La vida breve, de Juan Carlos Onetti: una trama psicológica entre la realidad y la ficción

Portada de La vida breve, de Juan Carlos Onetti

En el año 1950 Juan Carlos Onetti publicó La vida breve, el primer título en el que aparece Santa María, el espacio imaginario en el que transcurren los hechos y que será uno de esos territorios míticos fundamentales para entender la literatura hispanoamericana.

Entre lo real y lo fantástico

Por encima de todo, hay una cosa que caracteriza a esta novela tan poco convencional de Juan Carlos Onetti: su condición como mediadora entre la corriente realista y la novela fantástica. Escrita en pleno boom del realismo mágico en Hispanoamérica, La vida breve tiene la capacidad de desmarcarse de esta tendencia y optar por un cierto realismo, no exento de elementos fantásticos, que poco tiene que ver con aquello que, a modo de ejemplo, escribían los no menos geniales Borges o Cortázar.

Aunque la novela La vida breve de Juan Carlos Onetti pertenece al género de ficción, su trama psicológica es ineludible. Los personajes que desarrollan su vida en la imaginación del autor tienen tantas facetas devenidas de lo netamente humano, que van atrapando al lector en una enmarañada amalgama de sensaciones en las que de una forma u otra se verá identificado.

Una trama compleja

La trama comienza presentando a Juan María Brausen, que trabaja en una firma publicitaria, cuando su mejor amigo llamado Stein debe escribir un guion cinematográfico, así que Brausen comienza a ayudarle redactando un guion a partir de su propia vida. La necesidad económica es lo que le obliga a aceptar el proyecto, aun a pesar de no ser el más estimulante. No obstante, Brausen no ha tenido en cuenta las condiciones de su propia vida: precarias, compartidas con una mujer que se consume poco a poco en el cáncer.

La vida de Brausen realmente es complicada, pues es despedido de su trabajo y, además, se halla viviendo con una esposa a la que no ama, pero que está enferma y no puede dejar. Una tarde él oye un rumor a través de las paredes de su casa, que lo hace dejar volar su imaginación. El proceso creativo del guion en el que trabaja Brausen tiene como consecuencia la aparición del doctor Díaz Grey, un personaje que Onetti utilizará en varios escritos posteriores.

Acaba de mudarse al lado una prostituta llamada Queca, quien logra meterse en su mente de tal forma, que Brausen se va convirtiendo en un hábil detective, y luego de un tiempo termina introduciéndose en el apartamento de esta seductora mujer.

Estando allí surge un nuevo personaje en la personalidad de Brausen, llamado Arce, quien es un monstruo que planea sus actos deleitándose en la brutalidad. Con el paso de los días Arce intentará asesinar a Queca, lo que dejaría moralmente devastado a Brausen.

La Queca realmente es asesinada por Ernesto, quien pasa a ser realmente el enfoque central de la maldad, por llamarlo de alguna forma en una dimensión real.

En este punto, Arce es el opuesto al doctor Díaz Grey. Representa la perversión, la corrupción, los deseos oscuros y en verdad la inclinación al mal por lo que se convierten en personalidades de contrapeso para Brausen, quien termina siendo afectado por ambos. Díaz Grey representa, en cierta forma, la inocencia, la amabilidad, la bondad, lo inalcanzable para cualquier persona que viva en la ciudad, acosado ante el paso terrible de la modernidad.

Pero en lo que tampoco ha reparado Brausen es en el poder de la capacidad creativa del ser humano, por la que pronto se deja llevar. Tras construir la ciudad de Santa María y a los primeros de sus habitantes como marco en el que transcurrirá el guion que tiene que escribir, Brausen pronto empieza a descubrir que el mundo que ha creado es mucho más rico y profundo de lo que en un primer momento había pensado.

Santa María empieza a comerle terreno a la realidad y ambos planos de existencia comienzan una relación complicada, con préstamos e influencias que van a enmarañar la narración, que abandona toda linealidad para abrirse a una libertad absoluta donde casi cualquier cosa puede ocurrir.

Brausen encuentra rápidamente una vía de escape a una vida desencantada y abrumada por la soledad. Ya no solo se identifica con sus personajes, sino que incluso encuentra en Santa María un alter ego. El viaje por esta nueva realidad sacará a relucir lo más profundo del personaje, una inusitada violencia que es quizá una consecuencia de una vida frustrada y apática.

Considerado como un clásico de la literatura La vida breve ha sido la consagración de Juan Carlos Onetti como autor, dejando huellas significativas en las letras hispánicas, pues a través de los personajes de su novela muestra el análisis de la angustia existencial que todos vivimos.

Un lugar y unos personajes presentes en toda la obra de Onetti.

Brausen crea la ciudad de Santa María y en ella origina más personajes que luego Onetti utiliza en otros libros, así que la maravilla real de La vida breve es la sugerente incitación a descubrir la propia personalidad del lector, en la que hay continuos desdoblamientos, con varios personajes mezclados.

Juan Carlos Onetti nos plantea una obra en la que trata de reflejar la vida misma tal y como él la concebía: como una lucha entre las diferentes personalidades que luchan dentro de nosotros mismos, fantaseando un poco sobre lo que quisiéramos hacer o no, imaginando los futuros posibles, o viajando al pasado para hallar esos recuerdos en los que fuimos víctimas o héroes, dependiendo de quién de nosotros lo cuente.

La realidad en la que cada personaje de Juan Carlos Onetti vive es un país psicológico. Las diferentes personalidades toman parte por turnos, sin que puedan escapar de esa realidad salvo a través de una huida hacia la ficción, en esos pequeños instantes en los que pueden vivir la vida de otros.

Una novela con estructura de cajas chinas

Un autor creando un personaje de novela, que a su vez crea otros personajes en una trama verdaderamente motivante hace que La vida breve sea una obra magistral de la literatura, particularmente porque cada vez que se abre ante el lector, la interpretación que realice de los personajes, y de la obra en sí, será diferente, pues verá una obra cambiante en la que la ficción estará del lado de la realidad.

La complejidad de la obra no es inconveniente para disfrutar de una novela llena de matices que explora en profundidad la psique humana y su relación con la enfermedad, con la creación y con la vida misma. Juan Carlos Onetti, a veces comparado con Faulkner, no tiene reparos en incluirse a sí mismo en una novela que trata de la novela misma, convirtiéndola en una suerte de autobiografía, en un testimonio ineludible y autorreferencial, en varios sentidos.

La vida breve es una lectura sin la cual no se puede explicar la narrativa hispanoamericana de mediados del pasado siglo. Pero es mucho más que eso: es un ensayo sobre los límites de la realidad, la magia de la creación como vía de escape a una vida anodina, y es también un viaje a lo más hondo de las pasiones humanas, en las que la propia identidad se desdibuja peligrosamente.

La vida breve. Juan Carlos Onetti. Debolsillo.

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Acerca de Jaime Molina

Licenciado en Informática por la Universidad de Granada. Autor de las novelas cortas El pianista acompañante (2009, premio Rei en Jaume) y El fantasma de John Wayne (2011, premio Castillo- Puche) y las novelas Lejos del cielo (2011, premio Blasco Ibáñez), Una casa respetable (2013, premio Juan Valera), La Fundación 2.1 (2014), Días para morir en el paraíso (2016) y Camino sin señalizar (2022).

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