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Pequeño hombre, ¿y ahora qué? es una novela del autor alemán Hans Fallada que podría considerarse como el retrato de una época marcada por la crisis, la pobreza y la incertidumbre. La novela fue escrita en 1931, dos años antes de que Hitler llegara al poder en Alemania. En su momento, cuando la obra salió a la venta, llegó a ser a convertirse en un best-seller, siendo traducida a numerosos idiomas.
Hans Fallada escribió esta obra basándose en el momento histórico de su Alemania natal, a finales de los años 20 del pasado siglo. Al ser una época contemporánea al autor, disponemos de una fuente fidedigna de lo que rodeaba a una nación que se buscaba a sí misma tras la vergüenza de haber perdido la Primera Guerra Mundial.
A lo anterior, se le suma la crisis a nivel mundial, surgida en Estados Unidos en 1929. El desempleo y la precariedad se convirtieron en el padecimiento común de miles de familias que veían mermados todos sus sueños de prosperidad. El reto más grande era poder conseguir un empleo y mantenerlo el máximo tiempo posible, ya que esta era la única manera de alimentar a toda la familia.
El descontento generalizado lo describe a la perfección Hans Fallada mediante la visión de sus personajes, que hacen comprender al lector cómo van surgiendo los movimientos políticos que terminarán chocando en una futura Alemania, liderada por el nacionalsocialismo, en conflicto con el comunismo nacional.
En cuanto a los personajes protagonistas, Pequeño hombre, ¿y ahora qué? cuenta la historia de una joven pareja, Emma Mörschel (“corderita”) y Johannes Pinneberg (“chico”), que no tardan en enamorarse inmersos en un ambiente en el que formar una familia supone una enorme dificultad, dada la situación económica del país germano.
No tarda en quedarse embaraza “corderita”, lo que transforma la situación de la joven pareja en toda una odisea. El trabajo es precario, la sociedad de Berlín (donde se desarrolla la historia) comienza a dejar de lado la solidaridad para volverse depredadora del propio ser humano, compitiendo de manera desesperada por subsistir.
Emma, que en su juventud aboga por el obrero solidario, pese a ser consciente de la atmósfera desalentadora que les rodea no deja de animar a su joven enamorado para que no decaiga en su intento de sacar a su familia adelante.
Tener hijos en la Alemania de finales de los 20 era todo un privilegio. A pesar de las frustraciones de los protagonistas, no les quedará otra perspectiva que plantar sus esperanzas de futuro en el amor entre ambos.
Como reflexión final, diremos que en Pequeño hombre, ¿y ahora qué? resulta necesario identificar a esta novela dentro de la corriente costumbrista, que deriva del Expresionismo que estaba ya latente en el siglo XIX. Todavía se pueden vislumbrar los resquicios de ese movimiento romántico surgido tras la extinta Prusia, a partir la cual se pretendía hallar el sentido de la identidad alemana.
Los años 30 suponen un momento imprescindible para comprender el periodo posterior y el surgimiento de esa identidad germana tan imponente, al mismo tiempo que destructiva. La necesidad por pertenecer a un grupo con una estridente identidad es reflejado en esta obra, a través de personajes secundarios que, mediante diálogos sencillos, van narrando un momento histórico que marcará a gran parte de la humanidad.
El lector no debe esperar un final explosivo o intrigante en la novela. Este vendrá más adelante, en la vida real, que su autor no conocerá hasta después de varios años. Por ello, decide acabar su obra con la misma normalidad con que la comenzó, contando una situación común, de cualquier familia que aún tiene mucho por lo que luchar.
Pequeño hombre, ¿y ahora qué? es el reflejo de la sociedad alemana de los años 30. Toda una joya cuya lectora es muy recomendable.
Pequeño hombre, ¿y ahora qué?. Hans Fallada. Embolsillo
