A pesar de ser un autor consagrado y haberse coronado como el escritor norteamericano que más novelas ha vendido en vida, los críticos continúan mirando a Stephen King con una suerte de desprecio elitista. Primeras espadas de la crítica literaria, como el siempre polémico Harold Bloom, han criticado con saña cada premio y reconocimiento que se ha concedido a King en las últimas décadas. Para Bloom, reconocer a Stephen King como un escritor de primera fila supone un paso más en el desprestigio de la literatura norteamericana. Esta es solo una muestra de la tendencia de una parte de la crítica a despreciar por sistema a cualquier autor capaz de vender millones de ejemplares de sus obras. En muchos casos, el desprecio está más que justificado. En el caso de Stephen King, sin embargo, no lo está.
¿Por qué Stephen King merece ser respetado como escritor?
Para cualquier crítico de literatura la reseña de un escritor debería partir de un punto de vista imparcial. Si lo que se valora es la calidad literaria de una obra, no deberían tenerse en cuenta factores externos tales como la personalidad del autor, su ideología o el dinero que ha ganado comercializando su trabajo. En el caso de Stephen King, el mayor obstáculo al que ha tenido que enfrentarse ha sido haber escogido el campo del terror como su espacio de trabajo. Lo reconozcan o no, la mayor parte de los críticos literarios sienten un profundo desprecio hacia el género de terror, al que consideran un campo de segundo fila ocupado solo por escritores de escaso talento incapaces de enganchar al lector con recursos literarios elevados. Un género para adolescentes, representado por novelas de bolsillo de lectura rápida y olvido fácil. Este es el prisma con el que la crítica, con Harold Bloom a la cabeza, ha mirado la obra de Stephen King.
Sin embargo, basta con acercarse a la obra de este escritor con mente abierta para darse cuenta de que muchas de sus novelas son auténticos tesoros de la narrativa norteamericana contemporánea. Pongamos por ejemplo dos de sus trabajos más ambiciosos: It y Apocalipsis. Ambas novelas, de más de mil páginas de extensión, son un maravilloso mosaico de personajes que, como pequeñas teselas, componen un magnífico panorama de la sociedad estadounidense del siglo XX. Stephen King es además un maestro indiscutible en el arte del relato corto, comparable en el mundo de las letras hispanas con Julio Cortázar.
Por desgracia, un cúmulo de circunstancias ha hecho que parte de la comunidad académica desprecie la obra de Stephen King. Y uno de los principales culpables ha sido el propio escritor y la forma en la que ha gestionado la comercialización de sus obras y, ante todo, la adaptación al cine y la televisión de muchas de sus novelas y relatos.
El tiempo dirá si Stephen King merece formar parte del canon de la literatura occidental o si, por el contrario, desaparece en las brumas del olvido como tantos otros escritores mediocres hoy apenas recordados.