruno.
En Extraños en un tren, Hitchcock supo llevar al límite el suspense creando un clime extraño donde el espectador siempre sabe más que los personajes. Aunque el director nunca estuvo contento con el resultado final, sigue siendo una de sus mejores obras.
Una maestra innovadora
Patricia Highsmith fue, ante todo, una excelente escritora que supo imprimir al género policiaco una voz propia muy inovadora. Muy pocos son los autores que han logrado escribir historias del género negro o policial con la minuciosidad psicológica que caracteriza a Highsmith. Los personajes actúan, como en el caso de Ripley, movidos por impulsos completamente egoístas y, lejos de producir empatía en el lector, le resultan más bien desagradables. Uno de los mayores aciertos de Highsmith es que nunca juzga a sus personajes, quienes parecer moverse siempre al margen de la moralidad, sin plantearse lo que es correcto, legal o moral. Todo eso no son más que prejuicios para los personajes, lastres de los que deben deshacerse si aspiran a lograr sus verdaderos objetivos. Otro grande de la literatura, nada menos que Graham Greene, dijo de ella:
Uno no cesa de releerla. Ha creado un mundo original, cerrado, irracional, opresivo, donde no penetramos sino con un sentimiento personal de peligro y casi a pesar nuestro, pues tenemos enfrente un placer mezclado con escalofrío.
Todo un placer sin duda, acercarse a esta singular escritora. Si no lo han hecho aún, les invito a que la conozcan,
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