Roseanna, de Maj Sjöwall y Per Wahlöö: La primera novela negra escandinava

Roseanna, de Maj Sjöwall y Per Wahlöö. Reseña de Cicutadry

Roseanna fue la primera novela policíaca escandinava, tal y como conocemos ahora este subgénero literario. Publicada en 1965, también fue la primera novela de sus autores, Maj Sjöwall y Per Wahlöö, una pareja cuya producción novelística abarcaría diez novelas policíacas, una por año desde 1965 a 1975, año en que murió Per Wahlöö. A pesar de ser un clásico en Suecia, Roseanna y, en general las novelas de este matrimonio, no han tenido una gran repercusión en los países latinos. Sin embargo, su influencia en la literatura negra de los países nórdicos fue absoluta. Y no solo por su estilo: la propia personalidad de la pareja fue fundamental para dejar huella.

Una curiosa pareja de escritores

No son habituales las novelas policiacas escritas a cuatro manos. Y menos aún escritas por un matrimonio. Pero es que Maj Sjöwall y Per Wahlöö era una pareja distinta. Per Wahlöö había sido periodista de sucesos y fue expulsado de la España franquista en 1956.

Curiosamente, Per Wahlöö comenzaría a escribir novelas políticas ambientadas en la dictadura franquista. Una de ellas terminaría convirtiéndose en una película norteamericana. También escribió dos novelas policiacas hasta el momento que conoció a la que sería su esposa, Maj Sjöwall.

La pareja tenía unas ideas políticas muy claras: eran unos comunistas convencidos. Naturalmente, cuando hablamos de comunismo en Suecia hablamos de un comunismo que no pasaba por la admiración por el régimen soviético, tan mitificado en aquella época. Era un comunismo contestatario, más bien un anti-capitalismo, y esa ideología impregnó desde el primer instante sus novelas negras.

Lo que pretendian Maj Sjöwall y Per Wahlöö era escribir novelas duras y críticas, nada burguesas, pero que atraparan al lector, que fueran fáciles y asequibles. Subyace en ellas una crítica al supuestamente idílico sistema político de Suecia, pero lo que llama la atención de lector es que sus protagonistas, esos investigadores a los que seguimos y admiramos, van en metro o en autobús al trabajo, duermen mal, fuman mucho o se resfrían a menudo.

El policía Martin Beck

Aunque en Roseanna aun no se encuentra claramente esta influencia ideológica, sí aparece en la concepción del personaje principal, el policía Martin Beck. Empecemos diciendo que Martin Beck es un policía, no un detective, adscrito a la Brigada Nacional de Homicidios de Estocolmo. No tiene un alto cargo jerárquico.

La novedad que introducían Maj Sjöwall y Per Wahlöö en la novelística negra europea era la aparición de un investigador absolutamente modesto y humano, muy humano. Su modelo se hallaba en las novelas de Ed McBain y su Brigada 87, pero el matrimonio sueco añadió algunos rasgos característicos. Por lo pronto, Martin Beck tiene una vida privada: un matrimonio que hace aguas, dos hijos, los cuales van creciendo conforme se publican nuevos casos de su padre, y una salud no demasiado buena.

Estos rasgos humanos hacen que las investigaciones dependan del estado de ánimo o de salud del policía protagonista. Y no solo de él: como trabaja en una brigada, también depende de los demás compañeros. Naturalmente, el rasgo más humano es la falibilidad: Martin Beck se equivoca, como cualquier persona. Y sus equivocaciones además pueden tener consecuencias desastrosas. En definitiva, Maj Sjöwall y Per Wahlöö incorporaban con Roseanna una manera de entender el género policiaco absolutamente anti romántico y, en apariencia, muy poco literario. No olvidemos que la novela negra norteamericana, con sus presuntos antihéroes realmente estaba cargando de ficción sus tramas policiacas, cosa que supo ver y aprovechar sagazmente Hollywood.

