Poetas de Chile: María Monvel

María Monvel (1899-1936). Chile

Breve reseña biográfica de María Monvel

Ercilia Brito Letelier, más conocida en la literatura como María Monvel, fue una poeta chilena considerada como uno de los grandes talentos literarios de comienzos del siglo XX. Tanto así que la propia Gabriela Mistral la señalaba como “la mejor poetisa de Chile, pero más que eso: una de las grandes de América, próxima a Alfonsina Storni por la riqueza del temperamento, a Juana de Ibarbourou por su espontaneidad.

Poeta, narradora, columnista de diarios y revistas, traductora de Goethe y los sonetos de Shakespeare; María Monvel nació en Iquique en 1899 y se dedicó desde muy joven a la lírica. En sus primeros años publicó poemas en revistas y folletines de provincia, pero no fue hasta 1917 que publicó por primera vez con su nombre en la famosa recopilación de poesía chilena Selva Lírica.

Descrita como una muchacha de un fervor artístico saturado de cristiana sentimentalidad, en su adolescencia María Monvel emigró a Santiago en búsqueda de más y nuevas oportunidades. Fue así como dirigió la revista Para Todos, de editorial Zig-Zag, y contrajo sus segundas nupcias con el escritor, periodista y crítico literario Armando Donoso.

Reconocida por transmitir preocupaciones vitales utilizando un lenguaje transparente, desprovisto de retórica y con un “verso fácil que rebalsa la copa llena de sentimiento, fácil por la plenitud”, según Gabriela Mistral, es posible observar tres periodos estéticos en la poesía de María Monvel: su juventud, su etapa de madre y su búsqueda de una identidad definitiva.

En su vida María Monvel editó siete libros de poesías. Uno de los últimos, publicado en 1934 y titulado Sus mejores poemas, fue una antología preparada por ella misma que abarca diez años de su labor poética. Luego en 1936, con tan sólo 37 años de edad, María Monvel murió tras una larga enfermedad.

Pese a que son pocas las antologías de poesía chilena que la incluyen y su nombre es prácticamente desconocido para las nuevas generaciones, María Monvel figura como una de las máximas exponentes de la poesía femenina que legó el siglo XX.

El poema que comentaremos en este artículo es Versos de amor:

VERSOS DE AMOR

1

Dentro de todo es dulce
vivir como yo vivo
pendiente de tu amor
como un globo cautivo.

Corre el mundo a mis pies,
pero yo no lo siento:
sólo tu amor me agita
como un ligero viento.

Tú de lejos sostienes
tus hilos temblorosos,
yo de lejos te envío
sonrisas y sollozos…


2

Tienes la maldad fría y sutil del veneno,
sabes la muerte lenta que dan los infiernos,
y sabes además que por eso te quiero!

Amargas el brebaje que tienes con los,
echas sal en mi pan y en mi goce echas miedo
y sazonas el filtro del amor porque muero!

Aprendiste a hacer deseables el infierno,
sabes hacer amable la caricia del fuego
y sabes el secreto de hacer mi amor eterno!

Conoces la manera de ceder al deseo
para que sus raíces no perezcan sin riesgo
y eternizar el río sediento de mis besos!

3

Tu letra es como tú, firme, ruda, sincera;
tu letra es cruel y mala.
Te amas más en tu letra que no ha temblado nunca
que en la vanidad fría de tu carta.

Te amo, y aborrezco tus cartas y tu letra,
la letra con que escribes tan hondo amor de mi alma.


4

Copa de cristal pulido
bebo, bebo y no me embriago,
con sabor a corazón
y sabor divino a labios.

Bacante soy de una orgía
deliciosa y no me exalto.
Ruedan abiertas las rosas
sobre mi corpiño intacto
y yo bebo y bebo más
el licor que sabe a labios.

Maravilloso licor
del que ya he bebido tanto
sin que se alteren mis venas,
sin que en mi mente haga estragos.

Centellea, como dos
ojos negros en mi vaso,
prende infinitas antorchas
en mi corazón helado
y arrastra mi pensamiento
hacia caminos fantásticos.

Bebo, y no estoy ebria no,
Muerdo el cristal de mi vaso
y hago trizas los espejos
que miran y estoy mirando

Me sumerjo en mi licor
como en olas de cobalto
y aunque bebo, no me estalla
roto el cerebro en pedazos…

Disuelvo mi pensamiento,
licor con sabor a labios
y en tus olas de emoción
toda la voluntad deshago.

