Dejando atrás al hombre de celofán, de Justo Arroyo: el hombre transparente

Portada de Dejando atrás al hombre de celofán, de Justo Arroyo

Dejando atrás al hombre de celofán es una obra escrita por el autor panameño Justo Arroyo, reconocido como príncipe de las letras panameñas y cuya producción narrativa, tanto en novela como en cuento ocupa un lugar más que destacado en la literatura de Panamá. El escritor, gracias a su talento y a libros tan exitosos como Dejando atrás el hombre de celofán, ha conseguido, además de diversos premios y reconocimientos, formar parte de la Academia Panameña de la Lengua.

El autor Justo Arroyo consiguió en el año 1971 su acto creativo gracias a la novela Dejando atrás al hombre de celofán. Esta obra obtuvo aquel año el Premio Ricardo Miró, que supone haber alcanzado el máximo galardón literario nacional. Cabe destacar que no fue esta la única vez que obtuvo este reconocimiento, sino que lo recibió en ocho ocasiones más, por sus novelas Semana sin viernes, Lucio Dante resucita, Sin principio ni fin y Otra luz, y por sus libros de cuentos Capricornio en gris, Rostros como manchas, Para terminar diciembre y Réquiem por un duende, lo que convierte a Justo Arroyo por méritos propios en un auténtico fuera de serie de la literatura, no solo panameña, sino que lo alza como uno de los escritores más relevantes de Hispanoamérica.

Dejando atrás al hombre de celofán es una novela en la cual podemos encontrar tintes autobiográficos. El autor Justo Arroyo se dedicó a ser profesor de español, cuya profesión le dio la oportunidad de impartir clases durante un tiempo en Bocas del Toro, un lugar donde pasó por una serie de dificultades personales.

La primera parte de Dejando atrás el hombre de celofán cuenta la historia de un profesor de Lengua Española, de carácter mujeriego que, pese a sus continuas aventuras tiene una novia, Michele, con quien está comprometido. Precisamente es ese compromiso lo que le lleva a aceptar un trabajo como profesor de Español en La Isla, un lugar sito en la Antigua Zona del Canal y que en la época en que sucede la narración, se encontraba administrada por Estados Unidos. El protagonista accede, pues, a viajar por trabajo a La Isla, aunque se trata de un lugar que, por su aislamiento y mala comunicación, nadie quiere como destino de trabajo. Sin embargo, el protagonista de la obra acepta ese destino y encontrando allí un sinfín de experiencias que le invitan a crecer personalmente.

El protagonista de Dejando atrás al hombre de celofán formalizará su relación con Michelle con quien se casa y tiene un hijo, pero pese a todo ello, no abandona del todo su perfil mujeriego y su manera de ser, factor donde podemos ver reflejado el término «celofán», en el sentido de que sigue comportándose como un hombre “transparente” e inicia una relación con Mina, que se convierte, en un momento de la novela, en una especie válvula de escape a la rutina que impera en La Isla.

Asimismo, el personaje se involucra en la batalla de géneros y razas, la xenofobia existente en la Antigua Zona del Canal en la época en la que se ambienta la novela. Los problemas entre los angloparlantes y los hispanohablantes, por ejemplo, dan pie a que unos alumnos acusen en falso a un profesor de origen estadounidense y raza negra de haber querido abusar sexualmente de ellos. Mediante el desarrollo de sucesos como el que acabamos de señalar, encontramos una novela que reivindica la libertad de razas, de culturas, de ideales, de pensamientos y de sueños.

A su vez, podemos encontrar toques nacionalistas, un elemento muy frecuente en autores panameños. Esto se debe a que, como ya hemos señalado, en la época en la que se desarrolla la narración una parte del país (la del Canal) estaba controlada administrativamente por Estados Unidos. El sentimiento nacional está presente en toda la narración aunque no es lo más relevante de la novela.

Justo Arroyo trata de manejar con esta fantástica novela diferentes temas. Se comienza con una historia de sensualidad que acaba desembocando en una obra con un claro mensaje de libertad que lucha contra la corrupción y la imposición de pensamientos, culturas e ideologías que ni personaje ni autor comparten.

De este modo, Dejando atrás al hombre de celofán acaba con una metáfora muy profunda con la que el autor nos expresa que en muchas ocasiones debemos dejar de ser quienes somos atravesando difíciles momentos. Pues solo así se deja atrás el pasado, y el hombre de celofán.

Dejando atrás al hombre de celofán. Justo Arroyo. Instituto Nacional de Cultura y Deportes.

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Acerca de Jaime Molina

Licenciado en Informática por la Universidad de Granada. Autor de las novelas cortas El pianista acompañante (2009, premio Rei en Jaume) y El fantasma de John Wayne (2011, premio Castillo- Puche) y las novelas Lejos del cielo (2011, premio Blasco Ibáñez), Una casa respetable (2013, premio Juan Valera), La Fundación 2.1 (2014), Días para morir en el paraíso (2016) y Camino sin señalizar (2022).

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