Volver a dónde, el nuevo libro de Antonio Muñoz Molina, presenta una mirada lúcida, certera y estimulante sobre la España actual. Se centra en la memoria íntima de una familia durante los últimos cien años hasta llegar al año 2020, cuando la pandemia dio un giro espectacular a la forma de entender la vida.
Hace ya mucho tiempo que Antonio Muñoz Molina no se prodiga con la narrativa de ficción. Desde Ventanas de Manhattan, en donde nos narra sus impresiones de Nueva York tras el ataque del 11-S hasta este magnífico Volver a dónde, Antonio Muñoz Molina ha dedicado buena parte de sus obras a indagar en sus propios recuerdos, haciendo una lectura nostálgica de su propia experiencia vital.
En Volver a dónde, Antonio Muñoz Molina continúa indagando por ese camino nostálgico que conduce a determinados recuerdos familiares, su vida en la ciudad de Úbeda, etc. Lo que hace diferente a este libro, a mi entender, es que, además de esa nostalgia hay un deje de tristeza, de melancolía, que impregna todas las páginas, algo a lo que contribuye el eje sobre el que gira la obra, que es el confinamiento provocado por la pandemia de 2020 y el periodo inmediatamente posterior al que se bautizó como nueva normalidad.
También me ha parecido encontrar ciertos paralelismos entre Volver a dónde y Todo lo que era sólido, en el sentido de que, además de esa nostalgia por el pasado y esa tristeza por el presente hay una inevitable incertidumbre por el futuro, algo que ya orbita desde el propio título de esta especie de diario o libro íntimo en el que Antonio Muñoz Molina nos muestra, como pocas veces, el contenido de su alma.
Con una belleza sobrecogedora y una permanente reflexión sobre la temporalidad, la vida efímera y la construcción de los recuerdos, Volver a dónde se convierte en un fino y necesario testimonio para comprender esta época absolutamente extraordinaria, así como la responsabilidad generacional que adquirimos frente a la humanidad que viene.
Argumento de Volver a dónde.
A modo de sinopsis, empezaremos diciendo que la historia se ubica en Madrid, en el año 2020. El narrador, como el país entero, ha pasado tres meses de confinamiento y se ve obligado a reincorporarse a la bautizada como nueva normalidad. Su balcón se ha transformado en un observatorio inmejorable para escudriñar y conocer cómo ha cambiado la ciudad en la que vive.
Entre las novedades a las que debe enfrentarse, figuran la muerte de sus amigos de la infancia y las reacciones de un mundo sacudido por una realidad inesperada. Sus recuerdos son el consuelo, mientras que la reflexión sobre la actualidad se convierte en su manera de mantenerse erguido en la existencia.
Como pálpito general en estas reflexiones, el protagonista se pregunta si en realidad deseamos volver al mundo previo al COVID o si pretendemos impulsar algo mejor, más sociable, solidario y humano.
Su texto se construye en tres planos temporales. Por un lado, el diario escrito durante el confinamiento, en el que se aprecian claramente la preocupación y el miedo por el porvenir que laten en quien lo escribe. Algunos meses después, la incertidumbre se convierte en el ingrediente capital del personaje: no solo por lo que pueda ocurrirle a él personalmente y a todos en general; también por no ser capaz de saber si lo que ha hecho ha sido correcto o incorrecto. El último nivel nos llevará de una forma introspectiva al pasado de Muñoz Molina. De hecho, rememora sus recuerdos de la infancia y el pretérito de sus padres y su tío. Su propósito es dar voz a esos recuerdos para preservarlos del olvido.
Fiel a su actual tendencia de fijarse en las cosas más pequeñas del entorno, así como en la humanidad y la riqueza de los seres humanos, el escritor jienense vuelca en Volver a dónde su incuestionable capacidad para crear personajes maravillosos. A través de la narración, según reconoce, es capaz de experimentar sensaciones formidables y de transmitirlas a muchos de sus seguidores.
Por qué leer Volver a dónde.
Volver a dónde es uno de esos libros que aseguran una lectura reconfortante e inspiradora a la vez. A través de ella, Muñoz Molina ha sido capaz de plasmar su testimonio sobre el presente con un enfoque cívico.
Con ciertas pinceladas autobiográficas, o al menos basadas en su singularidad más personal, Muñoz Molina es capaz de contrastar la España rural, recóndita y campesina de la década de los treinta con la urbana y mucho más modernizada de hoy. En este análisis, incorpora la influencia arrasadora de la globalización y no deja de preguntarse por los motivos y las razones que nos llevan a todos a estar ahora aquí.
Antonio Muñoz Molina es uno de los pocos intelectuales que quedan en España. Además de ser un escritor magnífico, hay un rasgo que lo distingue: su honestidad. Pocos son los que se atreven a poner el dedo en la llaga de la forma en que lo hace este autor. Y muchos menos son los que son capaces de hacerlo con un estilo impecable, sin exabruptos, sin proferir ni un solo insulto.
Esa mirada lúcida e incisiva, apasionada pero calmada, lo convierten, desde mi punto de vista, en un referente, en una de las pocas voces dentro del graderío mediático e intolerante en que se está convirtiendo la sociedad. Además del placer que ocasiona su lectura, este libro lanza una serie de mensajes que se pueden resumir en una pregunta: ¿qué tipo de sociedad aspiramos ser? O dicho de otra forma: ¿es este el mundo en el que queremos vivir?
Su estilo es, como acostumbra el ganador del Premio Príncipe Asturias de las Letras 2013, minucioso, delicado, preciso y rico en matices y elegancia. Con el hilo conductor de la nostalgia, la lectura de Volver a dónde nos acompaña por un recorrido certero y revelador hacia nuestro futuro personal y al de la humanidad en su conjunto. Es un libro inolvidable, en todo caso, capaz de dejar una profunda huella en cualquier alma lectora.
Volver a dónde. Antonio Muñoz Molina. Seix Barral.