Centellar de ojos ardientes,
aunque muero, no me embriago,
y aunque he disuelto mi vida
en la copa de tu labios!

5

Junto a mi vera un camino,
y aquí tranquilos mis pies
y no me llevan consigo!.

Me incita a mi lado el mar
y un barco a la vela presto
y no me voy a viajar.

Me consumo deseando,
y tu boca guarnecida
de besos, aquí a mi lado!…

Pero entre mi alma y tu alma
hay una pared muy alta…
Tú sabes cómo se llama!

6

Ya nada más. Miro borrosos
los negros días del pasado.
De tu semblante tan amado
no queda un rasgo tembloroso.

Tu nombre no turba el reposo
de mi corazón fatigado
de haberte tanto y tanto amando
con amor hondo y silencioso.

Libre de fiebre al fin me siento
Mi corazón libre camina
endeble, pero indiferente,
y es la vida espejo pulido
donde contemplo consumido
mi rostro convaleciente.

7

Mi corazón acoge al amor sin reserva.
Le acaricia los rizos con blandura inefable
porque le sabe niño, porque le sabe amable
y porque aquella cruel juventud le recuerda…

Mi corazón le acoge con pausa dulce y fría.
Besa sus labios dulces sin temblar, y le deja
jugar con el carcaj y la saeta vieja
apuntando en el blanco de mi alma vacía.

Pobre amor!, pobre niño! . Mi rencor no te alcanza,
pero no hace surgir la más leve esperanza
el murmullo que siempre derramas en el oído.

Mi corazón repudia tus besos inocentes,
y aunque mis manos buenas te acaricien clementes,
ya no eres para mí sino un sueño perdido.

8

Te odio. Lo digo con la unción enorme
con que te dije te amo.
Pasaste de un extremo al otro extremo,
sin transición, de un salto.
Ayer no más te amé y hoy te aborrezco
y apenas he cambiado.
Siempre sueño contigo por las noches
con hondo sobresalto.
Siempre y sin darme cuenta, me detengo
muda, ante tu retrato.
Siempre que miro un árbol en las tardes
es que te estoy mirando,
Siempre que no respondo a una pregunta
es que en ti me distraigo,
y siempre que se nubla en mi vida
y que quiero morir, estoy pensando
en aquel roce silencioso y último
de tu mano y mi mano…
Todo es igual, pero antes amor era
y ahora es odio en cambio.


9

Tienes la frialdad horrible de una estatua,
de una estatua de piedra en un jardín dormido.
En vano echo a tu cuello las dos serpientes blancas
de mis dos brazos blancos; nada puedo contigo!

Me tienta el espejismo de tus ojos de acero
y me doblo ante el frío rayo de su mirada.
Si levanto la voz, en sus focos de oro
como un collar de vidrio se quiebran mis palabras.

Pecho de hierro donde se golpean mis puños
hasta sangrar… Te amo, y me muero de anhelo.
Yo no soy sino el hilo de un deseo que asciende
de un amor a tus pies como nudo deshecho!


10

En tus ojos profundos
está todo mi mundo.

Allí está mi secreto
en tus ojos sujeto…

Busca en ti y no en mí y hallarás
el por qué nunca hallé, dicha, paz.

11

Porque me quieres me torturas
y ya eras dueño de mis días
y siempre habrán mis alegrías
de entremezclarse de amarguras.

Porque me quieres, no venturas,
sino dolor, melancolías.
Porque me quieres, nunca mías
la tarde azul, las muchas puras…

Porque me quieres me atormentas.
Porque me quieres, con violentas
y crueles manos, hieres, hieres.

Porque me quieres, va muriendo
presa de vértigo tremendo
mi corazón, porque me quieres!.

12

Cuando es muy dura para mi la vida,
te miro entras por esa puerta abierta
y es la visión tan nítida y tan cierta
que hago mía otra vez la dicha ida.

Tiembla mi mano de la tuya asida,
se alza de nuevo mi esperanza yerta
y revive en tu amor mi vida muerta
a todos los halagos de la vida…

Otra vez vivo y otra vez me muero
cuando mi boca estrechas con tu cabo
en cruel y pasajera fantasía
para desvanecerte tan ligero,
que despierta otra vez, mi mano toca
la puerta a que no llegas todavía!

