El juego de Ripper. Isabel Allende. El crimen visto como un juego

El juego de Ripper. Isabel AllendeCuando me lancé a leer esta novela hacía ya mucho, muchísimo tiempo que no leía nada de Isabel Allende. De esta autora siempre me gustaron, muy en especial, sus primeras obras, de las que siempre se ha dicho que tenían bastante influencia de García Márquez pero que a mí me parecen, sin desmerecer al resto, lo mejor de su producción. De este modo, La casa de los espíritus, Eva Luna o De amor y de sombra, siguen siendo las obras de Isabel Allende que más me gustan. Me sorprendió cuando descubrí, leyendo la contraportada del libro, que El juego de Ripper se trataba de una historia policiaca, algo sin duda muy alejado del estilo y de las temáticas habituales de esta gran escritora. En una entrevista, la autora confesaba con bastante ironía que la novela inicialmente surgió como una idea de su agente literaria para que su marido William C. Gordon, escritor especializado en el género negro y policial, y ella misma, escribieran un libro conjuntamente, pero según su relato, bastó un único día para que ambos mostraran su total desacuerdo en todo lo que afectaba a la novela, discutieran y acabaran cada uno encerrado en su estudio, escribiendo su propia novela.

Desde el punto de vista de un escritor, creo que la experiencia de Isabel Allende debió de ser complicada, por un lado, pues nunca había abordado esta temática ni mostrado interés alguno por los relatos policiales, y por otro, no me cabe duda que debió de divertirse de lo lindo escribiéndola, porque eso es algo que se nota en cada una de sus páginas y llega al lector. El juego de Ripper se convierte, en manos de esta portentosa escritora, en un juego literario muy efectivo y con un resultado magnífico que cumple todas las expectativas del género incluyendo la principal en estos casos: el más simple y puro entretenimiento.

Como suele ocurrir en este tipo de historias, hay un buen número de personajes que, todos a su manera, desempeñan un papel fundamental. Sin embargo, hay dos figuras centrales: Indiana, una sanadora que trabaja en una clínica de terapias alternativas y que está separada, y su hija Amanda, una muchacha de dieciséis años, con una inteligencia muy viva y cuyo padre es inspector de policía.

Amanda dirige a través de internet un juego de rol llamado Ripper, basado en los crímenes de Jack el Destripador. Pero como a Amanda el juego no le parece suficiente y le apasiona el mundo del crimen, empieza a introducir como casos del juego, no los de Jack el Destripador, sino una serie de asesinatos reales que se están produciendo en San Francisco. En relación a esos crímenes sabemos, además del sadismo con que fueron ejecutados, que algunas personas los atribuyen al cumplimiento de una profecía dada por una conocida astróloga, en la que predijo que iba a producirse un baño de sangre en la ciudad. Es así como Amanda se aventura de este modo en un juego en el que la adrenalina se dispara al saber que los crímenes no son simples cartas de un juego de rol. Ella actúa como la maestra del juego que dirige un auténtico equipo de investigación policial online, ayudada por la inestimable información que le proporciona su padre, que es el inspector de policía asignado al caso de los crímenes de San Francisco y que conoce ciertos datos que ayudan a Amanda a continuar en su particular investigación.

Al margen de la trama policial, Isabel Allende nos lleva a conocer la vida de los personajes centrales, sus costumbres, sus miedos, sus decepciones, sus éxitos y sus fracasos personales, laborales y afectivos. En ese sentido, El juego de Ripper no es una novela policial al uso, pues la descripción de estos caracteres es casi tan importante como el resto de la historia. Poco a poco van surgiendo nuevos personajes que se incorporan de una forma natural. Así conocemos al abuelo de Amanda, que además participa con su nieta en su juego online, o a las sucesivas parejas de Indiana, entre las que destacan dos hombres, un ejecutivo y un exmarine, con los que tiene sucesivos altibajos y que tendrán una importancia determinante en la narración.

Puede que para los lectores habituales del género negro, esta novela les resulte floja si la analizan desde una perspectiva puramente policial, pues es cierto que en ocasiones la intriga queda un poco diluida tras la descripción de psicológica de los personajes o de detalles que puedan parecer secundarios o accesorios a los crímenes, pero, al menos en mi caso, eso no supuso ningún inconveniente, y puedo asegurar que disfruté mucho leyéndola. Por otra parte, como es casi inevitable, existen ciertos detalles o guiños de la autora en la que se dejan entrever ciertas rendijas por las que nos asomamos a una parte de sus mundos literarios más habituales, lo que, en mi opinión, enriquece la historia haciéndola, entre otras cosas, mucho más personal, distanciándose un poco de los arquetipos y, al mismo tiempo produciendo una novela de una calidad literaria indiscutible, con gancho, entretenida, interesante, sorprendente y verosímil. ¿Qué más se le puede pedir a un relato policial?

El juego de Ripper. Isabel Allende. Plaza y Janés

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Acerca de Jaime Molina

Licenciado en Informática por la Universidad de Granada. Autor de las novelas cortas El pianista acompañante (2009, premio Rei en Jaume) y El fantasma de John Wayne (2011, premio Castillo- Puche) y las novelas Lejos del cielo (2011, premio Blasco Ibáñez), Una casa respetable (2013, premio Juan Valera), La Fundación 2.1 (2014), Días para morir en el paraíso (2016) y Camino sin señalizar (2022).

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