La importancia de los detalles

El comienzo de Roseanna no deja lugar a la duda: el lector se va a encontrar con una novela narrada con todo detalle. El cuerpo de una joven aparece en un lago de Suecia. Las primeras páginas son un minucioso relato de los trabajos de dragado del lago, de la organización jerárquica del puerto, del tipo de trabajos realizados, hasta de la clase de personas que se detienen a seguir los trabajos accidentalmente.

El cuerpo de la joven presenta evidentes señales de violencia y de un abuso sexual salvaje. Ese cuerpo solo será un cuerpo, sin nombre, sin identidad, durante una buena parte de la novela. Maj Sjöwall y Per Wahlöö aciertan con el título de la obra: el lector intuye que Roseanna es el nombre de la víctima, pero no lo sabrá hasta bien avanzado el libro. Tampoco sabrá su nacionalidad, ni qué hacía en aquel lago, ni dónde pudo ser brutalmente violada.

La importancia de los detalles no solo reside en la minuciosidad de las descripciones. Maj Sjöwall y Per Wahlöö saben que la demora en el avance del caso es fundamental para dotar de verosimilitud su historia. El secreto del triunfo de la literatura negra nórdica está ahí: es verosímil. El lector actual quiere casos reales resueltos por personas reales, aunque sepa perfectamente que todo está inventado. Roseanna se basa, precisamente, en esa fuerte apariencia de realidad: es su gran aportación al género negro.

El conocimiento de las víctimas

Otra gran aportación de Maj Sjöwall y Per Wahlöö fue jugar con los prejuicios del lector, ponerlo en alerta. En el caso de Roseanna, la joven tiene un rasgo de personalidad muy marcado –no diremos cuál para no molestar al lector. Ese rasgo no es bien visto por la sociedad en general. Podríamos decir que Roseanna no es precisamente la hija que cualquier pareja querría tener, aunque tampoco es que haga daño a nadie por ser como es.

Es el juego que se permiten Maj Sjöwall y Per Wahlöö para dotar aún más de verosimilitud a su novela. Roseanna no es ningún angelito, como no lo es nadie. Y la persona que la ha violado tampoco tiene por qué ser un demonio en su vida rutinaria. Estos dos hechos son los que dificultan cualquier investigación de un crimen. Ahora estamos acostumbrados a conocer todos los detalles de un asesinato por la televisión, pero en los años sesenta los crímenes eran cosa de la policía, algo privado, casi secreto.

Una investigación verosímil

Y realmente lo que hay detrás de una investigación criminal es lo que Maj Sjöwall y Per Wahlöö nos enseñan en Roseanna: paciencia y no dejarse arrastrar por el desánimo. El policía Martin Beck y su brigada no son brillantes. Buena parte de la novela vemos que esperan, solo esperan: una noticia, un golpe de suerte, una intuición.

Martin Beck no es Hercules Poirot ni el comisario Maigret. Lo que sabe, lo sabe gracias a la información que les proporcionan otros. Lo que hace depende en buena medida de la suerte. Es un buen policía, sin duda, porque tiene paciencia, porque no se deja derrotar, porque sabe mantener la esperanza después de meses absolutamente en blanco. Y cuando terminamos de leer Roseanna nos quedamos fascinados porque este policía, y esta gran pareja de escritores, nos han atrapado con su sencillez, su estilo limpio y su profunda honradez.

Roseanna. Maj Sjöwall y Per Wahlöö. RBA Libros.

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Acerca de José Luis Alvarado

Dijo el sabio griego que nada es comunicable por el arte de la escritura; tras apurar la copa de seca cicuta, su discípulo dilecto lo traicionó y acaso lo perfeccionó transmitiendo por escrito sus irónicos conocimientos.Como antes hiciera Montaigne, pienso que la obra de un autor se prolonga y modifica cada vez que se escribe sobre ella. La memoria, que fue oral y minoritaria, ahora se multiplica con cada palabra que integra y justifica el continuo universo, también llamado la Red.

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