13

Amor que te niegas, espera aun, espera,
soy joven todavía.
No cruces a mi lado sin detener el paso,
soy joven todavía!

Ni una arruga me cruza la frente melancólica
sin tu caricia fría.
Entre mis manos frágiles tu angustia y tu deseo
cabrían, sí, cabrían.
y si acaso las mueves, mi mano aguda y pálida
sé que se prestaría
a la caricia tímida o a la caricia cruel
que tú le enseñarías.
Mientras los animaste, en mis pupilas jóvenes
la dicha sonreía.
No supe de otros goces ni de otro dolor supe
que el que de ti venía.

Sólo de amor lloré, sólo de amor sufrí,
sólo de amor reía.
Tú que mi vida fuiste, nunca pensé, oh ingrato,
que me abandonarías!
Invéntame torturas, pruébame en mil fatigas,
todo lo sufriría
porque de nuevo amor, se abrase en tu calor
esta mi vida fría …

Amor que te me niegas, espera aun, espera,
espera todavía !

Hablando de la forma y la métrica, el poema Versos de amor es un poema de 13 secciones con diferente número de estrofas. Estas, asimismo, no tienen un número específico de versos, lo cual vuelve al poema difícil de leer y con una métrica enrevesada. 

A medida que avanza el poema, las secciones crecen en cantidad de estrofas y versos, lo que significa, desde cierto punto de vista, la intensidad que va ganando el poema a medida que este avanza.

En cuanto al esquema de rimas, pueden leerse ciertas partes donde las sílabas cumplen con este esquema, aunque no a rajatabla. Por ejemplo, en la segunda estrofa de la sección n°1 puede verse que el segundo verso -pero yo no lo siento- rima con el cuarto verso -como un ligero viento-, aunque su cantidad de sílabas difiere.

En otras secciones, la rima suele darse en párrafos diferentes, sobre todo en aquellos que solo contienen tres versos. Gracias a esto, el poema gana en velocidad rítmica y logra cohesionarse de mejor manera.

Contenido de Versos de amor

Sin lugar a dudas, el nombre del poema explica a ciencia cierta de qué va el contenido. Básicamente, Versos de amor es una poesía romántica que hace referencia a los sentimientos de su autora. 

Sin duda alguna, esta poesía describe, en primera instancia, al objeto amoroso de la poeta, sus intereses y formas de comportamiento, siempre desde el punto de vista de la autora. 

El poema, en toda su integridad, es una expresión interior de las emociones de la poetisa respecto a lo que siente, pero, a la vez, es una descripción de sus acciones derivadas de sus sentimientos. 

La poetisa hace una referencia directa al «objeto» de su amor, le habla directamente, como puede observarse en la sección n°8, en la cual solo existe un párrafo. Los 20 versos incesantes aparecen y arremeten contra el ser amado. Es la parte más intensa del poema. Versos como -Todo es igual, pero antes era amor- y -y ahora es medio en cambio-, expresan lo mencionado anteriormente. 

Estilo de Versos de amor

El estilo de Versos de amor sigue una tendencia bastante común a comienzos del siglo XX, un estilo introspectivo y reflexivo que deriva del romanticismo del siglo anterior. 

La utilización excesiva y marcada de los adjetivos dota a este poema de una calidad exuberante y sobrecargada, muy típico de la época, en la cual la poesía miraba con ojos nostálgicos la Belle Époque de París de finales de siglo. 

La poesía de poetas posteriores como Pablo Neruda se alimenta de este estilo, con versos expresivos, pesados y enigmáticos. No por nada, el mundo del arte se hallaba en una época expresionista, en la cual la exacerbación de las emociones era la piedra angular. 

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Acerca de Jaime Molina

Licenciado en Informática por la Universidad de Granada. Autor de las novelas cortas El pianista acompañante (2009, premio Rei en Jaume) y El fantasma de John Wayne (2011, premio Castillo- Puche) y las novelas Lejos del cielo (2011, premio Blasco Ibáñez), Una casa respetable (2013, premio Juan Valera), La Fundación 2.1 (2014), Días para morir en el paraíso (2016) y Camino sin señalizar (2022).

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