Un lugar soleado para gente sombría, de Mariana Enríquez: el terror de lo cotidiano.

Portada de Un lugar soleado para gente sombría, de Mariana Enríquez

Hay libros que llegan como un flechazo y Un lugar soleado para gente sombría, de Mariana Enríquez, ha sido uno de ellos. Parte del mérito lo tiene un título muy llamativo, al igual que la excelente portada, pero en mi caso, lo que resultó definitivo fue encontrar el comentario elogioso de Kazuo Ishiguro que aparece en la faja del libro:

“El mundo hermoso y a la vez horrible de Mariana Enríquez tal y como se vislumbra en Los peligros de fumar en la cama, es el descubrimiento más emocionante que he hecho en los últimos tiempos”.

Que un escritor de la talla de Ishiguro dijera eso hizo que no lo dudara dos veces, y salí de la librería con este magnífico libro de relatos en mi poder. No solo no me defraudó, sino que superó mis expectativas.

Los doce relatos de Un lugar soleado para gente sombría funcionan como un mecanismo de relojería. Técnicamente, son perfectos, y ahondan en una temática poco común en los escritores contemporáneos: el terror.

Aunque muchos comparan los relatos de Un lugar soleado para gente sombría con los de autores ya clásicos del género como Poe, Maupassant, Stephen King o Lovecraft, por citar algunas influencias, Mariana Enríquez sabe imprimir un estilo propio que los hace únicos.

El terror que aparece en estos relatos ahonda en ciertas presencias fantasmales, a veces monstruosas, pero hay un elemento metafórico en todos ellos que los relaciona con el mundo contemporáneo, y por eso el lector puede encontrar, de forma muy sutil, una despiadada crítica a la sociedad en que vivimos.

De esta forma, los relatos de Un lugar soleado para gente sombría, son una extraña combinación entre el terror y lo cotidiano en los que se teje un hilo invisible que une esa ambigua frontera entre lo real y lo imaginario, donde el horror acecha en distintos lugares y de las formas más inesperadas.

El relato da título al libro, por ejemplo, habla de una periodista que investiga la misteriosa muerte de una joven en un depósito de agua de un hotel de Los Ángeles (que dicho sea de paso, está basado en una noticia real). Lo terrorífico en este caso no es la muerte de la joven, sino que el lector no llega a saber quién y cómo pudo provocar esa muerte.

La trama de los relatos de Un lugar soleado para gente sombría es la siguiente:

Mis muertos tristes: nos sitúa en un barrio marginal de Buenos Aires. Una mujer que vive sola se niega a marcharse de su casa porque es la casa de su madre. Desde el comienzo sabemos que la madre está muerta. Lo sorprendente, en este caso es que la mujer no quiere marcharse porque puede ver y oír a su madre. Y esas visiones no son precisamente agradables, pues la madre se presenta siempre bajo los efectos de la enfermedad que la mató: con gritos y dolor. Descubrimos más tarde que la mujer puede ver otras presencias fantasmales en el barrio, y que no es la única vecina que percibe esas presencias, pero nadie quiere hablar de eso. Es uno de los relatos en los que la crítica social aparece de una manera más notoria, retratando a una sociedad enferma e insensible que niega a sus propios fantasmas.

Los pájaros de la noche: aquí la narradora nos sitúa en la región del Paraná y explora una temática que volverá a usar en otros relatos: la enfermedad y la forma en que esta afecta a un cuerpo, en este caso el de la narradora, que se va pudriendo lentamente. Los pájaros aparecen como una metáfora: las mujeres que desobedecen o que se portan mal se transforman en pájaros. La metáfora apunta hacia el machismo social, en donde lo que se impone es una atmósfera opresiva que sobrecoge al lector.

La desgracia en la cara: un relato excepcional narrado por dos voces distintas, en primera y tercera persona. El relato narra el trauma de una madre de una familia que sufrió una violación en su adolescencia. La hija acabará descubriendo que esa violación no fue necesariamente a manos de un hombre. Lo terrorífico, en este caso, es que tanto la madre como la hija parecen heredar una maldición espeluznante que consiste en que, poco a poco, van perdiendo su rostro, sus rasgos se van difuminando hasta que su cara se queda como una máscara plana, sin ojos, boca, nariz ni orejas. Es una metáfora perturbadora de cómo las mujeres pueden quedar “borradas”.

Julie: quizá uno de los mejores relatos del libro. La narradora es una joven veinteañera que nos relata la historia de su prima Julie, hija de unos tíos que emigraron a Nueva York y que, en el tiempo del relato, vuelven a Argentina. Julie es una muchacha obesa cuya obesidad no le importa lo más mínimo. Julie asegura poder hablar con fantasmas con los que, según ella misma dice, mantiene relaciones sexuales muy placenteras. Julie es un estorbo tanto para los padres, que quieren deshacerse de ella dejándola en casa de sus tíos, como para su familia de Buenos Aires.

