El cielo llora por mí, de Sergio Ramírez: corrupción, poder y justicia.

El cielo llora por mí, obra nacida de la pluma del escritor nicaragüense Sergio Ramírez, publicada en el año 2008, puede definirse como una novela de intrigas y aventuras detectivescas. Aunque el autor ya había hecho una aproximación al género con Castigo divino, El cielo llora por mí supone la primera incursión plena del autor en el ámbito de la novela policiaca, lo que hace todavía más sorprendente la profunda calidad que demuestra.

El cielo llora por mí, una trama policial

El argumento de la novela puede ser resumido en unas pocas palabras, diciendo que en ella se narra la historia de un asesinato que, aparentemente, ha sido cometido en el seno del mundo del narcotráfico. Ahora bien, lo cierto es que la obra puede ser leída desde una óptica más profunda, pudiendo llegarse a la conclusión de que la trama va mucho más allá de lo que a primera vista pudiera parecer.

Argumentalmente, la novela inicia con el jefe nacional de Inteligencia de la Dirección de Investigación de Drogas, el inspector Dolores Morales, acudiendo a la sospechosa aparición de un yate abandonado en el Caribe nicaragüense.

Es allí donde, junto al referido yate, encuentra el cadáver de una mujer, Sheila Marenco. Las únicas pruebas que encuentra para iniciar la investigación son una camiseta manchada de sangre, una maleta un vestido de novia en su interior y con dinero escondido bajo un doble fondo, y un libro, El cantor de tangos, de Tomás Eloy Martínez. A partir de ese momento, el inspector Dolores Morales, junto a Bert Dixon, jefe de Inteligencia en Bluefields, quedan inmersos en la búsqueda de los responsables del crimen.

Los laberintos del poder y la corrupción.

Tal y como decíamos, esta trama no deja de ser, en realidad, una excusa utilizada por el autor para definir los laberintos del poder y sus ramificaciones. Con una profunda ironía y con enorme carga de humor negro, todo ello fruto de la característica habilidad de Sergio Ramírez para la narración, se nos muestran las estructuras de poder nicaragüenses.

Los policías Dolores Morales y Bert Dixon irán cruzándose con diversos personajes y distintas situaciones, que dibujarán al lector un panorama general de la política, la policía y la sociedad de Nicaragua.

La trama de El cielo llora por mí avanza de una manera muy ágil, lo que sumerge al lector en la novela sin ninguna dificultad. Resultan dignos de mención los distintos personajes que conforman una galería de todo tipo de personalidades y clases sociales que enriquecen la historia.

De esta forma, además de los policías que investigan el caso, encontramos a personajes secundarios que tendrán una importancia fundamental, cada uno por diferentes motivos: la Fanny, Doña Sofía, el doctor Cabistán (Giggo), Black Bull o Caupolicán. Todos ellos conforman una madeja que Sergio Ramírez, con absoluta maestría, va hilvanando poco a poco, para disfrute del lector.

El cielo llora por mí, espejo de la vida nicaragüense

Y es que en esta novela se reproduce, no un mundo fantástico, sino la Managua real, la Nicaragua más actual de los primeros años del siglo XXI, con sus calles, habitantes y edificios. Sergio Ramírez hace un retrato despiadado de la sociedad nicaragüense que abarca distintos estratos sociales. Encontraremos a personajes que aprovechan la amistad de políticos y personas de las altas esferas, limpiadoras, policías, antiguos revolucionarios y delincuentes del narcotráfico o el juego ilegal.

El cielo llora por mí es, por tanto, toda una reflexión sobre la mano negra del poder, la intromisión del mismo en las vidas de los ciudadanos y en la actuación de la justicia, la cual tan solo puede funcionar gracias a ciertos hombres honrados.

El estilo narrativo y sus efectos cinematográficos

Estilísticamente, gracias al contenido de la trama, a la ubicación temporal de la misma y a la estructura del libro, puede hablarse de secuencia cinematográfica. Esta es, probablemente, su característica más llamativa.

A esto contribuye también el lenguaje utilizado, pues Ramírez utiliza una lengua directa y cotidiana, un vocabulario propio de la novela detectivesca. El registro elegido permite dotar de claridad, convicción y plausibilidad a la obra, haciéndola perfectamente verídica, lo que incide todavía más en ese carácter de espejo de la sociedad.

No deja de ser sorprendente el hecho de que, frente al estilo barroco y elaborado de las novelas anteriores, Ramírez logre transmitir un ambiente callejero y policial, plenamente humano, como si toda su carrera hubiese escrito novelas de esta clase.

Puede decirse, en definitiva, que la eficacia de la obra (en cuanto a atraer el interés y mantener la atención plena del lector) es absoluta e incuestionable. Trama y estilo se engarzan y se complementan, las acciones se apoyan en los diálogos y el vocabulario define los sucesos a la claridad.

El cielo llora por mí es una obra que difícilmente deja indiferente al que la lee. Supone la entrada directa al mundo policial nicaragüense, la inmersión completa en los laberintos del poder, de la corrupción y del crimen. Pocas veces un autor acierta al cambiar radicalmente de estilo, esta es una de ellas.

El cielo llora por mí. Sergio Ramírez. Alfaguara.

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Acerca de Jaime Molina

Licenciado en Informática por la Universidad de Granada. Autor de las novelas cortas El pianista acompañante (2009, premio Rei en Jaume) y El fantasma de John Wayne (2011, premio Castillo- Puche) y las novelas Lejos del cielo (2011, premio Blasco Ibáñez), Una casa respetable (2013, premio Juan Valera), La Fundación 2.1 (2014), Días para morir en el paraíso (2016) y Camino sin señalizar (2022).

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