«El delator» de Liam O’Flaherty. Razones de traición

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El peso de la culpa es una piedra atada al cuello que amenaza a quien la tiene a sucumbir en cualquier momento. Se han escrito muchos relatos sobre la culpa; El delator (1925) es uno de los mejores, porque en él hay muchos culpables, tantos como personajes principales aparecen en la novela. Liam O’Flaherty (1896-1984) se ocupó de que el lector se encontrara en una encrucijada de desafectos con una narración dura, cruel, intensa, que no suelta al lector desde la primera página, porque lo introduce de repente en un mundo rufianesco de personajes despreciables en un país en guerra, donde todos son lo que parecen, donde no hay engaño porque el mal no admite máscaras en este relato estremecedor.

El delator se puede leer como un buen relato policiaco, aunque no haya policías, sino una mera venganza que se va trasladando por las páginas del libro hasta su impactante final. Nos encontramos en Irlanda, en los tiempos de la guerra, en 1922 o 1923; dos tipos, que han pertenecido a una llamada Organización Revolucionaria, que improbablemente no es el IRA, se encuentran en un bar. Uno de ellos viene huyendo de la justicia, ha vivido emboscado durante un año perseguido por la justicia por el asesinato del secretario del Sindicato Agrario; el otro, Gypo Nolan, es su mejor amigo, un individuo rudo y violento, musculoso, de pocas luces. Han sido expulsados de la Organización porque los han creído conchabados con la policía. El huido sólo puede confiar en su amigo Nolan: quiere volver a la vida normal, está harto de su vida escondida. ¿En el mundo de la clandestinidad existen los amigos? Él cree que sí; Nolan también lo cree, o lo creía, hasta que se da cuenta de que la recompensa que dan por atrapar al huido es lo suficientemente suculenta para sacarlo del apuro en que se ve por su ostracismo. Gypo Nolan será el delator, o mejor dicho, el primer delator de este relato.Se puede pensar en el dolor que supone traicionar a un amigo, pero Liam O’Flaherty es un escritor sin escrúpulos porque vive en un mundo sin escrúpulos: Gypo Nolan delatará a su amigo como quien se aproxima al bar más cercano. Debería comenzar entonces el drama de la culpa, pero no es así: ya se ha dicho que ésta es una novela dura. Gypo es un hombre sin sentimientos porque no se le puede atribuir ningún margen de inteligencia. Ni siquiera habrá un momento de arrepentimiento. Su alegría por conseguir el dinero sucio de la delación le hará ir dejando el rastro baboso del culpable entre pubs y prostíbulos. Sólo sospechará de las pisadas silenciosas en un callejón oscuro, de los portales deshabitados donde puede encontrarse el hombre que termine acusándole. Ha vendido a su mejor amigo por 20 libras y, después de todo, no tiene mucho más de lo que tenía antes: miseria, miseria y nada más que miseria. Seguirá arrojado a una vida donde nadie se apiada por nadie, donde todos los rechazan porque no tiene nada de nada. Es un delator, y también un proscrito.

Y además será sospechoso ante su propia Organización, que quiere saber quién delató e hizo matar a uno de los suyos. Al frente de la Organización estará el comandante Dan Gallagher, una gran creación de Liam O’Flaherty, uno de esos tipos que mandan sobre los demás no sólo porque sea más inteligente que ellos, sino porque además es muy inteligente. Y la inteligencia en este caso no estará reñida con la crueldad: quiere al delator, y lo quiere vivo para matarlo él. Pronto sospechará de Gypo Nolan y buena parte de la novela será un juego de gato listo y ratón atolondrado que no sabe esconder su culpa.

John Ford realizó una extraordinaria película basada en esta novela y quizás sea uno de los mejores retratos que haya podido hacer de Irlanda, una Irlanda de borrachuzos y bocaranes, de animales con aspectos de hombres, una Irlanda que vive una guerra civil y que se despelleja entre ella, unos contra otros, como en las más sucias batallas. Es cierto que se trata de una historia de terroristas, de matones que no saben que son unos asesinos porque ellos creen que matan por unos ideales, pero cuando se lee esta novela se comprende que en el interior del hombre puede anidar la venganza y la crueldad como una forma más de su naturaleza. No hay un solo personaje de esta novela que tenga una mínima catadura moral. La acción se va desarrollando velozmente sobre los propios errores de los personajes, que se ven abocados a un destino miserable de lucha por la supervivencia, una acción que no deja un momento de respiro al lector y que es el mayor logro de esta novela: su fuerte intensidad, genuina, bien estructurada, medida hasta el último suceso, sin que haya un momento en que desfallezca la trama. Es una gran novela El delator, un ejemplo de cómo se puede escribir una novela trepidante y ágil con elementos que parecen sacados de un vertedero.

El delator. Liam O’Flaherty. Libros del Asteroide.

Para conocer más en profundidad la película El delator, de John Ford, basada en esta novela, pueden ver el magnífico debate que José Luis Garci presentó en su programa Cine en Blanco y Negro, en el que se desvelan muchas de las claves de esta apasionante historia: El delator 1, El delator 2, El delator 3 y El delator 4.

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Acerca de José Luis Alvarado

Dijo el sabio griego que nada es comunicable por el arte de la escritura; tras apurar la copa de seca cicuta, su discípulo dilecto lo traicionó y acaso lo perfeccionó transmitiendo por escrito sus irónicos conocimientos.Como antes hiciera Montaigne, pienso que la obra de un autor se prolonga y modifica cada vez que se escribe sobre ella. La memoria, que fue oral y minoritaria, ahora se multiplica con cada palabra que integra y justifica el continuo universo, también llamado la Red.

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