Metamorfosis: un relato en el que de nuevo aparece la enfermedad. En esta ocasión, se trata de una mujer cuarentona con un mioma en el útero que debe ser operado. Cuando le practican la operación, la mujer insiste en conservar el mioma en una especie de heladera y, más tarde, se plantea introducir de nuevo el mioma de forma subcutánea en su cuerpo, como si fuese un apéndice o un “tatuaje” que quiere llevar consigo.

Un lugar soleado para gente sombría: una periodista argentina que vive en Estados Unidos y escribe para revistas de temática paranormal le propone a su editor escribir sobre Elisa Lam, que apareció flotando muerta en el depósito de agua de un hotel de Los Ángeles. La historia de Elisa Lam está basada en un caso real, y saber esto hace que el relato adquiera un componente si cabe más terrorífico que el resto. Existen grabaciones de esa chica en el ascensor del hotel, completamente sola y hablando con una presencia invisible. Después de salir del ascensor, sencillamente desapareció, hasta que la encontraron en un depósito de agua sin que nadie supiera jamás cómo pudo haber llegado hasta allí.

Los himnos de las hienas: una pareja de homosexuales va de visita a un pueblo del interior de Argentina. Allí conocemos la existencia de un zoo que se incendió, muriendo todos los animales, salvo unas hienas que consiguieron escapar. La pareja visita una casona abandonada en la que, durante la dictadura de Videla, se torturó a presos políticos. Allí tienen una experiencia nada grata y, cuando logran escapar, a duras penas, la duda que se plantea es saber si esa experiencia ha sido real o una pura alucinación. El final, que termina con una promesa, es bastante sugerente.

Diferentes colores hechos de lágrimas: unas mujeres jóvenes que trabajan en una tienda de ropa de segunda mano van a visitar a un anciano que les quiere vender unos vestidos de su mujer fallecida y unas joyas. El giro sorprendente es que tanto los vestidos como las joyas están sujetos a una especie de maldición de forma que, quien se los pone, sufre heridas horribles, que desaparecen cuando vuelven a quitárselos. Nuevamente hay una sutil crítica a la impunidad de crímenes del pasado en la época de la dictadura argentina y los maltratos domésticos a las mujeres.

Cementerio de heladeras: otro relato extraordinario, en esta ocasión contado por una mujer adulta que relata un incidente ocurrido en su adolescencia, que ocurrió treinta años antes, y en el que tuvo lugar la muerte de un niño que se une a su pandilla debido a los macabros juegos que practican en una vieja fábrica abandonada. Cuando el resto de la pandilla descubre que el otro niño ha muerto, toman una decisión que les pesará por el resto de sus vidas.

Un artista local: este es un relato con clara influencia de Lovecraft, pero no por ello deja de ser originalísimo. Una joven pareja va a pasar unos días a una casa rural. En la localidad se enteran de la existencia de un pintor local con unas pinturas realmente extraordinarias, y deciden ir a visitar al pintor.

Ojos negros: unos trabajadores sociales salen por la noche en una furgoneta para repartir comida en barrios marginales. Durante el reparto, se encontrarán con unas criaturas que parecen niños pero cuya sola mirada ya nos delata el mal. Son niños con ojos sin pupilas, ojos completamente negros. La influencia de Lovecraft aparece nuevamente en este magnífico relato, que cierra el libro de un modo estremecedor.

En Un lugar soleado para gente sombría, Mariana Enríquez nos demuestra que el terror no está tanto en los hechos que se relatan como en la mirada de los narradores y, por supuesto, en la percepción que recibe el lector de esa mirada. Un libro de relatos extraordinario, no solo para los amantes del terror y lo extraordinario, sino para los amantes de la buena literatura.

Un lugar soleado para gente sombría. Mariana Enríquez. Anagrama.

Rate this post

Acerca de Jaime Molina

Licenciado en Informática por la Universidad de Granada. Autor de las novelas cortas El pianista acompañante (2009, premio Rei en Jaume) y El fantasma de John Wayne (2011, premio Castillo- Puche) y las novelas Lejos del cielo (2011, premio Blasco Ibáñez), Una casa respetable (2013, premio Juan Valera), La Fundación 2.1 (2014), Días para morir en el paraíso (2016) y Camino sin señalizar (2022).

Check Also

Retrato de Elsa Morante

La historia, de Elsa Morante: un retrato de Italia durante la Segunda Guerra Mundial

La historia, de Elsa Morante, es una obra monumental que nos sumerge en la tumultuosa …

Deja una respuesta