El libro de la señorita Buncle, de D. E. Stevenson: Un encantador juego de espejos

El libro de la señorita Buncle, de D.E.Stevenson. Reseña de Cicutadry

Son necesarias novelas como El libro de la señorita Buncle. Publicado en 1934 por la escritora escocesa Dorothy Emily Stevenson, tiene en común con las obras de su pariente Robert Louis la amenidad y el encanto. Solo que, al contrario que el gran autor de aventuras, las peripecias que se relatan en los libros de D. E. Stevenson son interiores, íntimas, diríamos que cotidianas, tan cercanas al lector como el calor de una chimenea.

Una escritora dentro de una escritora

Si a alguno de nuestros lectores se le ocurre buscar una fotografía de D. E. Stevenson encontrarán la pura imagen de la mujer angelical, propia de la campiña inglesa. En definitiva, de esas personas que nunca aseguraríamos que se dedican a la literatura, que es como decir que es como que se dedican a engañar a la gente.

Así es también la protagonista de El libro de la señorita Buncle. La discreta Barbara Buncle es una “cuarentona flacucha y sin estilo” que vive en una pequeña localidad, Silverstream, situada en un valle. Tras la Gran Depresión se viven malos tiempos para las personas que viven de sus rentas. La señorita Buncle, acuciada por problemas económicos, decide escribir una novela que pueda procurarle un desahogo monetario con toda la ingenuidad de las primerizas.

Solo tiene un problema: es incapaz de inventar nada. Su imaginación es nula, así que decide retratar la vida de su pequeña localidad situada en un valle, muy muy parecida a Silverstream. Y con la vida de la localidad, la vida más íntima de sus pobladores, de sus vecinos, un retrato tan fiel a la realidad que podría dañar a los propios afectados.

Comienza el juego de los espejos

Naturalmente, la señorita Buncle es ingenua, pero no tonta. Cuando decide enviar su novela a la editorial, oculta su nombre tras el seudónimo de John Smith. Hasta el seudónimo es ingenuo, pero es que toda la novela –y nos estamos refiriendo ahora a El libro de la señorita Buncle– rezuma una presunta ingenuidad que realmente está cargada con pólvora.

D. E Stevenson reviste los primeros capítulos de su novela con esa apariencia inofensiva, que no es más que un excelente recurso literario para disimular lo que poco más tarde le espera al lector.

Así es como la escritora escocesa presenta la novela de la señorita Buncle, en un párrafo de inusitada candidez:

El libro de la señorita Buncle intrigaba al señor Abbot [el editor] tanto como la propia autora. Era un auténtico prodigio de simplicidad y sutileza a un tiempo, o al menos eso lo parcía. Oralmente su autora no se expresaba con mucha corrección, pero escribía bien. Era estrictamente sincera en cuanto decía, casi como si hubiera jurado decir la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad siete días a la semana.

El enemigo en casa

Seguimos con este descriptivo párrafo de El libro de la señorita Buncle para entender el verdadero alcance e intención de la novela:

Vivía una vida solitaria entre todas esas personas guardando en el pecho, bajo llave, un secreto tremendo; iba a todas partes y se mezclaba con ellas como si nunca hubiera roto un plato, pero tomaban buena nota de lo que hacían y decían, después volvía discretamente a casa y lo escribía todo. Ahora querían darle caza como una jauría de perros, pero ignoraban que el zorro estaba entre ellos, delante de sus ojos, disfrazado como uno de ellos.

Efectivamente, como bien explica la inteligente D. E. Stevenson en este pasaje, todo el texto de El libro de la señorita Buncle va a consistir en comprobar el efecto que produce la novela de Barbara Buncle entre sus vecinos cuando comiencen a reconocerse en el espejo. Un espejo muy real, por lo demás.

Un prodigio de psicología

Casi por encima de la amenidad y el encanto, que abundan en sus páginas, El libro de la señorita Buncle destaca, en nuestra opinión, por un sabio manejo de la psicología de los lectores que se acerquen a la obra. Y es que es muy sencillo identificarse, no con los personajes, sino con la situación planteada.

El secreto de una novela tan inteligente como El libro de la señorita Buncle es acercar al lector a una realidad hipotética que puede imaginar fácilmente y que, por suerte, solo tiene que vivirla en la ficción. Es verdad que estamos ante una novela de costumbres, pero muy peculiar: para nada es una costumbre que nos miren con un microscopio y lo vayan pregonando en un libro.

A nadie le gusta que lo espíen, que lo escruten diariamente. Aun menos le gusta que escriban sobre ello. Nos desagradaría que describieran, además, nuestros defectos, lo que los demás ven en nosotros, y que para nosotros pasa desapercibido. Pero lo que ya detestaríamos es que ese retrato en carne viva de nuestra cotidianidad lo leyeran nuestros vecinos.

Un humor muy fino

La consecuencia más inmediata de una situación tan curiosa como es la que plantea El libro de la señorita Buncle es el humor. Como en cualquier comunidad, hay gente para todos los gustos, y en la comunidad de Silverstream hay algunas personas especialmente sensibles a la crítica a la ajena. Son –como entenderán- las que más tienes que ocultar.

La campaña de acoso y derribo contra John Smith contiene momentos hilarantes. Recuérdese que nadie sabe quién es John Smith, ni siquiera se conoce si es mujer u hombre. El repaso pormenorizado, el escrutinio sangrante de cada vecino, sospechosos todos ellos menos los promotores de la caza de brujas, es un fiel retrato de lo que ocurre en la realidad con este tipo de inquisiciones.

Los vecinos – o más bien, determinados vecinos- se sienten víctimas. Piensan que la ridícula situación que ha originado la novela de John Smith es una perversión, un ataque al orden público. Y en esta circunstancia también se halla otra de las cualidades de El libro de la señorita Buncle: cuando se ataca a las personas estúpidas, éstas pretenden poner el mundo del revés.

Para salvarse ellas, atacan a los demás amparadas en un victimismo ridículo a los ojos ajenos. El lector de El libro de la señorita Buncle asiste entusiasmado al despliegue de la estupidez humana en todo su esplendor, con una sutileza que otra escritora menos dotada para la observación que D. E. Stevenson hubiera desembocado en el brochazo gordo. Pero no se preocupen: El libro de la señorita Buncle es una novela ingeniosa, inteligente, amena y encantadora, una de esas obras que uno nunca desea que se acaben.

El libro de la señorita Buncle. D. E. Stevenson. Alba Editorial

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Acerca de José Luis Alvarado

Dijo el sabio griego que nada es comunicable por el arte de la escritura; tras apurar la copa de seca cicuta, su discípulo dilecto lo traicionó y acaso lo perfeccionó transmitiendo por escrito sus irónicos conocimientos.Como antes hiciera Montaigne, pienso que la obra de un autor se prolonga y modifica cada vez que se escribe sobre ella. La memoria, que fue oral y minoritaria, ahora se multiplica con cada palabra que integra y justifica el continuo universo, también llamado la Red.

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