Delicioso suicidio en grupo, de Arto Paasilinna: el absurdo como salvación

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No todas las novelas que hablan de la muerte son sombrías. Algunas, como Delicioso suicidio en grupo, de Arto Paasilinna, encuentran en el humor la mejor manera de tratar los temas más oscuros. Publicada en 1990, esta obra es un canto a la vida disfrazado de despedida, una sátira feroz sobre la desesperación humana que, lejos de hundirse en el pesimismo, nos recuerda que la tragedia también puede tener un lado absurdo. Con su mezcla de humor negro, ternura y crítica social, Paasilinna convierte el suicidio en el punto de partida de una aventura improbable, donde la muerte es solo una excusa para redescubrir el valor de estar vivos.

La historia comienza con Onni Rellonen, un empresario fracasado que ha decidido poner fin a su vida en una cabaña abandonada. Pero su plan se ve interrumpido cuando encuentra a otro hombre en la misma situación: el coronel retirado Hermanni Kemppainen, quien también ha elegido ese lugar para su suicidio. Tras superar el desconcierto inicial, los dos hombres empiezan a hablar y se dan cuenta de que no están solos en su desesperación. ¿Cuántas personas en Finlandia estarán en la misma situación? ¿Cuántos habrán pensado en quitarse la vida sin saber que otros comparten su angustia?

Así surge una idea insólita: organizar un suicidio colectivo, pero hacerlo bien, sin improvisaciones ni dramatismos innecesarios. Para ello, publican un anuncio en el periódico buscando voluntarios, y en poco tiempo logran reunir a un grupo variopinto de personas que, por distintos motivos, han perdido el sentido de su existencia. Pero lo que comienza como un viaje hacia la muerte pronto se transforma en algo muy diferente: un recorrido en autobús por Finlandia y otros países de Europa donde, poco a poco, estos futuros suicidas van descubriendo nuevas razones para seguir adelante.

La gran ironía de Delicioso suicidio en grupo es que, en su intento de buscar la muerte, sus protagonistas encuentran la vida. El viaje, inicialmente concebido como una ruta final hacia el olvido, se convierte en una exploración de la amistad, la camaradería y las pequeñas alegrías que hacen que el mundo valga la pena. Paasilinna, con su inconfundible estilo ligero y mordaz, nos muestra cómo el deseo de desaparecer muchas veces no es más que el síntoma de un vacío que puede llenarse con nuevas experiencias, con compañía o, simplemente, con un cambio de perspectiva.

La novela no es solo un desfile de situaciones cómicas y absurdas, sino también un retrato de la sociedad finlandesa y, por extensión, de la condición humana. Finlandia, con su clima frío, su aislamiento y su alto índice de suicidios, sirve como telón de fondo para una historia donde la tristeza no es un drama, sino un punto de partida. Los personajes que se suman a la expedición representan distintas caras del desencanto: hay empresarios arruinados, artistas frustrados, ancianos solitarios, mujeres decepcionadas por el amor. Cada uno tiene su propia razón para querer desaparecer, pero en la convivencia del grupo encuentran una complicidad inesperada, una especie de familia improvisada donde la muerte deja de ser el único horizonte.

El humor de Paasilinna es seco, inteligente y sin concesiones. Se ríe de la burocracia, de las convenciones sociales y del propio deseo de morir, pero sin caer en la burla o en la frivolidad. Su mirada es compasiva, y su sátira nunca deja de lado la humanidad de sus personajes. La historia fluye con una naturalidad asombrosa, entre el absurdo y la ternura, hasta llegar a un desenlace que, sin traicionar la premisa inicial, nos deja con una sensación de alivio y esperanza.

Lo que hace que Delicioso suicidio en grupo sea una novela tan especial es su capacidad de abordar un tema tan delicado sin caer en el sentimentalismo ni en la desesperanza. Paasilinna no nos ofrece discursos sobre el sentido de la vida, ni pretende dar lecciones morales. En cambio, nos muestra, con un tono ligero y a veces disparatado, que la vida es un viaje lleno de momentos imprevisibles, y que incluso en el fondo del pozo puede haber una salida inesperada.

En tiempos donde el peso de la existencia parece más abrumador que nunca, esta novela es un recordatorio de que, a veces, la única manera de enfrentarse a la tragedia es reírse de ella. Porque, como bien nos enseña Paasilinna, el humor no solo es una forma de supervivencia, sino también una manera de reconciliarnos con la vida, incluso cuando parece que todo está perdido.

Delicioso suicidio en grupo. Arto Paasilinna. Anagrama.

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Acerca de Jaime Molina

Licenciado en Informática por la Universidad de Granada. Autor de las novelas cortas El pianista acompañante (2009, premio Rei en Jaume) y El fantasma de John Wayne (2011, premio Castillo- Puche) y las novelas Lejos del cielo (2011, premio Blasco Ibáñez), Una casa respetable (2013, premio Juan Valera), La Fundación 2.1 (2014), Días para morir en el paraíso (2016), Camino sin señalizar (2022) y El sicario del Sacromonte (2024).

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