Pobrecito poeta que era yo, de Roque Dalton: el testamento de un poeta revolucionario.

Portada de Pocrecito poeta que era yo de Roque Dalton

La década de 1970 vio el surgimiento de una obra maestra que hasta el día de hoy cautiva a los lectores más sedientos de historias interesantes: Pobrecito poeta que era yo, de Roque Dalton. Analicemos por qué es una lectura muy recomendable y cómo es capaz de ganarse el interés de los lectores y poner en jaque a sus emociones.

Una novela experimental y censurada.

Pobrecito poeta que era yo es, ante todo, una novela poco convencional: la novela de un poeta. En ella Roque Dalton hace una magnífica combinación entre la ironía y el sarcasmo que utiliza para retratar de una forma casi despiadada a la sociedad salvadoreña de los años setenta.

Como no puede ser de otra forma, dada la época en que fue escrita, Pobrecito poeta que era yo incorpora nuevas formas de escribir y diversas técnicas que la vuelven una obra literaria muy experimental, lo cual la convierte en un verdadero reto para los lectores más intelectuales que desean una novela de niveles avanzados.

Como anécdota, para que los lectores de esta reseña comprendan hasta qué punto la obra de Roque Dalton fue censurada en su país, Pobrecito poeta que era yo tuvo que publicarse en Costa Rica en 1976, un año después de Roque Dalton fuera asesinado por sus propios correligionarios del Ejército Revolucionario del Pueblo.

Ese ignominioso asesinato convirtió a Pobrecito poeta que era yo en una especie de testamento global del autor fallecido. Su publicación coincidió con el homenaje que Casa de las Américas editaba bajo el título de «Para Roque: el turno del ofendido» entre enero y febrero de 1976.

Línea argumental de Pobrecito poeta que era yo.

Roque Dalton nos cuenta en Pobrecito poeta que era yo la vida en El Salvador a través de unos personajes que se debaten en dilemas casi filosóficos.

Su línea argumental se basa en un grupo de poetas que se la pasan toda la vida con reflexiones que rondan su cabeza. Dichos pensamientos circundan sobre su propósito en la vida a favor de su patria. Encontrarán dilemas mentales sobre si deben actuar para luchar por su país o si deberían quedarse en silencio ante la opresión. Una cuestión que desatará diversos conflictos internos en estos grandes pensadores.

Roque Dalton nos presenta en esta novela diversas críticas a los sistemas político y económico que imperaban en El Salvador al momento de escribirse este libro. Esta es una de las razones por las que durante años estuvo en el velo de la censura. Pero su excelencia en contenido lo hizo surgir y consolidarse como un clásico de la literatura centroamericana.

Uno de los personajes que destaca en esta obra es Mario, un poeta alcohólico que vive enamorado de la filosofía. Su formación jesuita entra en conflicto con las ideas de Carlos Marx que ha adoptado, ya que estas últimas ejercen una poderosa influencia en sus decisiones. Mario posee una emotividad autónoma, lo que al final lo lleva a su autodestrucción.

La erudición de Mario para decidirse entre ser un buen cristiano y un furioso revolucionario desatará una ola de emociones en el lector.

Observaciones sobre el estilo de Pobrecito poeta que era yo.

Uno de los elementos que le otorga a Pobrecito poeta que era yo un nivel de dificultad es la existencia de metadiegéticos dentro de la lectura. Es decir, existe una historia narrada en el mismo relato, por lo que el lector tiene el desafío de desentrañar las cadenas de ideas y no perderse en el intento.

La narración contiene citas de acontecimientos de la historia salvadoreña, sobre todo de las revoluciones que han existido en las últimas décadas. Pobrecito poeta que era yo plantea el conflicto moral sobre cuánta intervención en los conflictos debe brindarse a fin de ayudar al pueblo.

La obra está estructurada en un prólogo (los blasfemos en el bar del mediodía) y cinco capítulos en los que en cada uno se centra en determinados personajes: Álvaro y Arturo (un día común); Roberto (conferencia de prensa); todos (el party); Mario (la destrucción); José (la luz del túnel).

A pesar de ser un libro complejo que requiere un esfuerzo adicional, el lector encontrará diversos elementos con los que se identificará: la música, los bailes, el bullicio de las ciudades, hasta los borrachos que gritan en la calle, son tejidos dentro del relato que son localizables en nuestra sociedad actual. Incluso contiene expresiones coloquiales que existen dentro de las diversas variantes del español en el continente americano.

En definitiva, Pobrecito poeta que era yo  es una verdadera inspiración para todas aquellas personas intelectuales que se han preguntado sobre su papel dentro de la sociedad. Encontrarán una motivación para reforzar sus convicciones personales y adquirir mayor compromiso social. El lector tendrá una increíble combinación entre los principios morales y el sentido del deber a favor de la comunidad.

Pobrecito poeta que era yo. Roque Dalton. Ediciones del Sol.

Otras reseñas: Rey del albor. Madrugada

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Acerca de Jaime Molina

Licenciado en Informática por la Universidad de Granada. Autor de las novelas cortas El pianista acompañante (2009, premio Rei en Jaume) y El fantasma de John Wayne (2011, premio Castillo- Puche) y las novelas Lejos del cielo (2011, premio Blasco Ibáñez), Una casa respetable (2013, premio Juan Valera), La Fundación 2.1 (2014), Días para morir en el paraíso (2016) y Camino sin señalizar (2022).

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